Este artículo se publicó hace 13 años.
La Junta Electoral prohíbe las protestas el sábado y el domingo
La decisión se toma por una diferencia de un voto. Dice que no se puede ni pedir el voto, ni invitar a excluir candidaturas tras terminar la campaña
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MADRID.- La Junta Electoral Central decidió anoche prohibir todas las "concentraciones y reuniones" que convoque el Movimiento 15-M el sábado y el domingo, día de las elecciones municipales y autonómicas. Pese a ello, los manifestantes siguieron gritando su indignación y sus portavoces, en una reacción de urgencia, insistían en mantener al menos el campamento en la Puerta del Sol. (CONSULTA EL DOCUMENTO DE LA JUNTA ELECTORAL).
La resolución fue adoptada por cinco votos frente a cuatro. La mayoría esgrime que entre los límites al derecho de reunión en campaña electoral figura "la petición de emisión de voto a favor de candidaturas, así como la invitación a excluir a cualquiera de esas candidaturas".
La solicitud de autorización presentada ante la Delegación de Gobierno decía que la marcha tenía como objetivo principal "no la captación de sufragios, sino el de hacer una llamada al ejercicio del voto responsable".
Por una ajustada mayoría, la Junta ha entendido que esa llamada al voto responsable "es un comportamiento no acorde a las previsiones de la Ley Electoral y excede el derecho de manifestación garantizado constitucionalmente".
Juan Cobo, portavoz de #acampadasol, declaró que "la manifestación del sábado no está convocada y que seguirán asentados durante sábado y domingo como hasta ahora", algo que ha ratificado otra portavoz, Lidia, informa Héctor Juanatey. "La Asamblea no ha convocado una manifestación, esa es la frase", ha dicho. Pablo, otro portavoz, ha manifestado que se mantendrán "amparados en el derecho a reunión pacífica y sin armas".
Por la tarde, el pleno de la Junta Electoral Provincial de Madrid había avalado, con un voto particular, la decisión tomada por su presidente el día anterior de no autorizar la manifestaciones de los últimos días. Resultó inútil. Desde hace tres días, la Puerta del Sol era un hervidero. Hasta el Constitucional
La decisión de la Junta Electoral Central puede ser recurrida hasta llegar al Tribunal Constitucional, que nunca ha tenido que pronunciarse por una movilización semejante en plena campaña electoral. Su jurisprudencia más reciente se produjo en noviembre de 2010. Avaló una manifestación que conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, que coincidía con la jornada de reflexión. El argumento principal es que de otro modo "llegaríamos al absurdo de admitir la prohibición de toda reunión o manifestación por el simple hecho de serlo y coincidir con la jornada previa" a los comicios.
Un año antes autorizó una manifestación del Sindicato de Estudiantes en Catalunya a favor de la escuela pública y otra de los Mossos d'Esquadra, como adelantó ayer Público. Esta última señalaba que "sólo en casos muy extremos" puede un mensaje tener "capacidad suficiente para forzar o desviar la voluntad de los electores". El acto sólo se podría prohibir cuando su finalidad sea la captación de votos, lo que en el caso de la Puerta del Sol no parece ocurrir.
Fue la insistencia de los indignados en su actitud pacífica la que mostró ayer el camino a seguir al Ministerio del Interior. Ante la escasa actuación policial del miércoles, los manifestantes respondieron con civismo, así que el jueves ya habían desaparecido los filtros de acceso a la Puerta del Sol. Además, la advertencia que en esos controles habían hecho los agentes acerca de que la concentración no estaba autorizada también se había revelado inútil.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya había dado por la mañana la pista de por dónde iría la actuación de los agentes. "La Policía busca resolver problemas y no crear más", dijo, para disgusto de algunos medios. La Policía actuaría "con profesionalidad y con pleno ajuste a la legalidad vigente", añadió el número dos de Interior, Antonio Camacho. La ley sólo alude a la actuación de las Fuerzas de Seguridad en el caso de que se produzcan altercados. Por la tarde, la megafonía de la organización repetía cada poco consignas invitando a no consumir alcohol y cuidar el mobiliario público. "No es un botellón, es la revolución", coreaban los indignados.
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