Este artículo se publicó hace 3 años.
La victoria de los talibanes, un aliento para los yihadistas del Sahel
Algunos países, como Argelia o Libia, se muestran preocupados ante un posible aumento de los atentados en la zona.
Rabat/Argel/Dakar-
La vuelta al poder de los talibanes se produce en un momento de alta tensión yihadista en el Sahel. Su victoria en Afganistán preocupa en esta problemática región africana, donde ya se usa como herramienta de aliento a los combatientes y puede desembocar en un aumento de la actividad terrorista, de por sí continua con ataques prácticamente semanales.
Los grupos yihadistas se expanden por África y, especialmente, por los países de esta franja, que recorre el continente de lado a lado en la vertiente sur del desierto del Sahara. Son, de oeste a este, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad, donde bandas afines a Al Qaeda y al Estado Islámico llevan a cabo masacres contra la población y sus fuerzas de seguridad.
Operan allí dos grupos principales, que están además enfrentados: el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GAIM o JNIM, en sus siglas en árabe), una alianza yihadista formada en 2017 y leal a Al Qaeda, y el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS).
Sus estrategias difieren y mientras los seguidores de Al Qaeda llevan años buscando el apoyo popular e incluso acercándose a gobiernos como el de Mali para establecer alianzas —pero atentando al mismo tiempo contra sus fuerzas de seguridad y las misiones militares extranjeras —, el EIGS asesina indiscriminadamente a las poblaciones rurales, especialmente en la triple frontera entre Mali, Níger y Burkina Faso, conocida como Liptako.
Felicitaciones desde el Sahel
Tras la vuelta al poder de los talibanes, los aliados de Al Qaeda en el Sahel y en el Magreb (el GAIM y AQMI) les felicitaron en un comunicado conjunto, afirmando que lo ocurrido demuestra que la "yihad" (guerra santa) es "la única vía para sacar de la humillación a la comunidad musulmana" y "pasar de la dependencia (de occidente) al liderazgo y avance".
Para Sergio Altuna, analista del Real Instituto Elcano, lo ocurrido en Asia les sirve para "alentar a las tropas, para demostrar que, después de 20 años, en Afganistán al final Dios estaba de su lado y el Enemigo ha acabado huyendo". "Lo mismo, les dicen, ocurrirá en el Sahel", explica.
Países como Argelia, que comparte una kilométrica frontera con el Sahel, especialmente peligrosa en el oeste de Mali, han expresado su preocupación por el previsible aumento de la violencia yihadista.
Especial inquietud existe sobre la posibilidad de que Libia, y en particular la porosa frontera que este país comparte con Argelia, Túnez, Níger y Chad, se convierta de nuevo en vehículo de tránsito, y motor de reunión, de yihadistas de toda la región, como ocurrió en 2014 con la ascensión en Siria del Estado Islámico, que desató una oleada de violencia en la zona.
En este sentido se entiende la advertencia que el pasado 26 de agosto lanzó el ministerio argelino de Asuntos Exteriores sobre un posible aumento de los atentados en el Sahel y el llamamiento del jefe del Ejército y hombre fuerte del país, general Said Chengriha, a redoblar la vigilancia.
"Además de puerta de entrada al Sahel, Argelia también es una preocupante ruta de salida de migrantes hacia el norte", señala un diplomático árabe en la región, que recuerda que Argelia ha tomado recientemente decisiones extraordinarias para aumentar su importancia estratégica, como la reforma constitucional que por vez primera permite al Ejército nacional actuar fuera de las fronteras de su país.
Francia se repliega del Sahel
Desde Mali, uno de los países más golpeados por el yihadismo con medio millar de personas asesinadas entre abril y junio de este año y que sirve de refugio a muchos de estos grupos, el vicepresidente del Alto Consejo Islámico del país (HCI, en sus siglas en francés), Ibrahim Kontao, expone las limitaciones de comparar lo ocurrido en Afganistán y lo que puede pasar en Mali.
"Los talibanes consiguieron expulsar a las fuerzas extranjeras, eso es algo que no podemos imaginar en Mali", dice para recordar que en su país una parte importante de los yihadistas son extranjeros, cosa que no ocurre en Afganistán, que se nutre de combatientes nacionales.
Su victoria en el país asiático sí puede tener, coincide con Altuna, una "influencia moral" sobre los terroristas, pero vaticina que "la situación en Mali continuará hasta que haya una reconciliación nacional entre todos los componentes del pueblo maliense", dividido en etnias.
La retirada de las tropas de la OTAN de Afganistán coincide con el anunciado repliegue de los militares franceses embarcados en el Sahel en la operación Barkhane de lucha contra el terrorismo. La misión se reducirá y transformará en apoyo y cooperación con las fuerzas de seguridad, como la que la UE ya desarrolla en Mali formando a su Ejército.
A esa retirada se refiere el investigador del Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED) Héni Nsaibia. "Francia no está haciendo las maletas para marcharse de forma abrupta como hizo Estados Unidos de Afganistán, sino para remodelar y adaptar su misión en curso", destaca, aunque añade que las perspectivas para el país son sombrías.
El mensaje: la paciencia da sus frutos
Lo ocurrido en Afganistán debería ser, cree Nsaibia, "una llamada de atención para que los Estados del Sahel reconsideren seriamente cómo gobiernan y que dependen excesivamente de los interventores extranjeros para resolver problemas que son, en gran medida, de naturaleza interna".
Supondrá, opina también, "un impulso de motivación" para el extremismo en África Occidental, "demostrando que la paciencia y la perseverancia pueden dar sus frutos tarde o temprano".
Un "impacto ideológico y de propaganda", un "ejemplo para continuar el combate hasta vencer a los franceses o los occidentales en general", resume Wassim Nasr, experto en yihadismo y autor del libro "El Estado Islámico, tarea cumplida".
Propaganda que Al Qaeda ya está usando. Su rama en India considera la victoria talibán "un mensaje de esperanza, paz y tranquilidad" y la filial en la Península Arábiga la ve como un ejemplo de cómo "expulsar a los invasores". La victoria de los talibanes les sirve por ahora, resumen los expertos, "para continuar con su cruzada".
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