Los verdes liberales se imponen al antieuropeísta Jansa en las elecciones de Eslovenia

El partido opositor Movimiento Libertad (GS) encabezado por el ingeniero Robert Golob, de orientación liberal ecologista, ha sido el ganador de las elecciones legislativas celebradas este domingo en Eslovenia, con un 34,5% de los votos, muy cerca de la mayoría absoluta.

Lo sigue, con un 23,7%, el antieuropeísta y reaccionario Partido Demócrata Esloveno (SDS) del actual primer ministro, Janez Jansa, que trataba de hacerse con el cuarto mandato. Los posibles socios de Gobierno, los socialdemócratas (SD) y Levica (Izquierda), han ganado un 6,7% y un 4,3% de los votos respectivamente, mientras que el partido conservador NSi, potencial aliado del SDS de Jansa, se ha hecho con un 6,9% de los votos. La participación ha alcanzado el 67% de los 1,7 millones de votantes, por encima del 52% de las elecciones parlamentarias de 2018, según la Comisión Electoral.

En las encuestas, los dos partidos rivales se mostraban igualados, por lo que los buenos resultados del GS, superiores a lo esperado, suponen una sacudida al reparto de fuerzas en el Parlamento.

Según el reparto de votos por escaño, la cámara baja (90 bancas) se repartirá de la siguiente manera: 54 diputados para el espectro de liberales y centroizquierda y 34 para las derechas conservadoras. Los últimos dos escaños pertenecen a representantes de las minorías húngara e italiana.

Por una Eslovenia verde y europea

Robert Golob fundó el nuevo partido Movimiento Libertad en enero de este año, a raíz de una formación ecologista sin representación parlamentaria. El candidato liberal es doctor en ingeniería eléctrica y cuenta con una breve experiencia en política institucional como secretario de Estado de Energía entre 1999 y 2000. Durante los últimos 16 años ha dirigido el principal suministrador de electricidad del país. De modo que está muy vinculado al mundo de la economía y su relación con la transición ecológica. 

El reparto de votos por escaño será de 54 diputados para los liberales y centroizquierda y 34 para las derechas

Antes de postularse como candidato para dirigir el país, formó parte de la dirección del Partido Socialista y luego participó en el ZaAB, una escisión de esa formación liderada por la ex primera ministra Alenka Bratusek.

Ahora, como futuro presidente del Ejecutivo, presenta un programa que promete una economía sostenible y circular, fuentes de energía renovables, así como una educación "verde" y la modernización tecnológica. Destaca su insistencia en la necesidad de trasladar todos estos principios a una Unión Europea comprometida con el cambio social que requiere el planeta.

En Europa se impone la democracia

"La derrota de Jansa muestra que los eslovenos estaban hartos de sus políticas y no les gustaba que condujese a Eslovenia en la dirección de Hungría. Es una victoria positiva para la UE", ha explicado el analista político Andras Zorko.

Robert Golob: "Los cimientos del Estado de Derecho corrían peligro con Jansa"

El mandato de Jansa se ha caracterizado por poner en marcha políticas reaccionarias en materia social y de austeridad en materia económica. En los últimos años, ha llamado la atención su acercamiento a las posiciones antieuropeístas de ultraderechista Viktor Orban, primer ministro húngaro, que pierde, tras estos resultados, un aliado importante. Algunas de las reformas de Jansa respecto al funcionamiento judicial de Eslovenia habían colisionado con Bruselas, que alertaba de una interferencia inapropiada en el poder judicial y los medios de comunicación públicos. 

Además, Janez Jansa ha manifestado en varias ocasiones su simpatía por el expresidente estadounidense Donald Trump. En la misma línea, cuando Eslovenia ocupó la presidencia semestral de la UE tuvo el gesto de recibir a Marine Le Pen, derrotada también este fin de semana en las urnas.

Pese a todo, los ciudadanos europeos siguen apostando por formaciones políticas que pujen por el diálogo y la unidad de la UE. Las derrotas del Frente Nacional, en Francia, y del Partido Demócrata Esloveno son dos claros síntomas de que, frente a la ultraderecha, la división y el odio, la democracia se impone en el continente.