Este artículo se publicó hace 11 años.
El Ejército egipcio da un ultimátum de 48 horas a las fuerzas políticas
Exigen el cumplimiento de las demandas del pueblo. En caso contrario anuncian la creación de una hoja de ruta con medidas para garantizar su aplicación, aunque niegan que se trate de un golpe militar
Las Fuerzas Armadas de Egipto han lanzado un ultimátum de 48 horas a las fuerzas políticas ante las masivas protestas contra Mohamed Mursi, las más multitudinarias desde la revolución popular que acabó con Hosni Mubarak. Tras el anuncio, el mandatario se ha reunido con el jefe castrense y ministro de Defensa, Abdel Fatah el Sisi, y el primer ministro Hisham Qandil.
Como ya ocurriera en 2011, el Ejército ha amenazado con intervenir en la crisis política, aunque también ha negado que se trate de un "golpe militar". En este caso, exige al presidente egipcio, en el cargo desde hace un año, que asuma su responsabilidad, cumpla las demandas que exige el pueblo y llegue a un acuerdo con el resto de formaciones políticas para acabar con la violencia que asola el país y que ya se ha cobrado 20 vidas. En un comunicado difundido por la televisión estatal, el Ejército señaló que en caso contrario anunciará una hoja de ruta para el futuro y supervisará su aplicación "si no se realizan las reivindicaciones del pueblo en ese plazo". Además, advirtió de que "la pérdida de más tiempo solo conseguirá más división y conflicto".
El Ejército egipcio advierte de que "la pérdida de más tiempo sólo conseguirá más división y conflicto"
Abdel Fatah el Sisi destacó que los ciudadanos han expresado su voluntad de una forma sin precedentes y, como tal, "las Fuerzas Armadas dan 48 horas como la última oportunidad para que las fuerzas políticas asuman su responsabilidad en este momento histórico que atraviesa la patria, que no va a perdonar a ninguna fuerza que deje de asumir su responsabilidad", señala el comunicado.
En el caso de que eso no ocurra, el Ejército consideró que se va a ver en la "obligación nacional e histórica de respetar las reivindicaciones del pueblo" y anunciar la hoja de ruta y encargarse de aplicarla. En ese sentido, El Sisi reiteró su llamamiento del pasado día 23 cuando instó a todas las fuerzas políticas a que llegaran a un consenso para salir de la crisis. Sin embargo, lamentó que en una semana no haya habido "ninguna iniciativa o acto", lo que -a su juicio- ha motivado la salida a las calles de los ciudadanos "con determinación, insistencia y libertad, de manera admirable".
Las Fuerzas Armadas justificaron su postura en la necesidad de proteger la patria, ya que "la seguridad nacional del Estado está muy amenazada ante los acontecimientos que vive el país". También destacaron que las protestas que comenzaron contra Mursi fueron "manifestaciones del pueblo que expresó su opinión y su voluntad de una forma pacífica y civilizada sin precedentes".
"Es obligatorio que el pueblo reciba una respuesta a su llamamiento y que cada parte asuma su responsabilidad"
"Es obligatorio que el pueblo egipcio reciba una respuesta a su llamamiento y que cada parte asuma su responsabilidad en estas circunstancias peligrosas que rodean a la patria", agrega la nota. No obstante, el Ejército puntualiza que "no va a ser parte del juego político ni del gobierno, y no aceptará salir de su papel estipulado en el sistema democrático auténtico, que deriva de la voluntad del pueblo".
Más tarde, en un comunicado difundido en la página de Facebook del portavoz castrense, Ahmed Mohamed Ali, el mando supremo del Ejército señala que "la doctrina y la cultura de las Fuerzas Armadas no permiten la política de 'golpes militares'", y reitera que los militares "no serán parte del juego político ni del gobierno".
La cúpula castrense asegura que su intervención se ha producido para "empujar a todas las partes políticas en el Estado a que encuentren rápidamente soluciones a la crisis y lleguen a una fórmula de consenso nacional que cumpla las reivindicaciones del pueblo".
De igual forma, insiste en que el comunicado anterior es sólo "una interacción con el latido de la calle egipcia", y repite que la institución no será parte del juego político ni del gobierno, "y no acepta salir de su papel estipulado en el sistema democrático auténtico que deriva de la voluntad del pueblo".
"La doctrina y la cultura de las Fuerzas Armadas no permiten la política de 'golpes militares'", asegura el Ejército
El movimiento Tamarrud (Rebelión), organizador de las movilizaciones contra Mursi, ha acogido con agrado el ultimátum castrense y ha instado a los ciudadanos a seguir manifestándose hasta que el mandatario dimita. Tamarrud, que asegura haber recogido 22 millones de firmas para pedir la renuncia del presidente, ha lanzado su propio ultimátum a Mursi para que presente su dimisión y convoque nuevas elecciones con la amenaza de comenzar una campaña de desobediencia civil.
El comunicado del jefe del Ejército ha sido difundido apenas horas después de que los ministros de Turismo, Asuntos Parlamentarios, Telecomunicaciones, Medio Ambiente y Recursos Hídricos presentaran su dimisión porque Mursi "no ha respondido a las demandas del pueblo que ha salido a la calle en las protestas del 30 de junio". Asimismo, el exjefe del Estado Mayor Sami Anan, antiguo "número dos" de la Junta Militar que gobernó Egipto tras la caída de Mubarak, ha dimitido como consejero de Mursi ante "las circunstancias que atraviesa el país". Además, el gobernador de la provincia de Ismailiya, Hasan Rifai, también ha presentado su renuncia para "preservar el interés público".
Las manifestaciones continúan este lunes y la plaza Tahrir vuelve a estar abarrotada
Las manifestaciones han continuado este lunes y Tahrir ha vuelto a abarrotarse. Una ola de euforia desbordó la plaza, donde los manifestantes acogieron con los brazos abiertos el ultimátum del Ejército. Familias enteras volvieron a marchar hacia el epicentro de la revolución contra Mubarak, donde el ambiente seguía siendo pacífico y festivo como la víspera.
Ante la posibilidad de que la escena política egipcia pueda dar un giro copernicano en cuestión de días, los opositores quisieron mantener la presión en las calles contra Mursi, a quien acusan de monopolizar el poder en favor de los Hermanos Musulmanes y de no solucionar los graves problemas económicos del país.
Las tarjetas rojas con la palabra "Erhal" (Vete, en árabe) volvieron a inundar la plaza Tahrir y otros puntos de la capital egipcia. Hace un año, la plaza era escenario de la celebración por el triunfo de Mursi en las primeras elecciones democráticas tras la caída de Mubarak. Ahora, sumidos en el descontento, los manifestantes han vuelto su mirada al Ejército como garante de la estabilidad en un país que sigue sin encontrar la fórmula de una democracia que satisfaga a todos.
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