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Joaquim Bosch: "La democracia española tiene insuficiencias evidentes"

El magistrado Joaquim Bosch durante la entrevista con Ana Pardo de Vera, directora corporativa y de relaciones institucionales de 'Público'.
El magistrado Joaquim Bosch durante la entrevista con Ana Pardo de Vera, directora corporativa y de relaciones institucionales de 'Público'. Público TV

El magistrado Joaquim Bosch, siempre atento a los vaivenes de nuestras democracias, publica un ensayo con un título, cuando menos, inquietante: Jaque a la democracia. España ante la amenaza de la deriva autoritaria mundial (Ariel).

Es inevitable dar la razón al juez Bosch: hay un ascenso, influencia y una consolidación muy preocupante de los autoritarismos de extrema derecha, en Europa, en EEUU, en América Latina, en Israel con su genocidio del pueblo palestino, Rusia... En esta entrevista que concede a Público, Bosch insiste en la importancia de detectar las causas que nos han traído hasta aquí, y que pueden empeorar con una victoria de Donald Trump en EEUU en unas semanas. Si no tenemos claro el recorrido de este ascenso, argumenta, es imposible buscar soluciones que estabilicen y refuercen nuestras democracias. Sin embargo, pese a que una victoria de Trump parece ahora el mayor riesgo, el juez Bosch apunta a que no hace falta irse tan lejos. Por un lado, recuerda que "Hungría es la gran referencia para la extrema derecha, no solo europea; también para Trump". Y además de sus políticas autoritarias, Viktor Orbán, el presidente húngaro, "a través de la participación pública de su Gobierno en los bancos del país, financia a partidos de extrema derecha, por lo que genera una influencia en ellos mucho mayor". Efectivamente, en España tenemos el caso de Vox, financiado por Orbán a través de un banco húngaro de participación pública. La deriva proPutin del partido de Santiago Abascal ya es un hecho.

"Reformulación de la democracia"

Ante este panorama global, el autor de Jaque a la democracia no se anda con paños calientes: "Tenemos que analizar en profundidad lo que está pasando. Es posible que las amenazas afecten a la misma esencia del sistema político y no se puede descartar que tal cosa acabe originando una reformulación de la democracia". ¿Por dónde empezamos?, le preguntamos. Insiste en identificar la causas, pero no también en no conformarnos. "La democracia española tiene insuficiencias evidentes", aclara, así que hay que "ir a más".

Las "insuficiencias", además, hay que ponerlas en contexto y diagnosticar de dónde viene la "regresión". Bosch lo explica detalladamente en su libro, de forma muy pedagógica y con muchos ejemplos. No basta con reconocer, "sí, la nuestra, la española, en una democracia representativa liberal", que lo es y cruzarnos de brazos, porque por las deficiencias se nos cuelan los discursos autoritarios. "No hay que parar –insiste el autor–, hay que ir a más democracia".

El momento actual es especialmente complicado porque "los partidos de extrema derecha, por ejemplo, son mayoritarios en Austria, en Italia, en Francia, en Países Bajos, Polonia y otros países de Europa del Este". Los llamados países nórdicos, siempre ejemplo por sus fuertes estructuras sociales, de integración, de Estado social muy desarrollado... Pues ahora, en Dinamarca, cuenta Bosch, que vivió allí, abrazan planes antiinmigración propios de la ultraderecha. Y Alemania, con una extrema derecha mayoritaria "que hace guiños al nazismo y justifica las brutalidades de Hitler; pocos se habían atrevido hasta ahora". Y ahí están.

Migrantes, en el punto de mira

Joaquim Bosch parte de una premisa en su libro: los mínimos que tienen que darse en un país que se jacte de ser una democracia: "En las democracias resulta imprescindible el respeto a los derechos humanos. Y ahí se debe hacer un especial hincapié en los derechos nucleares de una democracia, como la libertad ideológica, libertad de expresión, el derecho a la información, la libertad de conciencia, el derecho a la manifestación, el derecho de asociación o la igualdad ante la ley". ¿En qué momento, le preguntamos, esas democracias que se consideran consolidadas como Alemania o Reino Unido, incluso España, la Unión Europea, en general, decidieron con sus políticas que los migrantes estaban fuera de ese margen mínimo democrático de respeto a los derechos humanos?

La explicación, según el autor del ensayo, nos lleva a la "cronología, muy importante": "Hay una ruptura que se produce al final del siglo XX y principios del XXI". Ése es el punto de inflexión, apunta Bosch, con la "eclosión a la revolución digital, que provoca cambios muy importantes a nivel tecnológico, económico y social". De ahí, cambios profundos en las vidas de todos y todas, desde "viajar" hasta "buscar pareja", pero el impacto estructural es tan grande que se produce la "gran recesión de 2007", con la creación de inmensas fortunas. Se precarizan las condiciones de vida y, al mismo tiempo, "esa revolución tecnológica en materia de comunicación, facilita la movilidad humana, las migraciones, que en ese contexto de precariedad, son muy mal recibidas en muchos países", alentando discursos fascistas, además, en medio de un cambio "del marco del debate público a través de Internet y las redes sociales".

Ése momento es clave, insiste el magistrado: "La Unión Europea fracasa en la gestión de la crisis financiera, no es capaz de proteger y dar garantías de cobertura social a sus nacionales, mucho menos integrar a las personas que vienen de fuera". La desigualdad se convierte en la puerta de entrada al miedo, a la indignación y a los discursos autoritarios de extrema derecha. Y hoy, por ejemplo, con la migración, las formaciones y gobiernos progresistas, "en lugar de reorganizar y reestructurar el Estado social, lo que hacen es imitar el discurso de la extrema derecha".

Separación de poderes... o no

Bosch, en consonancia con muchos de los planteamientos europeos de diversos organismos, cree que en España, uno de los grandes problemas es la separación de poderes con grandes "injerencias partidistas de reparto de las cuotas del poder judicial". Si queremos que al Poder Judicial lo elija el Parlamento, que sea de verdad, no dos señores representantes de los dos principales partidos, PP y PSOE, sentados a una mesa e "intercambiando cromos". Así no hay "credibilidad institucional" que valga, y sí, "todos los juristas tenemos ideología", pero la "pluralidad ideológica puede ser perfectamente respetada sin elegir a comisarios del bipartidismo".

A tenor de la situación del Poder Judicial en España, hablamos de la ley de amnistía, de la última decisión del Supremo de no amnistiar los delitos de malversación a los líderes del procés. Bosch no está de acuerdo: "La ley de amnistía es bastante clara en lo que quiere que se aplique la medida de gracia, se nota bastante en su articulado que hubo un gran esfuerzo limitativo con el delito de malversación, si no ha habido enriquecimiento personal". Ése es el caso, ésa es la discrepancia. ¿Y qué cree el juez Bosch, entonces, que dictará el Tribunal Constitucional? "Mi pronóstico personal es que el Constitucional va a tener un criterio distinto al del Supremo".

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