Génova presiona para que Vox aparte a su candidato en el País Valencià y allanar un pacto de gobierno
Hace seis meses que saltó a los medios de comunicación que Carlos Flores Juberías fue condenado por violencia machista en 2002. La dirección nacional del PP dice ahora que es una "línea roja", aunque responsabiliza del pacto a Carlos Mazón.
Madrid--Actualizado a
Al Partido Popular le faltan diez escaños —sacó 40 el 28M— para poder gobernar en el País Valencià. Su líder, Carlos Mazón, arrancó una ronda de contactos con todas las fuerzas, pero PSOE y Compromís —con 31 y 15 asientos, respectivamente— ya han dejado claro que votarán 'no' a su investidura, así que solo le queda, como era de esperar, apoyarse en Vox.
Lo cierto es que el suyo podría ser un pacto más del PP con la extrema derecha, siguiendo el ejemplo de lo que hizo Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, lo que pretende hacer María Guardiola en Extremadura o lo que están haciendo en distintos ayuntamientos, pero el candidato de Vox a la Generalitat fue condenado por violencia de género en 2002 y la 'foto' se le complica al PP. Por eso Génova presiona ahora para que Santiago Abascal aparte a Carlos Flores Juberías de la negociación.
"Cualquier persona que haya sido condenado por violencia, en este caso por violencia machista, para nosotros es una línea roja", dijo a las claras este lunes el portavoz nacional del PP, Borja Sémper. E insistió: "Obviamente, alguien que es un maltratador y que ha sido condenado por maltrato no es alguien que se debiera dedicar a la política".
Pocos minutos antes de que Sémper marcase la posición de la dirección de Alberto Núñez Feijóo, el 'número dos' de Carlos Mazón, Juan Francisco Pérez Llorca, defendía lo contrario. El PP "no veta a nadie", dijo. Desde el entorno del dirigente popular transmiten a Público que "en ningún caso" él quiere un acuerdo que implique darle la vicepresidencia a "ese" candidato de Vox.
Ante esto, fuentes de Génova matizan que las negociaciones siguen en manos de Mazón —Feijóo ha hecho bandera de la autonomía de sus dirigentes autonómicos— y que es a él a quien corresponde poner o no líneas rojas: "Decide Mazón". "Cuando nos llegue una propuesta de acuerdo daremos nuestra opinión", apuntan desde el entorno de Feijóo, donde, no obstante, se muestran muy confiados con que Vox no intentará imponer que Flores Juberías entre en un gobierno del PP.
Las mismas fuentes aseguran que no ha habido conversaciones recientes entre Feijóo y Abascal y que, al menos por su parte, las negociaciones se pilotan desde la Comunitat Valenciana. Con todo, desde Génova aprietan para que sea la extrema derecha quien aparte a su 'número 1' y allane el camino al único pacto posible para que Mazón se convierta en presidente de la Generalitat, la joya de la corona para los populares.
Vox negocia en silencio
Este martes el dirigente del PP valenciano tiene prevista la primera reunión con Vox para tejer esa posible alianza y, aunque Flores Juberías ha deslizado que pedirá cargos de gobierno y un acuerdo programático —un modelo similar al de Castilla y León—, es llamativa la discreción con que la extrema derecha está llevando las múltiples negociaciones que mantiene con el PP en distintos territorios. Entre las filas populares ven en ello otra victoria.
Así, sin mucho ruido, el bloque de la derecha va alcanzando acuerdos y en Génova exigen y confían —también sin palabras gruesas— en que Abascal no les pondrá entre la espada y la pared en el País Valencià.
Una "línea roja" que llega tarde
Pero este malestar público del PP con la presencia de Flores Juberías es nuevo. Hace casi seis meses que saltó a los medios de comunicación que el candidato de Vox era un maltratador condenado por violencia de género contra su exmujer en el año 2002. El periódico El Levante-El Mercantil Valenciano lo publicó en el mes de diciembre y el PP calló —mientras la extrema derecha lo defendía—. Hasta el último día de la campaña electoral, con todas las encuestas pronosticando una victoria clara para el PP pero lejos de la absoluta, se le preguntó a Mazón por un posible pacto con Flores Juberías. Pero Mazón y el PP, callaban.
"No sé si se puede o no se puede (pactar con un candidato condenador por violencia de género). Son los ciudadanos valencianos los que nos van a marcar la pauta", decía poco antes de las elecciones autonómicas el candidato popular a la Generalitat en una entrevista en el diario El Mundo.
En privado, distintos dirigentes populares llevan tiempo reconociendo que era un pacto "imposible" o "el más difícil" de todos, pero nadie se atrevía verbalizar que una condena a un año de prisión por un delito de violencia machista era una línea roja en las negociaciones.
Lo cierto es que la figura de Flores Juberías, exmilitante de Fuerza Nueva, no era desconocida para los populares. Fue el PP quien propuso al catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat de València, condenado en 2002 por la Audiencia Provincial de València por un "delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones", como vocal del Consell Valencià de Transparència y como vocal de la Junta Electoral Valenciana en el año 2016. Aunque ahora, según Sémper, sea una persona que no debería dedicarse al "ejercicio activo" de la política.
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