Este miércoles he escrito en CTXT una pieza sobre José Antonio Kast. Los nazis están de vuelta y hay que ponerles la matrícula. Sobre todo a los que tienen poder. Aquí van algunos spoilers. 

Los seguidores españoles de La Base conocéis a los nazis de aquí. Abascal, Olona, Álvarez de Toledo o Ayuso... Todo el mundo sabe quién es Trump y Bolsonaro, que muy pronto dejará de ser presidente. Aun así,  la ultraderecha ha demostrado estar muy fuerte en Brasil. En Europa estos días se habla mucho de Meloni, jefa del partido que fundaron los seguidores de Mussolini.  Además de Le Pen y  Viktor Orban, que son de sobra conocidos. Pero quizá fuera de Chile no se sabe mucho de Kast.

José Antonio Kast admira a Trump, además es amigo de Bolsonaro y de Abascal. Básicamente es un nazi que, a su vez, es hijo de un nazi. Su padre militó en el partido nazi alemán y en las juventudes hitlerianas y, como otros de su calaña, se fue a Chile. Cuando la derecha chilena pidió a sus militares que dieran el golpe contra Allende que llevó a Pinochet al poder, la familia de Kast prosperó mucho.

El dictador nombró a uno de los hijos del nazi ministro y después presidente del Banco Central. Pero los Kast, a parte de ocupar cargos tanto en la dictadura como en la democracia, también participaron en la represión. Una investigación de 2015 reveló el papel de los Kast en la trama civil que apoyó la represión y los asesinatos del pinochetismo. Los camiones de esta familia jugaron un siniestro papel en la represión en la zona de Paine, donde fueron exterminadas las familias campesinas que apoyaron a la Unidad Popular.

José Antonio Kast, como buen ultraderechista, ha sido investigado por cohecho, fraude fiscal y financiación ilegal de su partido. Como buen patriota tiene o ha tenido sociedades en Panamá para no pagar impuestos. Es también conocido por haber protegido a torturadores y represores de la dictadura encarcelados...
Y este tipo estuvo cerca de ser presidente de Chile. A los nazis hay que ponerles la matrícula.