El juez federal de Estados Unidos John D. Bates ha desestimado la denuncia civil contra el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salmán por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

El magistrado del distrito de Columbia ha alegado que el príncipe, recientemente nombrado primer ministro de su país, dispone de inmunidad diplomática, a pesar de que la CIA le responsabiliza por la muerte del periodista saudí residente en EEUU, según ha confirmado el Gobierno que dirige el demócrata Joe Biden.

El juez ha admitido que considera "creíbles" las acusaciones contra Bin Salmán, pero ha reconocido su inmunidad y por tanto, ha desestimado la demanda civil contra él. Lo mismo determinó el Gobierno norteamericano el pasado 18 de noviembre sobre la demanda interpuesta por la prometida de Khashoggi.

El Gobierno de Biden ha determinado que según el derecho internacional el príncipe saudí es inmune a la demanda civil presentada por la organización de derechos humanos fundada por la prometida del periodista asesinado.

El Ejecutivo ha justificado que Bin Salmán es el "jefe de Gobierno en funciones" de Arabia Saudí a través de una carta firmada por el asesor legal interino del Departamento de Estado, Richard C. Visek, enviada al tribunal.

Según la normativa de derecho internacional, los tribunales de un país no pueden tomar medidas contra el jefe de Estado de otra nación "mientras esté en el cargo", y el padre del príncipe heredero, el rey Salmán, lo nombró primer ministro en septiembre.

El texto legal del magistrado ha recordado que la Constitución otorga al poder ejecutivo la potestad exclusiva para tomar decisiones relacionadas con la política exterior. En el mismo documento, el asesor legal destaca que el departamento "no tiene opinión sobre los méritos de la presente demanda y reitera su condena inequívoca del atroz asesinato de Jamal Khashoggi" en octubre de 2018.

La CIA sostiene que está demostrado que el príncipe heredero saudí "aprobó una operación en Estambul para capturar o matar" a Khashoggi porque se le percibía como un disidente cuyas actividades socavaban la monarquía.

Khashoggi se había mostrado crítico en columnas para varios medios de comunicación con el príncipe heredero, quien llevó a cabo duras medidas contra rivales y disidentes, incluso antes de que su padre lo nombrara primer ministro.