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Francina Armengol: plurilingüismo, diversidad y feminismo en su primer año como presidenta del Congreso

El PP ha pretendido ensombrecer su labor al vincular su gestión de la pandemia en Balears al 'caso Koldo'.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, durante una sesión plenaria extraordinaria de la Cámara baja, el pasado julio. E.P./Eduardo Parra
La presidenta del Congreso, Francina Armengol, durante una sesión plenaria extraordinaria de la Cámara baja, el pasado julio. Eduardo Parra / Europa Press

Cuando Francina Armengol fue elegida hace un año presidenta del Congreso, las intervenciones de los diputados y las diputadas eran en español. Apenas un mes después, pudieron escucharse en el hemiciclo discursos en catalán, euskera y gallego.

"Que los pueblos se entiendan. Y que la diversidad, los credos, las razas, las identidades… no sean barreras", declaró la política balear, nacida en 1971 en Inca, ayuntamiento donde comenzó su carrera política enrolada en las filas del PSOE.

Farmacéutica de carrera, luego llevó las riendas del Consell de Mallorca entre 2007 y 2011, antes de convertirse, cuatro años después, en la presidenta del Govern de les Illes Balears. Hacía historia, al ser la primera mujer en dirigir la institución.

Sin embargo, el revés en las elecciones autonómicas de 2023 la desalojaron del ejecutivo regional, aunque los resultados de las generales y los posteriores pactos la auparon a la presidencia del Congreso, donde volvía a hacer historia al hablar en cuatro idiomas.

Así fue la primera sesión del Congreso en la que se usaron las lenguas cooficiales, que los diputados pudieron seguir sin dificultades gracias a un servicio de traducción simultánea. Una iniciativa criticada por el Partido Popular, que no tardaría en afilar el cuchillo.

Sin ir más lejos, en noviembre cargó contra Francina Armengol por elegir como secretario general del Congreso y letrado mayor de las Cortes Generales a Fernando Galindo, considerado por los conservadores afín a los socialistas tras su paso por el Gobierno.

En concreto, por el Ministerio de Política Territorial, donde había coordinado la transferencia de Costas al Govern, entonces presidido por la actual presidenta de la Cámara Baja, responsable de su elección como jefe de sus servicios jurídicos y administrativos.

La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión plenaria el pasado mes de abril. E.P./Eduardo Parra / Europa Press
La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión plenaria el pasado mes de abril. Eduardo Parra / Europa Press

Aunque otras colegas ya habían ocupado su actual cargo, dejó claro desde el inicio la importancia de que una mujer ocupe la presidencia del Congreso, al igual que su origen, "unas islas con una lengua y cultura propias".

Plasmaba así su perfil feminista, que apuntaló como tercera autoridad del Estado al arremeter contra el maltrato, la "peor lacra de la democracia", y al comprometerse a tratar de erradicar la violencia machista.

Lengua propia y feminismo, pero también diversidad. Tres claves en su discurso de la jura de la Constitución de la princesa Leonor, celebrada a finales de octubre en el Congreso, donde apeló a la pluralidad lingüística, a los migrantes y a la igualdad de género. Por supuesto, en catalán, euskera y gallego.

Entonces, también se mostró favorable a favor de la redistribución de la riqueza, no se olvidó del cambio climático e hiló su alocución con conceptos como la convivencia, la pluralidad, el consenso, la diversidad o el diálogo.

Cuando su etapa en el Govern balear parecía haber quedado atrás, el caso Koldo motivó su comparecencia en la comisión del Congreso que investiga los contratos de emergencia para la compra de material sanitario durante la pandemia.

Reivindicó su gestión, pese a que el PP exigió su dimisión y llegó a acusarla, durante su intervención en el Senado, de solicitar el voto para el PSOE en las elecciones europeas.

Un extremo que negó su equipo, que tuvo que matizar que Armengol simplemente había pedido una alta participación en los comicios. Se cumple, pues, un año como presidenta del Congreso que ha dado para mucho.

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