Este artículo se publicó hace 11 años.
Los lentes de Allende reavivan las dudas sobre la causa de su muerte
Una nueva investigación concluye que las gafas expuestas en el Museo Histórico Nacional de Chile no son las que fueron halladas a los pies del cadáver de Allende tras el bombardeo de La Moneda
Félix Población
Los lentes expuestos en el Museo Histórico Nacional de Chile no son aquellos que el general que comandó hace 40 años el asalto al palacio de La Moneda declaró haber encontrado en el salón Independencia, a los pies del cadáver del presidente Salvador Allende.
Esta es la tesis del trabajo de investigación recientemente publicado por el doctor español Julián Aceitero Gómez y el profesor y ensayista chileno Hermes H. Benítez, autor del libro Las muertes de Salvador Allende, publicado y reeditado hace unos años en su país con notable éxito. Según ese estudio, pormenorizadamente documentado, tampoco esos lentes son los que Allende usara el 11 de septiembre de 1973 mientras inspeccionaba el viejo edificio de Toesca para preparar su defensa.
Es de destacar que dos artículos anteriores del médico cordobés Julián Aceitero fueron incorporados por el abogado querellante en la Causa Rol nº 77/2011 abierta para la determinación judicial de la causa de la muerte del presidente chileno. En el artículo al que aquí se hace referencia, titulado Lo que los lentes de Allende nos permiten ver, se afirma que en la reciente investigación judicial aquellos lentes fueron sometidos a diversas pruebas periciales para determinar antecedentes médicos legales que esclareciesen la causa de la muerte de Allende, sin existir, paradójicamente, una pericia previa que hubiera determinado que los mismos le pertenecieron.
Es además digno de resaltar que cuando esa prueba pericial fue solicitada explícitamente al instructor del sumario (según consta en el informe correspondiente de una pericia ya hecha), éste no dispuso que fuera realizada.
Las gafas atribuidas hasta ahora a Allende fueron halladas junto a la salida por la que los soldados sacaron su cadáver
La posibilidad de que los lentes expuestos sean los mismos que el general Javier Palacios declaró haber encontrado a los pies del cadáver de Allende es descartada porque existe constancia sumarial de que esos anteojos estaban en poder del general que los encontró en la Dirección de Inteligencia Militar. En cambio, los hoy expuestos en el museo citado fueron hallados por Silva Jaraquemada el 16 o 17 de septiembre de 1973, mientras bajaba la escalera de caracol que conduce al primer piso de La Moneda. La salida está a la altura del nº 80 de la calle Morandé, la misma por la que cinco o seis días antes un grupo de soldados y bomberos bajó el cadáver del presidente Allende en una camilla militar.
Concretamente --afirman el doctor Aceitero y Hermes H. Benítez en su trabajo--, el 20 de diciembre de 1973 los lentes que el general declaró haber encontrado a los pies del cadáver de Allende en el Salón Independencia estaban en la Dirección de Inteligencia Militar, mientras que aquellos que la señora Silva recogió al bajar aquella escalera se encontraban guardados dentro de una caja metálica, en un closet de su departamento, donde permanecieron hasta que los donó en 1996 al Museo Histórico Nacional.
Una de las pericias practicadas a los lentes expuestos, además, determinó que tienen un poder dióptrico de +2,75, con los que su usuario corregiría una hipermetropía, lo que descarta que fueran usados aquel trágico día por el presidente Allende, que era miope. Si entonces los hubiera llevado puestos, su visión lejana borrosa, característica de la miopía, no solo no hubiera sido corregida, sino que, por el contrario, se habría incrementado.
El examen meta-forense de la única autopsia planteó la posibilidad de que no se suicidase, sino que fue asesinado
Dos objetivos se pretenden denunciar con el artículo de ambos autores, según me comenta Hermes H. Benítez desde Canadá, en cuya Universidad de Alberta se doctoró en Filosofía de la Educación. Por un lado, que la famosa investigación judicial de la muerte de Allende contiene serias fallas y errores de interpretación textual y forense, que hacen que sus conclusiones finales carezcan de suficiente credibilidad como para que se pueda aceptar que haya resuelto, "más allá de toda duda", los principales enigmas del caso.
Por otra parte, quieren servir de apoyo a la tarea de los abogados que aún se encuentran batallando para que se reabra la investigación judicial y se permita que se incorporen a los procesos una serie de antecedentes forenses que fueron descartados a priori por el juez Mario Carroza; entre otros, aquellos descubiertos en las investigaciones meta-forenses hechas por el doctor Luis Ravanal, que analizó la única autopsia efectuada al cadáver de Salvador Allende y planteó la posibilidad de que el presidente de la Unidad Popular fuese asesinado.
"Tengo el derecho a tener buena vista detrás de los anteojos", dijo Allende en un discurso pronunciado en 1972 en la universidad de Concepción. Su vida y ejemplo tienen también el derecho a que se sepa la verdadera razón de su muerte.
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