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María Fernanda Espinosa, expresidenta de la Asamblea General de la ONU: "La crisis climática puede ser causa de guerra"

La expresidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa.
La expresidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa. Imagen cedida / Fundación Montemadrid

El hambre, la pobreza, la crisis climática o la guerra son algunos de los problemas más acuciantes a escala global. Aunque las organizaciones internacionales trabajan para frenar estos conflictos, solo el 15% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU van por el camino de cumplirse en 20230. Así lo afirmó su secretario general, António Guterres, el pasado mes de septiembre.

María Fernanda Espinosa (Salamanca, 1964) fue la cuarta mujer presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas y también formó parte de los gobiernos de Rafael Correa y Lenín Moreno en Ecuador. Actualmente se dedica a la poesía y la diplomacia internacional y es directora ejectutiva de Global Women Leaders (GWL Voices). Este martes protagonizará el encuentro Radiografía de un mundo en crisis, en La Casa Encendida (Madrid).

Ante las actuales crisis económica, bélica y climática, ¿nos abocamos al colapso?

En cualquier circuito internacional, todo el mundo habla de un escenario con crisis múltiples, de 'permacrisis'. Esto se ha convertido en la situación normal y cada vez parece más natural. Las decisiones políticas, los liderazgos y los compromisos también están enmarcados en esta narrativa. Es verdad que vivimos una situación sin precedentes, pero el foco debe estar en cómo desmontar los relatos, cómo entrar al fondo de los problemas y cómo gobernar.

¿Cuál es la principal dificultad a la que se enfrentan los gobiernos?

"Es fundamental reconciliarnos con la cooperación y la solidaridad"

Lo más difícil es el desencanto y la falta de confianza en los sistemas democráticos. La ciudadanía tiene miedo. Miedo al futuro, a las pandemias, a las guerras, a perder sus empleos... Esa no puede ser la energía que mueve a las sociedades. Por eso es fundamental un proceso de reconciliación con las reglas básicas de convivencia. Es decir, la cooperación y la solidaridad.

¿Por qué hemos dejado de confiar en la cooperación internacional?

Vivimos en un mundo de paradojas. Sabemos mejor todo, hay un gran avance científico y tecnológico y tenemos más dinero. Sin embargo, tenemos más pobres: 700 millones de personas sufren pobreza extrema en todo el mundo, de acuerdo con el Banco Mundial. Es difícil de explicar y de entender. Producimos más alimentos que nunca y tenemos más pobres.

¿Cómo puede intervenir Naciones Unidas?

Producimos más alimentos que nunca y tenemos más pobres.

Necesitamos diseñar un sistema que se adapte a los desafíos del siglo XXI. La ONU fue creada hace 80 años en un escenario de posguerra que no se parece a lo que vivimos ahora. Las instituciones, las prácticas o los sistemas no hicieron click con el avance de la historia. Hay una actualización en los temas que trata, pero las estructuras son las mismas.

¿Qué cambios debe realizar la ONU?

Hay una oportunidad de repensar su gobernanza y su estructura institucional. Hay reequilibrar la influencia que tienen los principales órganos y darle más poder a la Asamblea General, que es donde todos los países hablan entre iguales. También necesitamos mejorar los métodos de trabajo y la composición del Consejo de Seguridad. Además, los veredictos de la Corte Internacional de Justicia deberían ser vinculantes para los estados. No vale aplicar lo que diga este tribunal solo cuando a uno le interese.

Pero los estados quieren proteger su soberanía.

La soberanía es la defensa del interés nacional, no la autonomía de un estado

Como poeta, para mí cada palabra cuenta. Cuando se dice que algo atenta contra la soberanía de un país, yo me pregunto "¿cómo?". La soberanía es la defensa del interés nacional, no la autonomía de un estado. En el caso de la pandemia, el interés nacional es el interés del vecino. Si el de al lado no tiene vacunas, yo tampoco estoy a salvo. Lo mismo sucede con la crisis ecológica y la contaminación del aire o el acceso al agua, por ejemplo.

¿De qué modo afectan las guerras a la crisis climática?

Afectan de manera muy grave desde todos los puntos de vista. En el terreno donde se producen las guerras, los daños ambientales son enormes. Por supuesto, lo primero son las vidas de los seres humanos, pero la destrucción de las infraestructuras y del medio ambiente es alarmante.

Por otro lado, la inversión en defensa ha aumentado en torno a un 10% a escala global. Ese es un dinero que no se invierte en energías renovables o en la adaptación al cambio climático.

¿Y al revés? ¿Cómo afecta la ecología a los conflictos bélicos?

"La devastación ambiental y las sequías son enormes en África subsahariana"

Cada vez más estudios señalan que la crisis climática puede ser un motivo de guerra. Un ejemplo de ello es el África subsahariana. No es un secreto para nadie que la devastación ambiental y las sequías son enormes. La falta de acceso a tecnologías agrícolas, el incremento del hambre y de la pobreza hace que, sobre todo los más jóvenes, no tengan un porvenir más que vincularse a los grupos de extremistas para alimentar el tráfico de armas y la guerra en esas zonas.

¿Qué otros problemas sociales causa la crisis medioambiental?

En estas zonas las condiciones ambientales también desembocan en desplazamientos internos que alteran el orden. La migración forma parte de la historia de la humanidad. Pero cuando se realiza de manera insegura, se pone en riesgo a la gente, sobre todo a las mujeres y a las niñas. Ninguna persona quiere aventurarse en una travesía peligrosa si tiene todo donde está. Quienes emigran lo hacen porque tienen miedo, hambre, porque las persiguen o porque no tienen futuro.

También Ecuador afronta ahora un episodio de violencia.

"En Ecuador existe una profunda polarización política"

Como mujer y como ecuatoriana, lo que más queremos es que las cosas salgan bien. Necesitamos unidad, juntar fuerzas. Es un país —aunque no el único— donde existe una profunda polarización política y un gran nivel de violencia por diferencias ideológicas. Los problemas son tan grandes que requieren, para empezar, una rebaja de las tensiones.

¿Estos problemas son exclusivos de Ecuador?

Es un problema de América Latina. Muchos países que sufren lo mismo que Ecuador. Los principales conflictos son la lucha contra la pobreza, el desempleo —sobre todo entre los jóvenes— o la violencia de género. Las mujeres soportan condiciones deplorables.

La situación parece desoladora.

El único derecho que no tenemos en un mundo como el de ahora es el derecho a la parálisis y al pesimismo. Luego quien gana la partida no son los sectores de la sociedad que queremos un mundo más pacífico e igualitario.

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