Opinión
A mi lista de deseos le faltan izquierdas
Periodista y escritora
De golpe me encontré pensando que, si gobernara el Partido Popular, nadie estaría hablando ahora de la posibilidad de retirar el delito de ofensa contra los sentimientos religiosos. Ahora, a gran parte de la población —no sé cuánta, no creo que nadie lo sepa—, la pataleta de Abogados Cristianos y Hazte Oír contra la vaquilla de Lalachus nos parece una idiotez que a ellos les da visibilidad y pasta, siempre pasta, y cuyo recorrido legal es cercano a ninguno. Pero las cosas no han sido así, hay artistas condenados por ofender los sentimientos religiosos de quién sabe quién, por ofender a la Corona; en definitiva: por crear. Tenemos la memoria muy corta y, sobre todo, nos aferramos a cualquier tabla.
Gobernará el PP -tarde o temprano gobernará- y muy probablemente lo haga de la mano de los ultras de VOX. Se nos olvida con facilidad de qué es capaz esta gente. Los vemos actuar en los gobiernos autonómicos, derogar leyes de memoria democrática, eliminar derechos de la comunidad LGTBIQ+, poner en duda la violencia machista, engordar con dinero público al lobby antiabortista, abrir oficinas para los hombres víctimas de violencia, quién sabe qué violencia… Sin embargo, el hecho de que una coalición “progresista” gobierne el Estado permite que le quitemos hierro, que no miremos, ni siquiera si vivimos dentro del territorio en el que las derechas perpetran sus atropellos contra todo lo que creemos decente, bueno, justo.
Entonces, cuando me encontré pensando en eso, en que ellos le pondrían un monumento a esa Ley y Lalachus ardería en la hoguera negra que son los juzgados de este país, me entró un ataque de prisa súbita. Pensé que teníamos que hacer una lista de todo lo que queda pendiente, incluidos, por cierto, los centros de atención a las mujeres 24 horas sobre los que la ministra de Igualdad asegura que están todos en funcionamiento, y qué más quisiéramos todas, señora ministra. Tenía que ser una lista tan larga que no pudieran abarcarla, donde entraran desde medidas laborales a derechos sociales; desde preservación de archivos hasta modificación de materias educativas; desde derechos de la infancia a derogaciones (Extranjería, Mordaza…) y blindajes varios (Trans, Memoria, Igualdad, Eutanasia…).
Las listas que no son memoria son deseos, y esta mía era de las segundas, o sea de las que quedan en un papel que un día, años después, te dibuja en la cara la sonrisa amarga de la ingenuidad de entonces. Para mis prisas hace falta voluntad, y esa voluntad necesita izquierdas. Así de simple. Arrugué el papel en blanco y lo eché a la papelera. Evidentemente, hay que empezar por otro lugar, y mucho me temo que pasarán por el poder censores y meapilas, machistas y misóginos, homófobos y racistas, antes de que eso que necesita mi lista se ponga manos a la obra en serio. Aunque sea con un boli y una hoja de cuaderno escolar.
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