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España, alineada con la OTAN, se resiste a abolir las armas nucleares: un negocio de 148.000 euros por minuto

La Alianza por el Desarme Nuclear advierte sobre la existencia en el mundo de 12.512 armas de este tipo, lo que implica un gasto que supera los 78.000 millones de euros. Los países de la OTAN rechazan adherirse al tratado que exige su prohibición.

Activistas contra las armas nucleares
Activistas de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) en una imagen de archivo. Tim Wright / ICAN

Máquinas de muerte, máquinas de dinero. Las armas nucleares, una de las graves amenazas contra la humanidad, arrojan ganancias millonarias a la industria militar. Este tipo de armamento supone un gasto global de 78.000 millones de euros, más de 148.000 por minuto, según datos de la Alianza por el Desarme Nuclear.

"Todavía estamos lejos de alcanzar un verdadero compromiso con su prohibición y eliminación total, especialmente por parte de los países que integran la OTAN, entre ellos España, cuyos gobiernos siguen acatando el posicionamiento de las potencias nucleares", afirma Maribel Hernández, coordinadora de la Alianza, en la nota que acompaña al informe Pendiente de firma. Argumentos humanitarios, climáticos, políticos y legales para firma el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN)

La Alianza por el Desarme Nuclear es una red conformada por medio centenar de entidades y organizaciones que buscan lograr la adhesión de España al TPAN, un acuerdo que entró en vigor en enero de 2021 y que hasta ahora ha sido firmado por 92 países, entre los que no se encuentra ninguna potencia nuclear. 

Hernández explica que se trata del único tratado internacional que "prohíbe todas las etapas del desarrollo y uso de las armas nucleares y que pide explícitamente, a través de su estigmatización, la prohibición de toda amenaza nuclear".

Tratados complementarios pero insuficientes

El Gobierno español se ha alineado con los demás países miembros de la OTAN y ha descartado adherirse al TPAN. En su lugar, apoya la vigencia del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), una herramienta que la Alianza por el Desarme Nuclear consideran insuficiente.

El TPAN busca eliminar el arsenal nuclear y reparar a las víctimas

"El TNP se diseñó en un contexto de fomento de la energía nuclear para usos civiles, con el objetivo de que esta circunstancia no implicara un incremento de los países en posesión de armas nucleares", explican Teresa de Fortuny y Xavier Bohigas, investigadores del Centro Delàs de Estudios por la Paz, en uno de los artículos que forman parte del  informe divulgado por la Alianza.

"En cambio –continúan– el TPAN es un tratado que pretende, explícitamente, la prohibición y eliminación de todo el arsenal nuclear y la reparación de las víctimas (individuos y territorios) de la utilización de las armas nucleares". Sostienen así que el TNP y el TPAN "son dos tratados complementarios", es decir, "no son antagónicos e incompatibles entre sí". 

Una amenaza real

Daniel Högsta, director ejecutivo interino de la Campaña para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) advierte en el informe sobre la amenaza rusa de "usar armas nucleares contra cualquier otro gobierno que intentara intervenir" en la guerra de Ucrania. 

Una guerra nuclear regional provocaría hambre y muerte a millones de personas

El experto destaca que "el uso de armas nucleares en una región densamente poblada como Europa o la península de Corea tendría un impacto devastador y causaría un desastre humanitario a gran escala". Señala, también, que "las armas nucleares llamadas 'tácticas' o de corto alcance tienen una potencia explosiva de entre 10 y 100 kilotones, que probablemente matarían a centenares de miles de civiles y herirían a muchos más".

Högsta subraya que si hoy se utilizara una sola arma nuclear "habría centenares de miles de muertos y heridos y las consecuencias irían mucho más allá de la zona de guerra". El presidente de ICAN cita una investigación de la revista Nature, en la que se detallaba cómo "una guerra nuclear regional, utilizando el 10% de los arsenales mundiales, provocaría el hambre y la muerte de millones de personas como resultado de las cenizas radiactivas y el hollín de las ciudades en llamas que bloquearía la luz solar durante meses". 

Con esos datos a la vista, Högsta considera que "la manera de responder a esta renovada amenaza de guerra nuclear es que todos los países condenen todas y cada una de las amenazas nucleares y se unan al TPAN de la ONU". Subraya además que "el Gobierno de España tiene que hacer más para condenar las armas nucleares". 

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