parís
Actualizado:La macronista Yaël Braun-Pivet fue reelegida este jueves como presidenta de la Asamblea Nacional tras lograr un estrecho margen de votos en la tercera votación, que se decidía por mayoría simple.
Braun-Pivet logró 220 votos, mientras que el comunista André Chassaigne consiguió 207 y el ultraderechista Sébastien Chenu otros 141.
En una cámara muy fragmentada, esta victoria por mayoría simple del macronismo –lograda con el apoyo de los diputados conservadores– es un revés importante para la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), que por ser la fuerza con más escaños reclama la capacidad de gobernar.
La Asamblea Nacional francesa, con una tensa división en tres grandes grupos –izquierda, centro y ultraderecha–, inició este jueves una legislatura cuyo primer escollo fue la elección de la presidencia de la cámara, en la que hasta al menos cuatro candidatos tenían opciones de vencer.
"Tenemos un escrutinio que es muy particular, primera y segunda vuelta tienes que tener una mayoría de más de un 50% y la tercera vuelta es el que llegue de primero. Entonces, todas las alianzas son posibles", había estimado Caroit, representante de los electores franceses residentes en América Latina.
Debido al cordón sanitario de los macronistas y de NFP contra la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen, Chenu estaba prácticamente descartado de la carrera. Sobre el papel, el izquierdista Chassaigne era el favorito por ser el candidato del grupo mayoritario en la Cámara Baja, pero finalmente ha sido la macronista quien ha alcanzado la mayoría vencedora.
Un robo, según la izquierda
La división se hizo notar inmediatamente en los pasillos del Palacio Borbón, donde los diputados del NFP acusaron al macronismo de ignorar los resultados de las urnas nada más abandonar el hemiciclo. "No solo es insano, es nauseabundo", afirmó a la prensa André Chassaigne en los pasillos de la Asamblea.
El diputado comunista lamentó la combinación de votos centristas y de derechas que ha llevado a "que nada cambie, aunque los franceses han querido un cambio", tal y como demostraba, según él, el hecho de que el NFP sea la primera fuerza en la cámara en número de escaños.
Pese a todo, se mostró "orgulloso" de que la coalición de izquierdas –que desde los comicios se ha estado desgarrando por las divisiones internas y la imposibilidad de consensuar un candidato a primer ministro– haya sido capaz de llevar adelante este combate unida.
Igual de tajante se mostró la diputada de La Francia Insumisa (LFI) Mathilde Panot, que acusó al presidente francés, Emmanuel Macron, de querer "robar" los resultados democráticos. "Los franceses han expresado una voluntad de ruptura. No es lo que ha ocurrido hoy, pedimos a Macron volver a la democracia", declaró.
En nombre de los socialistas, que también están integrados en el NFP junto a los comunistas, LFI y los ecologistas, el diputado Boris Vallaud aseguró que la izquierda tiene un "sentimiento mezclado de enfado y de determinación".
Aseguró que la coalición de izquierdas es la única fuerza política "coherente", además de recalcar también la idea de que los franceses fueron "robados". Además, Vallaud aseguró que Braun-Pivet ni siquiera debería haberse presentado, en su opinión, después de que los franceses relegasen al macronismo a la posición de segunda fuerza política, con un centenar de escaños menos que en la anterior legislatura.
"Una batalla no es la guerra", recordó por su parte la ecologista Sandrine Rousseau. La elección del nuevo presidente de la Asamblea se ha mirado con lupa en Francia para escrutar lo que podría ser el futuro político del país y, en especial, quién podría estar en posición de ocupar el Gobierno.
Pese a la victoria de este jueves, el macronismo está igualmente muy lejos de la mayoría absoluta de 289 escaños que le permitiría gobernar con comodidad, ya que aunque la potestad de nombrar al primer ministro corresponde al jefe de Estado francés, la Asamblea puede tumbar después el Ejecutivo mediante mociones de censura.
Además, desde el bloque conservador de Los Republicanos, que han sido cruciales en la elección de Braun-Pivet este jueves, han matizado que sus votos no han sido tanto una señal de confianza para el macronismo, sino una barrera contra el NFP por contener a la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon.
Pero también ha quedado igual de claro en esta jornada que el NFP, incluso aunque logre consensuar finalmente un candidato a primer ministro, está también muy lejos de los apoyos necesarios para poder gobernar.
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