MADRID.- Juan Carlos Monedero ha demostrado no tener pelos en la lengua a la hora de marcar a Podemos los pasos a seguir. No los tuvo antes de dimitir de su cargo en la dirección del partido, hace ya seis semanas, y no los tiene en el momento en que una veintena de dirigentes, entre ellos Pablo Echenique, firman un documento demandando la apertura del partido y el estudio de una fórmula para confluir con otras fuerzas que permita expulsar de La Moncloa al PP de Mariano Rajoy en las generales de finales de año.

"El documento va en sintonía con lo que llevo año y medio discutiendo con Pablo Iglesias", asegura a Público el exnúmero tres del partido, que resta importancia al texto. "Tiene relevancia en la medida en que alguien quiere presentarlo como un documento ajeno a lo que piensa Podemos de sí mismo", apunta.

Monedero rechaza que este manifiesto pruebe la existencia de una corriente interna crítica con la estrategia de la dirección, porque cree que este es precisamente el momento en el que su partido debe hacerse todas las preguntas y abrir todos los debates: "El derecho a decidir, la renta básica, las relaciones de Podemos con los sindicatos y el mundo del trabajo, el proceso constituyente..."."No podemos ir a noviembre sin un debate en el seno de Podemos sobre cómo hacerlo", reconoce, antes de echar un capote a la dirección del partido y defender que en cualquier caso deben mantener su nombre y su marca, "porque hay gente que quiere votar a Podemos", y porque considera innegable que su partido es "la fuerza que ha posibilitado el cambio".

Por eso llama a estudiar una fórmula sobre la que asegura no haber conversado con la dirección, y que se soportaría sobre nombres como Ahora-Podemos o Podemos- Somos mayoría, que permitirían al partido mantener sus siglas "sin fragmentar la posibilidad de cambio que es Podemos", y a la vez hacer que otras fuerzas renovadoras puedan "sentirse cómodas". "La única línea roja es la que está marcada en la configuración de Podemos en Vistalegre", advierte, aunque saca pecho porque en su formación "nunca ha habido cortapisas para discutir".

El exsecretario de Proceso Constituyente y Programa apela así a la "generosidad" de su partido para articular el cambio, para "dialogar con gente que lo persigue pero quiere hacerlo desde otros lugares", renunciando a la "fracasada" fórmula de las sopas de siglas, aparcando las tradicionales lógicas de izquierda y derecha, y contando con líderes de movimientos sociales y partidos que sean claramente identificables con esta idea de cambio.

Garzón y la "herencia envenenada"
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El candidato de IU a La Moncloa, Alberto Garzón, se ha mostrado a favor de confluir con el partido de Pablo Iglesias en reiteradas ocasiones, aunque hasta la fecha sólo ha cosechado negativas por parte de Podemos.

Preguntado por si el diputado de IU está entre las personas a las que Podemos quiere introducir bajo su paraguas-por usar el término de la dirección- para trabajar por el cambio político, Monedero responde que el candidato de IU a las generales sí representa el cambioe, pero "le ocurre como a esas familias pobres que no pueden pagar los impuestos para aceptar una herencia. Y Alberto ha recibido una herencia envenenada", apostilla el profesor de Ciencia Política, que sí reconoce a Izquierda Unida que durante años ha "mantenido la bandera de la dignidad y la democracia".

Ciudadanos, "marca blanca del régimen del 78"
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El politólogo reserva sus dardos habituales para PP y PSOE, y muy especialmente para Ciudadanos. Si hace unos meses Podemos se refería a la fuerza de Albert Rivera como la marca blanca del PP, hoy Monedero sube el tono hasta denominarla "marca blanca del régimen del 78".

"Ha votado al PSOE en el lugar donde es más responsable de la corrupción y el atraso, y ha votado al PP donde este es responsable de la máxima corrupción", razona."El PSOE andaluz que acepta 70 propuestas de Ciudadanos antes que tres de Podemos, quizás porque las de Podemos iban en serio y las de Ciudadanos son mentiras", carga.

"Han usado la muletilla del cambio para ser muleta de los partidos que mejor representan lo que en este año y medio hemos llamado casta", apostilla, convencido de que con los pactos tras las autonómicas y municipales "se han retratado" todas las fuerzas políticas, apenas unos meses antes de la batalla electoral decisiva para su partido, la cita con las urnas en las que echarán el resto, y en las que quieren darle el golpe definitivo al bipartidismo, ya herido tras las elecciones del 24 de mayo.