Opinión
¿Está el PP repartiendo pistolas o navajas?
Por Marta Nebot
Periodista
-Actualizado a
Las comparaciones ciertamente son odiosas, aunque unas generen más odio que otras. Yo no pretendo generar ni un poco. Creo que, aparte de eso, sirven para hacer pedagogía y comedia y que eso es lo mejor que se puede hacer en este momento.
Insisto en que no pretendo promover odio. Por favor, no me malinterpreten. No puedo estar más en contra. El odio me parece enfermizo y un error siempre. Solo planteo un dicho popular que me viene al pelo como preámbulo antes de comparar incomparables.
Y perdónenme tanta previa también, pero es que las novedades de esta semana dignas de comparación tienen que ver con un partido político que tiende a querellarse contra los periodistas que no lo complacen. Contra mí ya lo hizo. Así que escribo para ustedes y para el juez, por si acaso.
El martes en Baleares se nombró como presidente de sus Cortes, a un miembro de Vox negacionista de la violencia de género, antivacunas, que cree que los europeos blancos católicos estamos siendo reemplazados por africanos negros musulmanes. La frase más ilustrativa encontrada entre sus publicaciones dice que "las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene". Sí, la trasnochada y caducada envidia del miembro masculino de Freud repescada por la ya poderosa ultraderecha española.
Recordemos que el padre del psicoanálisis defendió que las niñas tienen envidia de pene porque, cuando les llega el complejo de Edipo, les falta uno para fantasear con relaciones sexuales con su madre. Además, hasta su época, finales del siglo XIX principios del XX, se consideraba que la histeria femenina era una enfermedad que se curaba con relaciones sexuales. Hace mucho que la psicología moderna lo niega y que no admite la envidia de pene sin hablar de envidia de útero. Pero, ¿qué importa la ciencia cuando uno se dedica al populismo? ¿Qué importa la igualdad de géneros establecida en las leyes cuando se trata de repartir poder y de alcanzarlo a cualquier precio?
¿Habrá pensado el PP que al entregar este importante puesto a alguien como él es probable que no amoneste igual a una mujer que a un hombre en el hemiciclo? ¿O es que en el Partido Popular también creen que las mujeres necesitamos que nos bajen los humitos?
En Aragón, esa misma autoridad también está, ya desde el viernes, en manos de la megaderecha. La nueva presidenta borró sus redes sociales poco antes de la votación en la que fue elegida. Entre sus hits: "Irene Montero solo sabe arrodillarse para medrar".
¿Está capacitado alguien con semejante historial para tratar igual a todos los políticos del parlamento que va a presidir? ¿Cómo tratará a los diputados regionales de Podemos Aragón? ¿Les obligará a llevar rodilleras o se disculpará con ellos en la primera sesión para poder fomentar y promover las buenas relaciones entre todos los grupos parlamentarios como exige su puesto?
Me temo que la lista de esperpentos democráticos con alto cargo no ha hecho más que empezar, pero, en realidad, no es eso lo que me parece más peligroso, sino más bien simbólico. Es como si este Gobierno de coalición hubiera puesto de presidente del Parlamento a algún rapero cañero, como Valtonyc, por ejemplo. Claro que, para eso, el susodicho tendría que querer el cargo, estar dispuesto a borrar sus canciones y a partir de ahora decir lo mismo más fino y descafeinado, como pronostico sobre lo que empezará a pasar próximamente.
En cualquier caso, estas altas autoridades actuarán bajo los focos y los taquígrafos. Más grave me parece que el PP esté entregando el control de las policías locales en decenas de ayuntamientos a los que niegan la violencia de género, a los que abogan por aplicar la fuerza para acelerar cualquier desahucio, a los que predican que los inmigrantes irregulares solo son delincuencia, indignos de derechos o de compasión. Es como si el Gobierno de izquierdas hubiera entregado las relaciones institucionales con la Iglesia a las organizadoras de la procesión del Santo Chumino Rebelde o a las del Coño Insumiso. O, peor –y más exagerado– como si hubiera entregado el Ministerio de Interior a Bildu.
¿Qué va a hacer Vox al frente de las consejerías de Familia recién creadas en sustitución de las de Igualdad, en muchos pueblos? ¿Defenderá a todas las familias por igual teniendo en cuenta que niega muchos de sus tipos?
Y que conste que tampoco escribo para meter miedo a nadie. No creo ni en el odio ni en el miedo como instrumento político porque valoro la convivencia y la inteligencia colectiva por encima de todo. Lo hago como puro análisis de la España en la que ya estamos y a la que es posible que vayamos aún más.
El mismo Feijóo que propone que Sánchez tras el 23-J le dé sus votos para no gobernar con el temido Vox, del que él siempre renegó, justifica que en València su partido gobierne con ellos y en Extremadura no por el porcentaje de voto. No da explicaciones ideológicas. Son solo números. Solo negocios. ¿Si en Valéncia había que gobernar con los ultras porque obtuvieron el 12% de los votos, que habrá que hacer en las generales en las que Vox hoy tiene más del 15%? Da por hecho el acuerdo entre la derecha presuntamente razonable y la otra. Ya se comenta, entre fuentes autorizadas, que para alcanzar la Moncloa podría entregar a Vox el Ministerio de Defensa, "porque depende de Exteriores y así los ultras estarían controlados".
¿Controlado Vox, un partido que recuerda tanto del franquismo, al frente de los cuarteles? ¿De verdad piensan seguir repartiendo pistolas a los monos? Y conste que no llamo mono a nadie. Que solo hago uso del refranero español: "No hay nada más peligroso que un mono con dos pistolas". En Ñamérica dicen "mono con metralleta". Y en algunos de sus países "mono" significa "rubio", así que cada quien que elija la acepción que mejor le venga.
Hay otro dicho que afirma que el auténtico peligro es un "mono con navaja de barbero". Cuidado, señor Feijóo. Cuidado. Está jugando con fuego o con monos, dependiendo del dicho que se aplique.
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