sevilla
La descomposición de Ciudadanos que revela la filtración de un audio –grabado clandestinamente– del vicepresidente de la Junta, Juan Marín, en una reunión del grupo parlamentario de hace unos meses, ha metido al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP) de lleno en el callejón electoral. El Gobierno, que tiene 47 diputados de 109 –26 de PP, 21 de Ciudadanos–, se va a quedar solo, en minoría, en un asunto de capital relevancia política por primera vez en la legislatura.
Vox, su socio parlamentario, quiere elecciones ya y ha presentado una enmienda a la totalidad. También lo hará este jueves el PSOE, cuyo líder, Juan Espadas, iba en serio con el presupuesto. Sin embargo, la ausencia de una negociación profunda de las cuentas, lo que los socialistas interpretan después del audio de Marín como una tomadura de pelo, les ha llevado a levantarse de la mesa y a acusar al Ejecutivo de engañarles a sabiendas.
El próximo día 24 es el debate de totalidad del presupuesto y –salvo giro de última hora de Vox, como ya hizo en 2019, cuando retiró su enmienda en el último suspiro– las cuentas van a ser tumbadas. Va a ser el primer revés serio para Moreno desde que llegó al Gobierno andaluz.
El presidente y los suyos querían utilizar el rechazo a las cuentas como gasolina –la pinza entre la ultraderecha y la izquierda y ocupar él, como le gusta, la centralidad– para el año electoral. Después de prorrogar el presupuesto, en febrero, con calma, evaluar si alargar la legislatura hasta noviembre o adelantar las elecciones unos meses: a la primavera.
Sin embargo, este escenario –vender a la opinión pública que eran los demás los que le impedían gobernar–, a pesar de los esfuerzos de sus lugartenientes, es ya mercancía imposible de colocar en numerosos ámbitos, aunque le pongan a ese discurso todo el altavoz posible. El mensaje de Marín a los suyos –impedir al PSOE ser útil y la estupidez de presentar un presupuesto– ha dinamitado ese discurso.
Tras el audio de Marín, el rechazo a las cuentas se producirá sin coste alguno para los partidos de la oposición. Espadas, contra pronóstico, tras la filtración, ha conseguido un escenario político favorable a su decidida oferta de pacto con el PP, que descolocó a buena parte de la izquierda y le cosechó críticas internas, además de desacompasar al PSOE y a los sindicatos, inmersos en una pelea por mejorar derechos, salarios y dispuestos a tomar la calle. Harina de otro costal es, ciertamente, que el PSOE logre rentabilizar electoralmente este golpe a la línea de flotación del Gobierno andaluz.
Mal momento
La grabación se hizo en una reunión del grupo parlamentario de Ciudadanos –o bien antes del verano o en septiembre– y unos meses después acabó en manos de la Cadena Ser en un momento complejo para los intereses de Moreno.
Marín cree que el tránsfuga Fran Hervías, exsecretario de Organización de Albert Rivera y hoy con despacho en Génova a las órdenes de Teodoro García Egea, es el muñidor de la filtración. "No me cabe ninguna duda de que está detrás de la grabación", manifestó.
Génova ha negado haber filtrado nada. Sin embargo, de ser cierta la creencia de Marín, Moreno no podría obviar el hecho de que este golpe vendría de su propio partido. Y, habida cuenta de su cercanía con Marín, sería un ataque a todo el Gobierno andaluz, no solo a Ciudadanos. Marín cree también que el mensaje detrás de la filtración es: Juanma, convoca ya las autonómicas.
El veto de Moreno a acoger tránsfugas de Ciudadanos en Andalucía, después de la debacle, ha permitido al Gobierno andaluz llegar sin mayores problemas políticos hasta hoy. Mientras, en Génova han trabajado en la dirección contraria: acumular todo el voto que puedan de Ciudadanos y fagocitar el partido –de ahí el fichaje de Hervías– y no les duelen prendas, como en Madrid, en apoyar su gobierno tan solo en la ultraderecha.
Las encuestas dibujan un escenario similar al de Madrid en Andalucía si se convocasen ahora las autonómicas. El PP está en el entorno de los 45 diputados y la mayoría absoluta la alcanzaría con Vox. Ciudadanos se quedaría con un papel testimonial. Al PP andaluz no le gusta un gobierno de coalición con la ultraderecha: lo ven complicado de gestionar. Tampoco les convence tener como aliado solo a Vox. Ellos, al contrario que el PP en Madrid, están muy cómodos con Ciudadanos.
El Gobierno andaluz, la coalición entre PP y Ciudadanos, ha logrado sostenerse hasta hoy, entre otras razones –la de mayor peso político es los 37 años de gobierno del PSOE y las ganas de consolidar el cambio que se operó en 2018– por la sintonía personal del presidente, el vicepresidente y el consejero de la presidencia, Elías Bendodo. Moreno y Marín se vieron el martes en el Consejo de Gobierno y han hablado en más ocasiones desde entonces, según las fuentes consultadas por Público.
Este golpe, en una comunidad en la que el PP ha ganado las elecciones en una sola ocasión –en 2012, con Javier Arenas, aunque no pudo gobernar por el pacto PSOE-IU– ha caído como un jarro de agua fría en San Telmo.
Además de arruinar la negociación de presupuestos, la filtración se ha producido en la semana previa al Congreso del PP de Andalucía al que Moreno llegaba en olor de multitudes y en el que se pretendía –crisis de Madrid mediante– escenificar el liderazgo del PP en la Comunidad, hasta ahora, más esquiva para sus intereses. El propio Marín tenía pensado acudir a ese Congreso. Y es muy posible que este fin de semana, de hecho, esté allí.
De momento, en San Telmo aguantan el chaparrón y esperan a que escampe. Marín es quien ha asumido el desgaste fundamental del audio, hablando a diestra y siniestra, y ha buscado con ello proteger al presidente una vez más. Moreno no ha hablado aún públicamente de este asunto, lo que ha llevado a Unidas Podemos y al PSOE a presionarlo.
El presidente, aunque no quiere, está ahora obligado a tomarse muy en serio la posibilidad de un adelanto. Lo cierto es que la filtración ha enrarecido el ambiente y le ha dado un tono de fin de fiesta a la legislatura.
Nadie puede garantizar a Moreno que en el ambiente de descomposición en el que habita Ciudadanos, no haya más sobresaltos, audios y ataques de todo tenor contra su vicepresidente. Esta debilidad de Ciudadanos –que se había conseguido diluir hasta ahora en Andalucía–, la presión de la ultraderecha y el PSOE andaluz con un año por delante después de los vaivenes de sus congresos pueden hacer que el año se le haga muy largo a Moreno.
Además, si, como parece, no tiene presupuesto para el año 2022, convocar el 27 de noviembre implicaría que, por los plazos parlamentarios, aunque Moreno obtuviese un extraordinario resultado electoral, Andalucía no tendría nuevas cuentas hasta los primeros meses del año 2023.
Este hecho supone, sin duda, una contradicción total con los mensajes lanzados desde San Telmo que siempre han ahondado en que lo que da estabilidad política a un Gobierno son unas cuentas aprobadas en tiempo y forma.
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