Este artículo se publicó hace 5 años.
BrexitTheresa May se la vuelve a jugar (y podría ser la definitiva)
La primera ministra británica quiere que el Parlamento vote por cuarta vez su acuerdo con la UE a principios de junio, coincidiendo con la vista de Trump y los actos del 'Día D'. Si vuelve a ser rechazado, como se espera, se agotan las opciones para el brexit… y para May.
Cristina Casero
Londres-
“Nos acercamos al momento de la verdad”. El entrecomillado se lo atribuye el diario The Times a un ministro del gobierno de Theresa May convencido de que la primera ministra británica se la está jugando al haber convocado una nueva votación sobre el brexit en la Cámara de los Comunes para la primera semana de junio, la que arranca el día 3; y no parece que sea el único que lo piensa.
La premier británica tampoco tiene muchas más opciones si, como han señalado públicamente fuentes oficiales, su deseo es que el brexit se produzca antes de que los eurodiputados británicos que resulten elegidos en las elecciones al Parlamento Europeo -que aquí se celebran el jueves 23 de mayo- tengan que tomar posesión de sus escaños en Estrasburgo para la nueva legislatura, lo que en el calendario comunitario está fijado para el 2 de julio.
Así que May se ha lanzando a la desesperada a anunciar una nueva votación sobre el acuerdo que alcanzó con los líderes de la UE y que, recordemos, ya ha sido rechazado en tres ocasiones, sin haberse garantizado antes que contará con el apoyo necesario para que de una vez por todas la cámara lo apruebe.
Entonces, ¿volverán a votar lo mismo otra vez?
No exactamente. La primera ministra británica ha vuelto a tirar de estrategia. Después de que los diputados hayan rechazado su acuerdo con la UE ya tres veces, y de que el speaker haya dejado claro que no le va a permitir presentar de nuevo el mismo texto si no hay cambios en él, May ha decidido huir hacia adelante.
Su plan es que los parlamentarios se pronuncien sobre lo que debería haber sido el siguiente paso una vez que el acuerdo hubiera sido aprobado: el proyecto de ley que ratificaría ese acuerdo. Por eso literalmente no sería la cuarta votación sino que sería mucho más; los términos y la legislación necesaria para que el brexit se pueda llevar a cabo.
¿Qué resultado se espera de la votación?
May tiene más que cabreado a un amplio grupo de diputados conservadores, que lleva semanas pidiéndole que presente su dimisión. Más allá de su malestar general por la gestión que la primera ministra ha hecho del brexit, las críticas han ido en aumento por haberse reunido con el Partido Laborista para intentar llegar a un acuerdo que pueda convencer a ambas partes y así lograr el apoyo de éstos en una nueva votación en los Comunes. El ala más dura del Partido Conservador considera esta jugada intolerable, así que ahí tiene un buen número de parlamentarios que no parecen dispuestos a apoyar ahora lo que ya han rechazado otras tres veces.
Tampoco sus socios de Gobierno, el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte le daría su apoyo. Ni el Partido Liberal Demócrata, el Partido Nacional Escocés, ni el Partido Verde cambiarán su voto. Así que la pelota volvería a estar en el terreno del Partido Laborista. Y ellos, ¿qué harían?
Los laboristas juegan al despiste
Nada más conocerse la nueva fecha fijada por May para que el parlamento ratifique su acuerdo con la UE, el Partido Laborista se ha apresurado a decir que esta vez tampoco lo respaldara salvo que antes ambas partes lleguen a un acuerdo en el marco de las conversaciones que están llevando a cabo desde hace seis semanas. De momento, no lo han alcanzado pero ojo porque, como apunta el editor político de The Sun, Tom Newton Dunn, hasta en tres ocasiones le han preguntado a sus portavoces si se plantearían abstenerse y han dado la callada por respuesta. Todo parece indicar que es una estrategia para ver si consiguen rascar algo a su favor en esas conversaciones bilaterales.
¿Anuncio real o estrategia electoral?
Que a nadie se le escape que, por surrealista que parezca, la semana que viene los británicos también votan en las elecciones al parlamento europeo. Y que a nadie se le escape tampoco que todas las encuestas dan como vencedor al Partido del Brexit de Nigel Farage (la del diario The Observer del pasado fin de semana le augura el 34% de los votos frente al 11% para los conservadores, que pierden 3 eurodiputados y pasan al cuarto puesto). Éste es el contexto en el que May ha realizado su anuncio de una nueva votación, por eso es no resulta loco pensar que pueda ser solo una estrategia de campaña para que sus electores vean que sigue implicada y decidida a llevar a cabo el brexit, teniendo en cuenta que sus grandes rivales están aprovechando este ‘impás' en el tema para venderse como el único partido que puede hacer realidad la salida de la UE.
La votación coincide con la visita de Trump y el D-Day
Las teorías sobre que el anuncio de May podría acabar siendo un farol se apoyan en la fecha elegida por la primera ministra. Ciertamente, la primera semana de junio parece la menos apropiada de los últimos tiempos para afrontar este asunto; la votación debería celebrarse el 4, 5 ó 6 de junio, coincidiendo con la visitad de Estado de el presidente estadounidense Donald Trump a Reino Unido (del 3 al 6) y con toda una serie de actos de conmemoración del 75 aniversario del desembarco de Normandía el día 5 en Portsmouth.
¿Qué pasa si vuelven a rechazarlo?
May ha decidido sacar todas su fichas y apostarlas a un solo número por lo que, si la bolita no cae donde ella espera, podría perderlo todo; las alternativas se agotan y además la normativa de la Cámara de los Comunes establece que no podría volver a convocar una votación de este tipo mientras dure el actual ejercicio parlamentario, que en Reino Unido empieza y termina cada primavera. Como ha señalado el Secretario de Estado de Desarrollo, Liam Fox, las opciones se limitarían a “salida sin acuerdo o no brexit”. Y teniendo en cuenta que ella insiste en no dimitir hasta que el texto salga adelante, sería como empeñarse en circular, una vez más, por en un callejón sin salida: la confirmación de que Theresa May se ha equivocado en su estrategia.
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