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Sanders y Biden encienden la campaña ante el primer 'referéndum' demócrata
Tras el supermartes, sólo quedan las candidaturas de Biden y Sanders, por lo que las primarias demócratas son ya un referéndum entre el continuismo del primero o el giro a la izquierda del segundo: este martes llega la primera prueba de fuego. Una derrota clara de Sanders podría ser irreversible.
Manuel Ruiz Rico
Washington--Actualizado a
La criba del supermartes terminó y a partir de ahora todo serán pruebas de fuego en las primarias demócratas. El vicepresidente de Obama, Joe Biden, encabeza la carrera tras ganar el supermartes (el 3 de marzo) en ocho de los 14 Estados; el senador por Vermont Bernie Sanders lo sigue de cerca tras encallar ese día su candidatura, sólo salvada por su clara victoria en California.
El otro saldo que dejó la jornada fue la retirada de Mike Bloomberg y Elizabeth Warren. Sólo quedan, pues, Biden y Sanders, candidaturas tan diferentes que convierten las primarias demócratas en un referéndum: o el centrismo del establishment que representa el primero o el giro a la izquierda que propone el segundo. Este martes será la primera cita de este plebiscito: hay primarias en seis Estados y se reparten 352 delegados. Un fracaso de Sanders le dejaría a Biden la nominación en bandeja.
El vicepresidente de Barack Obama va ganando a Sanders por 76 delegados (627 a 551). Hay que alcanzar 1991 para ser el candidato del partido. El que llegue a la convención demócrata de julio en Milwaukee con 1991 delegados se llevará el gato al agua.
De los seis Estados que votan este martes, Sanders es, según las encuestas, favorito en Washington (donde se elegirán 89 delegados) y Biden en Mississippi (36 delegados) debido al amplio apoyo que está recibiendo de los votantes negros. Del resto de Estados, en uno no hay encuestas recientes (Dakota del Norte, 14 delegados) y en tres ambos candidatos están igualados, aunque Biden siempre ligeramente por encima: Michigan (125 delegados), Missouri (68) y Idaho (20).
Precisamente, Sanders, dando por perdido Mississippi, canceló el jueves un acto de campaña en este Estado para celebrar un evento de campaña en Michigan, el Estado que más delegados repartirá ese día y donde ganó a Hillary Clinton por poco hace cuatro años.
El objetivo de Sanders es acortar distancias con Biden y salir de esa jornada frenando el impulso hacia arriba de la candidatura del vicepresidente de Obama desde que éste consiguiera su clara victoria en Carolina del Sur el sábado 29 de marzo; era la primera vez que Biden ganaba unas primarias en un Estado en las tres campañas que se ha presentado hasta ahora: 1988, 2008 y ahora. La clara victoria que obtuvo en ese Estado aupó a Biden en el supermartes y Sanders quiere detener esa trayectoria ascendente cuanto antes. Si Biden obtiene mañana una clara victoria empezaría a poner una distancia que sería casi insalvable de recortar para el senador de Vermont.
En cambio, si Sanders consigue dar la batalla mañana, podría tener además una recompensa inmediata: la de coger impulso justo antes de otra cita electoral de envergadura este mismo mes: el día 17 se elegirán 577 delegados en cuatro Estados: Florida (219), Illinois (155), Ohio (136) y Arizona (67).
Y Sanders sabe ya que en Florida tendrá un mal resultado. El Estado tiene una amplia población latina, que aunque le suele ser muy favorable en el resto de los Estados, en Florida, sin embargo, no será así: los latinos son en su mayoría cubanos anticomunistas y no muy proclives a votar por un candidato que se presenta como "socialista demócrata". Hace cuatro años Sanders perdió contra Clinton en Florida por 30 puntos y ahora las encuestas le auguran una derrota ante Biden por casi 50.
Las primarias demócratas van a ser ya una guerra por cada delegado; puesto que no hay más contrincantes: delegado que pierda Biden irá para Sanders y viceversa. La ventaja que ha tenido Sanders hasta ahora es que Biden tenía que pescar votos en el caladero de centro del partido, donde estaban Pete Buttigieg y Mike Bloomberg y en parte Elizabeth Warren. Pero desde el supermartes esa ventaja ya no existe. Si hasta ese día con un 30% podía ganar un Estado, ahora necesitará un 51%. Y tendrá que hacerlo contra toda la maquinaria del aparato del Partido Demócrata.
De ahí que el tono entre los dos candidatos haya subido muchos decibelios desde que concluyó el supermartes. Desde ese día, Sanders ha realizado declaraciones y publicado tuits en los que recrimina a Biden estar financiando su campaña con fondos de multimillonarios, de empresas privadas de sanidad, petroleras y de Wall Street. Al mismo tiempo, el senador por Vermont ha buscado desacreditar a Biden y lo presenta constantemente como un candidato conservador y un representante del establishment con el que pocas cosas cambiarán si llegara a la Casa Blanca.
Entre otras cosas, Sanders le ha recriminado a Biden aspectos como el apoyo de éste a la guerra de Irak, a los acuerdos comerciales "que han costado el puesto de trabajo a millones de norteamericanos", al rechazo de Biden a aumentar en su momento los fondos públicos para la seguridad social, o al voto en contra de éste a que los homosexuales y lesbianas sirvieran en el ejército.
En un tuit publicado el viernes en su cuenta oficial Sanders planteaba la campaña en estos términos: "La cuestión en estas elecciones es simple: ¿de qué lado estás? ¿Del lado de Wall Street o de la clase trabajadora?".
Frente a esto, Sanders se esfuerza en convencer al votante demócrata a través de los cuatro ejes de su campaña: se trata de una candidatura que no acepta fondos de multimillonarios sino que está financiada por pequeños donantes, en su mayoría clase trabajadora, y que apuesta por implantar un modelo de sanidad pública universal en el país, por subir impuestos a las grandes fortunas, por erradicar la deuda estudiantil (que ha superado este año los 1,5 billones de euros, tres veces el presupuesto de España de 2019) y por lanzar un plan de adaptación al cambio climático, el llamado Green New Deal.
Biden habla de reformas prudentes; Sanders, de viraje, de cambio de rumbo en el Partido Demócrata. Y la clave que manejará cada votante será también cuál de esas dos recetas podrá ser la más eficaz para derrotar en noviembre a Donald Trump. El martes es el primer asalto de ese referéndum. Sanders no puede permitirse perderlo si quiere seguir en la carrera por la candidatura demócrata a las elecciones presidenciales.
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