John McCain iba tan mal de dinero en noviembre que tuvo que pedir un préstamo bancario de tres millones de dólares, tras firmar un seguro de vida, en caso de que no sobreviviera a la campaña. Dos meses más tarde, está a punto de conseguir la nominación republicana tras su victoria en el supermartes. Tendrá que luchar contra Mike Huckabee, reforzado por sus resultados en el sur, y Mitt Romney, que no piensa abandonar pese a la derrota.
'Quiero terminar esto lo antes posible para unir al partido tras los valores conservadores', dijo ayer McCain al anunciar que ya estaba en campaña en los seis estados, Kansas, Luisiana, Washington, Maryland, Virginia y el distrito de Columbia que se deciden los próximos días 9 y 12.
Ahora o nunca
El veterano senador espera así rematar a su principal rival, el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, cerrar de una vez por todas una nominación que se le escapó hace ocho años y acallar las voces disonantes en el ala más reaccionaria de su partido.
'Nunca me ha importado ser el outsider, pero esta noche creo que tengo que hacerme a la idea de que soy el primero en la carrera hacia la nominación. Es un cambio que no me disgusta nada', dijo McCain al comparecer ante sus fieles en Arizona, cuando iban saliendo sus triunfos en nueve estados, sobre todo en California y NuevaYork.
EL derrotado Romney es el gran perdedor. El martes ganó 175 delegados, por 504 de su gran rival. El ex gobernador de Massachusetts, que ha invertido 35 millones de dólares de su fortuna en la campaña, sólo ha conseguido siete estados, entre ellos Utah, el centro de la comunidad mormona. Pero ha decidido seguir adelante, cueste lo que cueste.
'Algunos pensaron que todo acabaría esta noche pero no es así. Vamos a seguir batallando. Vamos a recorrer todo el camino hasta la convención, vamos a ganar y llegar hasta la Casa Blanca', dijo al conocer su fracaso.
El supermartes también ha reanimado a otro moribundo: Mike Huckabee que no ganaba desde los caucus de Iowa. Con buen humor y sin desanimarse, el ex pastor baptista nunca pensó en dimitir, ni siquiera tras sus malos resultados en Carolina del Sur y con sus escasísimos fondos de campaña (tiene un presupuesto de unos nueve millones de dólares, diez veces menos que Romney). Con cinco victorias en los estados más conservadores y religiosos del sur, Huckabee está más decidido que nunca a permanecer en la carrera.
'Esta noche hemos demostrado que seguimos en pie y, ante el asombro de muchos, nos estamos acercando' aseguró desde Little Rock, en Arkansas, donde fue gobernador durante diez años. Huckabee complica seriamente la ecuación. Romney pensaba monopolizar el descontento del sector republicano más conservador y reducir la contienda a un duelo con McCain. La presencia del pastor le amarga considerablemente los planes sobre todo porque éste se lleva muy bien con el senador de Arizona.
McCain no quiere perder ni un segundo y, como buen soldado, ha transformado su campaña en una maniobra envolvente contra los que más se resisten a la idea de su candidatura. Como dijo ayer en su rueda de prensa: 'Espero que llegado un punto, nos calmemos un poco y podamos ver en qué temas podemos ponernos de acuerdo'.
Los votantes republicanos que se identifican como conservadores prefieren a Romney y Huckabee, según los sondeos. Hasta en Arizona, el estado natal de McCain, la mayoría de ellos votó a Romney.Los moderados, como se creía, votaron a McCain. También lo hicieron los preocupados por la crisis económica, lo que es un fracaso para Romney, que presenta en la campaña su aval como empresario.
Hay pocos senadores republicanos que no hayan soportado alguna vez el carácter iracundo de McCain. No hace mucho le preguntaron al senador Thad Cochran sobre la posibilidad de que llegue a la presidencia. 'Me preocupa. Es errático, irascible y pierde los nervios'. No todos piensan como él. 13 senadores le apoyan en su campaña. McCain debería estar más preocupado por lo que ha dicho James Dobson, un activista ultraconservador muy influyente en la derecha religiosa. Sostiene que no votará a McCain bajo ninguna circunstancia. Entre las razones que da están las posiciones moderadas del senador sobre inmigración e investigación con células madre, además de su costumbre de usar palabrotas y juramentos. En esto último tiene toda la razón
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