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Cientos de ex presos abertzales inician una campaña contra la política de dispersión del PP

Casi 400 exreclusos emprenden un “encierro abierto” en Usurbil, donde mantendrán contactos con agentes políticos, sociales y sindicales de Euskadi. Reclaman dar un “salto cualitativo” para “cerrar el conflicto” y solucionar la situación de quienes continúan en la cárcel.

Cientos de ex presos abertzales han emprendido un "encierro abierto" en Usurbil.

DANILO ALBIN

@danialri

USURBIL (GUIPÚZCOA).- El Día Internacional de los Derechos Humanos no ha pasado desapercibido en Usurbil, una localidad próxima a Donostia de seis mil habitantes. La plaza principal del pueblo acoge desde este sábado una carpa gigante, en la que cientos de ex presos abertzales han emprendido un "encierro abierto" con una finalidad muy clara: pedir un cambio en la política penitenciaria del Gobierno del PP, acorde a los nuevos tiempos que vive Euskadi.

En otras palabras, reclaman el fin de la dispersión carcelaria, una medida que todos ellos (al igual que sus familiares) sufrieron en carne propia.

La iniciativa "Kalera, Kalera, bakea eta askatasuna irabaztera" ("A la calle, a la calle, a ganar la paz y la libertad", en alusión al título de una mítica canción vasca) se dejará sentir a lo largo de los próximos días, tanto en Usurbil (epicentro de las protestas) como en otras localidades de Euskadi. Intentarán así que les escuchen en Madrid, donde el ejecutivo encabezado por Mariano Rajoy hace oídos sordos a los crecientes reclamos de cambios en la política carcelaria que se aplica contra los condenados por pertenencia o relación con ETA, una categoría que los tribunales españoles ampliaron también a quienes ejercían actividades políticas en diferentes movimientos de la izquierda abertzale.

“Queremos dar un salto cualitativo en las dinámicas a favor de los presos que se han desarrollado hasta ahora”, explicó a Público Kai Saez de Egilaz, uno de los ex presos que participará en esta acción de protesta. La conversación tuvo lugar dentro de la carpa en la que se mantendrán encerrados (organizados en distintos turnos) hasta el próximo 8 de enero. Allí ya estaba todo preparado para los días que se avecinan: detrás del escenario han situado varias mesas que harán de comedor y sala de reuniones, mientras que detrás de un telón negro se ha improvisado un dormitorio.

Mientras la plaza de Usurbil comenzaba a llenarse de gente, Saez explicaba a este periódico el significado de ese “salto cualitativo” que pretenden dar con este encierro. “Cinco años después del cese de la lucha armada, existe la necesidad de cerrar el conflicto y resolver sus consecuencias, entre las que se encuentran los presos políticos”. A día de hoy, ese colectivo está formado por 355 reclusos. La mayoría se encuentra en cárceles ubicadas a varios cientos de kilómetros de sus hogares.

Para la ex presa Maitane Sagastume, se trata de una “venganza pura y dura” del gobierno del PP. “No es más que crueldad, quizás porque ese talante duro le sigue reportando votos”, ha indicado a Público.

“Paz y libertad”

“Ahora, ¡vamos!”, gritó en euskera uno de los organizadores del acto cuando el reloj de la iglesia, situada justo al lado, bordeaba las cinco y media de la tarde. En ese momento, 368 ex presos se situaron en las gradas móviles que habían sido colocadas en el frontón al aire libre de Usurbil. En su mayoría eran personas mayores. “Paz y libertad son dos conceptos que hacemos nuestros porque marcan muy precisamente las prioridades a conseguir en este momento en el que se están configurando las líneas maestras de la próxima fase política”, dijeron Maitane Sagastume y el también ex preso Juan José Legorburu, quienes estuvieron a cargo de la lectura de un manifiesto. “Para que haya paz hay que profundizar en la libertad”, señalaron.

Según explicaron, en el espacio levantado en la plaza de esta localidad guipuzcoana “se conformará un grupo de relación formado por ex presas y presos cuya labor fundamental estará dirigida a establecer contacto con diversos agentes sociales y políticos que desarrollan su actividad en Euskal Herria”. En esas reuniones, los interlocutores darán a conocer “la situación actual de los presos, exiliados y deportados políticos vascos después de cinco años del alto el fuego definitivo de ETA”. Además, intentarán encontrar “puntos de encuentro y el entendimiento en la línea de soluciones, compromisos e implicaciones de cara al futuro”.

El acto terminó con la mítica canción de Imanol Urbieta. “Te espera tu madre, te espera tu padre, te espera tu mujer y tus amigos. Ven, ven a Euskadi, ven, ven a casa”, dice su última estrofa.

“Quisieron silenciarnos”

La inauguración del encierro no ha sido el único acto del día contra la política penitenciaria del gobierno. Por la mañana, Etxerat (organización de familiares de presos de ETA y otras organizaciones de la izquierda abertzale) protagonizó sendas cadenas humanas en Vitoria, Pamplona y Baiona, donde coincidieron en reclamar el fin de la política de dispersión. “Sabemos lo fácil que resulta denunciar las violaciones de derechos humanos cuando quedan lejos, pero las que nosotros denunciamos suceden aquí, en el marco de la sociedad vasca, entre las ciudadanas y ciudadanos que tratamos todos los días”, señalaron los portavoces de este colectivo en el comunicado dado a conocer en las distintas concentraciones.

Poco después de mostrar sus característicos pañuelos blancos, los familiares de presos denunciaron que “el principal aliado de las vulneraciones de derechos ha sido siempre el silencio”. “Por eso han querido silenciarnos y evitar que estuviéramos aquí, para que nadie escuchara lo que teníamos que decir”, afirmaron.

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