Este artículo se publicó hace 5 años.
Elecciones europeasEl cambio climático y la lucha contra el desempleo centran el debate de los candidatos a la Presidencia de la Comisión
Los candidatos de los seis principales partidos políticos tran-Europeos se dieron cita en Bruselas para el último debate antes de las elecciones a la Eurocámara en apenas dos semanas.
Beatriz Ríos
Bruselas--Actualizado a
En la sede de la Eurocámara en Bruselas y a una hora nada europea, las 9 de la noche, los candidatos a suceder al luxemburgués Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión se dieron cita para el último debate antes de las elecciones al Parlamento que se celebran en apenas dos semanas. Cómo atajar el cambio climático y luchar contra el desempleo fueron los temas más candentes de un debate sosegado y sin grandes rifirrafes entre los representantes.
El alemán Manfred Weber, por el Partido Popular Europeo, el holandés Frans Timmermans, por los socialdemócratas, el checo Jan Zahradil, por los Reformistas y Conservadores, la danesa Margrethe Vestager por los Liberales, el belga Nico Cué, por la Izquierda Unitaria, y la también alemana Ska Kellers, por los verdes, discutieron durante 90 minutos, como si de un partido de fútbol se tratara. Lo hicieron, lejos de lo que estamos acostumbrados a ver en las discusiones nacionales, de manera sosegada, educada, sin salidas de tono y casi desacuerdos.
La armonización del salario mínimo en Europa, la imposición de un impuesto de sociedades europeo -de al menos el 18% apuntaba Timmermans-, la reducción de las emisiones CO2, la combinación del respeto a los principios humanitarios y al tiempo la protección de las fronteras o la necesidad de hablar con una sola voz en el mundo, fueron algunos de los principales temas que los candidatos pusieron sobre la mesa. Las cuestiones relativas al cambio climático y el empleo fueron las que desataron las intervenciones más encendidas.
Una coalición progresista para luchar contra el cambio climático
Miles de personas se manifiestan en las calles desde y el cambio climático está por primera vez entre los principales temas de la agenda. También en el debate. La cuestión ya no es si abordar o no los problemas ambientales, sino cómo. Ahí, los candidatos encuentran un terreno común, pero están lejos del acuerdo.
El candidato socialista, Frans Timmermans, dio las respuestas más concretas al proponer un impuesto sobre el queroseno y una tasa sobre las emisiones CO2 para todas las empresas en Europa. Timmermans aprovechó la oportunidad para pedir una coalición progresista "de Tsipras, hasta Macron", para asegurar que el cambio climático esté entre las prioridades próxima agenda de la Comisión.
Cuando el popular Weber hizo un llamamiento a trabajar por una Europa sin emisiones en 2050, "ese es nuestro objetivo común”, y asegurar una transición justa para de los trabajadores afectados, Keller le recordó que su partido ha votado constantemente en contra de las propuestas para combatir el cambio climático.
"¿Sabes lo que realmente va a ser dañino?” Dijo Timmermans a Weber al mostrar reticencias sobre el impacto de estas políticas para los trabajadores en ciertos sectores, "Si no hacemos nada", subrayó, “los más pobres sufrirán primero las consecuencias”.
Para Vestager el cambio climático es un riesgo pero también una oportunidad. Invertir en tecnología para reducir el impacto medioambiental puede crear millones de trabajos. “Hemos fijado los objetivos, tenemos la legislación para formar nuestros mercados. Es hora de hacer cosas,” insistió la líder liberal, “y esto es algo que tenemos que hacer juntos.”
Weber intentó huir de la disputa al resaltar la necesidad de que la próxima Comisión lidere la lucha mundial en asuntos ambientales. “¡Comienza en Europa, por el amor de Dios!”, Respondió Cué.
Impuestos y salarios
El cambio climático no fue el único tema que calentó el debate. La economía europea se recupera poco a poco después de la crisis financiera, pero la tasa de desempleo -particularmente en Grecia, España o Italia- sigue siendo alarmante. Los candidatos compartieron sus recetas para acabar con esta situación.
Timmermans pidió ampliar Erasmus, impulsar la Garantía Juvenil e implementar un la armonización del salario mínimo europeo. Esta propuesta encontró un eco en los representantes de los Verdes, la Izquierda e incluso los Liberales.
"Necesitamos un salario mínimo por el que valga la pena levantarse por la mañana", dijo Cué que atacó duramente las políticas neoliberales y la austeridad de los años de la crisis.
Sin embargo, para Weber, la respuesta no es un salario mínimo, sino "una buena política económica, infraestructuras, investigación y comercio, junto con el establecimiento de un mercado único aún más fuerte".
El candidato del Partido Popular elogió el trabajo Juncker al frente de la comisión para “estabilizar” la economía y atacó a Timmermans recordándole que muchos de los responsables de las instituciones que impusieron la austeridad que ahora él critica, como el Comisario de Economía Pierre Moscovici, también son socialistas.
Timmermans, Keller y Vestager volvieron a encontrar un punto en común en la necesidad de poner en marcha impuesto de sociedades europeo y trabajar en la tributación de los gigantes digitales. Vestager, Comisaria de Competencia, sabe bien de lo que habla. Entre otras cosas, se ha ganado su fama por las multas millonarias a empresas como Google o Appe por sus prácticas en materia fiscal. Cómo superar la oposición de los Estados miembros de la UE en este asunto -particularmente cuando cualquier decisión requiere unanimidad- sigue siendo la gran pregunta.
Jan Zahradil, sin embargo, discrepa. "Creo que los estados tienen derecho a imponer impuestos a las empresas. La Unión Europea no es un estado", aseguró el líder de los conservadores y reformistas. En un debate en el que las posiciones en favor de la integración europea eran mayoría, Zahradil fue la nota discordante, al pedir una Europa más flexible y descentralizada, que respete la soberanía de los estados miembros.
Más solidaridad y menos fronteras
Nico Cué, el candidato de la izquierda, es un sindicalista belga de padres españoles. Los padres de Cué abandonaron España huyendo del franquismo para instalarse en Bélgica. “Déjenme que les recuerde que la inmigración es por encima de todo un drama humano,” dijo desde la experiencia propia. “La migración es una oportunidad, yo soy una prueba,” insistió el candidato de la izquierda que llegó de forma ilegal al país del que hoy es nacional. “Esta es la Europa de la solidaridad que quiero crear”, sentenció.
Socialistas, Verdes y Liberales coinciden en que Europa debe cumplir con sus responsabilidades en materia humanitaria. “Cada vez que una persona muere en el Mediterráneo, Europa pierde un poco su alma,” aseguró Timmermans. Keller, algo menos sentimental pero mucho más práctica, defendió la necesidad de incrementar la capacidad de salvamento europea en el mar y denunció la colaboración de la UE con Libia y sus guardacostas, acusados en numerosas ocasiones de violaciones de derechos humanos.
“Veo un gran corazón en los europeos para acoger a los refugiados,” aseguró Vestager al tiempo que se apresuraba a apuntar que es necesario crear vías legales para poder hacer posible una mejor gestión de la migración. “Podemos discutir cómo hacerlo, pero tenemos que hacerlo juntos,” insistió la danesa.
En la otra cara de la moneda, el popular Manfred Weber insistió en la necesidad de reforzar el control de fronteras, su militarización, y aplaudió la medida aprobada recientemente para incrementar el número de agentes de Frontex. “Tienen que ser los estados, no los traficantes quienes decidan quién entra en Europa,” defendió Weber.
Zahradil defendió que las competencias en materia de migración y asilo deberían ser nacionales, apuntó a la necesidad de incrementar los acuerdos para la deportación de personas y rechazó el establecimiento de cuotas para repartir la responsabilidad de acoger migrantes y refugiados.
Populismo y esteroides
Si las rondas de aplausos a las intervenciones fueran una forma de medir quién ganó el debate, probablemente Frans Timmermans, Margrethe Vestager y Ska Keller serían los vencedores de la noche. Aunque la propuesta de Timmermans para una coalición de Tsipras a Macron no encontró eco durante el debate, lo cierto es que las sinergias entre los candidatos socialistas, verdes, liberales e incluso de izquierda fueron evidentes en durante la discusión en casi todos los temas.
Sin embargo, si las encuestas son correctas y el sistema spitzenkandidaten es respetado por los estados miembros, el líder del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, debería convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea. La actuación de Weber, que volvió a ser el candidato más débil, dejó mucho que desear.
Fue el primer debate para Cué y también para Vestager. El primero, algo incómodo, es el único sin experiencia en la UE y también el único que usó su lengua materna, el francés, para expresarse al contrario de sus colegas que lo hicieron en inglés.
La danesa, sin embargo, aunque algo imprecisa al principio, no tardó en coger el ritmo. Una de las citas de la noche fue sin duda suya. Al esquivar una pregunta sobre si Países Bajos, Irlanda, Bélgica, Luxemburgo o Malta son paraísos fiscales, afirmando que “para mí, un paraíso fiscal es un lugar donde todos pagan impuestos".
En su última intervención, los candidatos invitaron a los 427 millones de ciudadanos europeos que se esperaba que fueran a las urnas a votar "para que nadie más decida por usted". Ya sea para la "Europa del nuevo comienzo", defiende Weber; Para la esperanza, Keller quiere inspirar o el equilibrio de género que Vestager espera traer.
Los principales ausentes en el debate fueron los movimientos populistas que amenazan con poner en riesgo la integración europea. Timmermans, entonó el mea culpa por el aumento de los partidos nacionalistas, aseguró que los votantes han aprendido la lección con Brexit. Después de todo, dijo, "el Reino Unido parece hoy Juego de Tronos bajo los efectos de los esteroides".
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