Este artículo se publicó hace 12 años.
Así tortura Al Asad
Un informe publicado Human Rights Watch detalla los métodos de tortura utilizados por el régimen sirio y la localización de 27 cárceles donde se ponen en práctica
Desde que la mecha de Primavera Árabe prendió y se iniciaron las revueltas populares contra el régimen de Al Asad la represión ha sido un oscuro leitmotiv instalado en Siria. En estos meses gracias a Internet los activistas de la oposición han podido mostrar al mundo cómo actúa el gobierno, bombardeando las ciudades y usando ametralladoras contra manifestantes pacíficos. Sin embargo, uno de los aspectos más aterradores de la represión es sin duda el que no pueden mostrar las cámaras, el que se produce en el interior de las comisarías y cuarteles donde las fuerzas de seguridad practican los métodos más sofisticados de tortura.
Desde que los niños de un colegio de Deraa fueron arrestados y sometidos a malos tratos en comisaría por haber escrito en una pared: "el pueblo quiere la caída del régimen", episodio que provocó la apertura del ciclo de protestas, la tortura ha sido utilizada de forma sistemática por las fuerzas de Al Asad. Ahora, un nuevo informe de Human Rights Watch ha hecho público los martirios que sufren miles de detenidos en cárceles secretas.
El informe ha sido elaborado a partir de entrevistas a expresos y desertores
En este informe, civiles que han pasado por los calabozos y soldados desertores han identificado los lugares donde se encuentran estos centros y han reportado los métodos de tortura empleados. A día de hoy se han registrado un total de 27 de estas cárceles administradas por los servicios secretos.
"Las agencias de inteligencia están utilizando un archipiélago de centros de tortura diseminados por todo el país", explica Ole Solvang, investigador principal de emergencias en HRW. "Con la publicación de estos lugares y la identificación de sus responsables, se les pone sobre aviso de que van a tener que responder por estos crímenes atroces" matiza en el informe. De esta forma, la organización instó al Consejo de Seguridad de la ONU a remitir la situación en Siria a la Corte Penal Internacional (CPI) y la adopción de sanciones contra los funcionarios implicados en los abusos.
Las instalaciones que recoge el informe son aquéllas que han sido identificadas por numerosos testigos, aunque el número real de los centros de detención utilizados por las agencias de inteligencia probablemente sea mucho mayor que los 27 registrados.
Casi todos los exdetenidos entrevistados han sido torturados o han presenciado como lo eran sus compañeros. Los interrogadores utilizan una amplia gama de métodos, que incluyen golpes prolongados, a menudo con objetos tales como porras y cables, la inmovilización de los detenidos en posiciones dolorosas durante períodos prolongados de tiempo, el uso de electricidad, quemaduras con ácido, abusos sexuales, arrancar las uñas y el simulacro de ejecución. En total, los HRW documentó más de 20 métodos diferentes de tortura utilizados por los servicios de inteligencia.
HRW ha registrado más de 20 métodos diferentes de tortura
Un hombre de 31 años de edad, que fue detenido en Idlib en junio, describió cómo fue torturado en el presidio de esa ciudad. "Ellos me obligaron a desnudarme. Entonces me empezaron a apretar los dedos con unos alicates. Me pusieron grapas en los dedos, el pecho y los oídos. Utilizaron dos cables conectados a una batería de coche para darme descargas eléctricas. Usaron armas eléctricas paralizantes sobre mis genitales dos veces. Pensé que nunca volvería a ver a mi familia otra vez. Me torturaron de esta forma tres veces más en tres días".
Las cuatro agencias de inteligencia encargadas de esta tarea, comúnmente llamados colectivamente como la mukhabarat, son el Departamento de Inteligencia Militar, la Dirección de Seguridad Política, la Dirección General de Inteligencia y la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Cada una de estas cuatro agencias mantiene sedes centrales en Damasco, así como ramas locales por todo el país, y en prácticamente todas hay centros de detención de varios tamaños.
Según relata el informe, las personas que llevan a cabo u ordenan estos crímenes considerados de lesa humanidad por el derecho internacional incurrirían en la responsabilidad penal individual, al igual que aquellos en una posición de mando cuyos subordinados cometieron crímenes de los que eran conscientes o deberían haberlo sido. Esta responsabilidad de mando no sólo se aplicaría a los funcionarios que supervisan los centros de detención, sino también a los jefes de los organismos de inteligencia, miembros del Gobierno, y el propio jefe de Estado, el presidente Al Asad.
Sin embargo, debido a que Siria nunca ha ratificado el Estatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional, la justicia sólo tendrá competencia si el Consejo de Seguridad adopta una resolución. Algo que de momento ha sido imposible por el bloqueo que mantienen Rusia y China. "El alcance y la inhumanidad de esta red de centros de tortura es verdaderamente horrible", asevera Solvang. "Rusia no debe proteger a los responsables de estos crímenes".
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