Las aspirantes a la alcaldía de las capitales aumentan un 12% respecto a 2019, pero aún son la mitad que los hombres

El 26 de mayo de 2019, los habitantes con derecho a voto de los municipios españoles acudieron a las urnas para elegir nuevo representante político. De entre las listas más votadas en las capitales de provincias, sólo un 32,91% estaban encabezadas por mujeres. Cuatro años después, y a las puertas de los siguientes comicios municipales, ese número ha crecido tan sólo un 12%, suponiendo un total de 116 mujeres frente a 197 hombres.

Así se desprende del análisis realizado de los cabeza de lista de los partidos con representación municipal en las capitales de provincias españolas, a las que se han sumado Santiago de Compostela y Mérida, capitales de las comunidades autónomas de Galicia y Extremadura, respectivamente. La información electoral ha sido extraída de los boletines provinciales de estas ciudades.

Desde que en 1979 se celebraran las primeras elecciones municipales tras la dictadura, la participación de las mujeres en la vida política ha crecido exponencialmente. Aquel año, 99 mujeres fueron elegidas alcaldesas, ninguna de ellas en grandes ciudades. España tuvo que esperar hasta 2011 para ver a una mujer gobernar Madrid, con la llegada al poder de la conservadora Ana Botella (Partido Popular), reemplazada en 2015 por Manuela Carmena (Ahora Madrid).

Aquel mismo año, Ada Colau (Barcelona en Comú) se convirtió en la primera mujer en empuñar la vara de mando de la ciudad de Barcelona, puesto que mantuvo tras las elecciones locales de 2019 y que busca renovar el próximo 28 de mayo. Aún así, a día de hoy las mujeres suponen un 19% del total de alcaldes elegidos para gobernar las principales ciudades de España en 2019. Para la activista feminista Justa Montero, "que no se llegue al 50% de candidaturas encabezadas por mujeres muestra las dificultades que estas tienen para estar en las representaciones en este nivel de los espacios políticos".

En 2007, el artículo 44 bis de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General estableció la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en las listas electorales y exigía que ninguno de los dos géneros debía de tener una representación menor al 40% en cada tramo de cinco puestos de las listas electorales. Dicho de otra forma, exigía a los partidos cumplir, como mínimo, con la proporción de un 40% de mujeres y un 60% de hombres en sus listas.

A pesar de la norma, los liderazgos políticos continúan siendo eminentemente masculinos. Ellos encabezan el 62,94% de las listas de los partidos que pugnarán por gobernar las alcaldías de las principales ciudades españolas en las que ya cuentan con representación institucional. Las mujeres ocupan a menudo los segundos puestos y sólo el 37,06% de las candidaturas quedarán bajo sus liderazgos el próximo 28M.

Más mujeres en las formaciones de izquierda

Los partidos del espectro político de la izquierda están más a menudo liderados por mujeres en comparación con las formaciones más conservadoras. En las municipales de 2019, las mujeres copaban el 29,31% de las listas de los partidos con representación institucional ubicados a la derecha del abanico ideológico. Los liderazgos femeninos se ampliaban en el caso de los grupos políticos de la izquierda, que alcanzaron el 37,59%.

Este 28M la tendencia ha continuado al alza y las mujeres encabezan las listas de un 41,67% de las formaciones políticas locales de izquierdas: una suerte de igualdad efectiva en las que las derechas aún quedan rezagadas, con un 33,14% de las mujeres al frente de las fuerzas conservadoras.

Un recorrido de izquierda a derecha del tablero político observando la presencia de mujeres en la primera línea de los partidos de dimensión nacional ilustra bien este reparto. Las combinaciones de Podemos, IU y otras fuerzas de izquierdas son las que más se aproximan a un equilibrio entre hombres y mujeres en las cabezas de listas: un 46,03% de sus formaciones están lideradas por mujeres.

A continuación, las aspirantes a alcaldesas lideran el 41,82% de las listas que el PSOE ha presentado en las capitales de provincia españolas. Tras él, Ciudadanos propone a una mujer como alcaldesa en el 37,25% de sus candidaturas, mientras que las mujeres del PP y Vox encabezan el partido en el 33,33% de los territorios.

En el caso de los partidos locales y regionales, la brecha izquierda-derecha continúa cumpliéndose, si bien son más los partidos locales de perfil progresista. Así, las aspirantes a alcaldesas de EH Bildu serán Eva María López en Bilbao y María del Río Pereda en Bizkaia, mientras que María Rozas se presenta por Compostela Aberta (CA) y Dunia Al-Mansouri por Coalición por Melilla.

Sin embargo, liderazgo femenino no es sinónimo de políticas feministas. Aunque la conquista femenina de los espacios de poder tradicionalmente masculinizados es uno de los reclamos más clásicos de los movimientos feministas, este avance "tiene que ir acompañado de propuestas y políticas municipales concretas que puedan garantizar acabar con las situaciones de discriminación y desigualdad", explica Montero.

"Hacer un análisis del número de mujeres que lideran las listas puede tener un valor simbólico, ya que desvela que efectivamente hay una situación de desigualdad", continúa. "Pero más allá de esto, lo importante es saber cuál es el compromiso de estas mujeres con las políticas que permitan acabar con desigualdades y con las situaciones de injusticias".

Propone mirar las gestiones anteriores de estos partidos y buscar en su genealogía cuáles han sido sus prácticas en materia de igualdad de género o por la erradicación de las violencias machistas. "La práctica de los últimos años nos hace ver que los gobiernos liderados por la derecha, sobre todo cuando van de la mano de Vox, van en detrimento de los recursos y servicios públicos y que han recortado o no han aplicado los recursos que tenían en materia de violencia", aclara la activista.

Y subraya que esto no significa que "los gobiernos liderados por la izquierda hayan sido suficientemente coherentes y hayan aplicado con claridad y contundencia prácticas que fueran en este sentido". Por ello, abunda, lo simbólico es relevante a la par "que lo es no sólo lo que se dice, sino lo que se ha venido haciendo".