Este artículo se publicó hace 2 años.
Así fue el referéndum de Montenegro, a través del cual logró la independencia
Una participación mínima del 50% y un apoyo al sí de al menos el 55%, como ha propuesto ERC para acordar un referéndum, son las condiciones que permitieron al país balcánico romper la unión con Serbia el 21 de mayo de 2006.
Madrid-
La nueva propuesta de ERC para lograr un referéndum pactado de autodeterminación para Catalunya tiene aroma balcánico, más concretamente montenegrino. Y es que las condiciones propuestas por los republicanos -una participación mínima del 50%, con al menos un 55% de los votos a favor del "sí" a la independencia- se inspiran en el referéndum que este territorio celebró el 21 de mayo de 2006. Aquel día, en una votación muy ajustada, los montenegrinos se decantaron por constituirse como un Estado independiente, reconocido internacionalmente, en lo que supuso un nuevo capítulo -el penúltimo, al menos por el momento, ya que después se independizó Kosovo- del desmembramiento de la antigua Yugoslavia.
A la pregunta de "¿Desea que Montenegro sea un Estado independiente con completa legitimidad legal e internacional?", el "sí" alcanzó el 55,5% de los votos -un total de 230.711-, mientras que el "no" se quedó en el 44,5% -184.954-, con una participación en el referéndum que subió al 86,5% del censo. De este modo, por solo medio punto, se cumplieron las condiciones fijadas por la Unión Europea -y aceptadas también por Belgrado- para que Montenegro se pudiera convertir en un Estado independiente reconocido internacionalmente y, por tanto, se pusiera punto y final al Estado de Serbia y Montenegro.
El resultado también desvaneció los temores de caer en lo que entonces se llamó la "zona gris", es decir, un triunfo del "sí" pero con una franja de apoyo de entre el 50% y el 55%, que legitimaría la independencia, pero no haría posible su reconocimiento internacional.
El 3 de junio de 2006 en Podgorica, la capital, el Parlamento de Montenegro declaró la independencia -que ese mismo mes sería reconocida formalmente por la comunidad internacional, Naciones Unidas y la propia Serbia- y el día 5 la Unión de Serbia y Montenegro se disolvía, tras decretar el fin de la unión entre ambos territorios. ¿Cómo se llegó hasta aquí?
Cuatro décadas de independencia antes de Yugoslavia
Para no retroceder excesivamente en la historia, situémonos en el siglo XIX. Tras un largo período bajo control del Imperio Otomano, en 1878 el Congreso de Berlín reconoció a Montenegro como Estado soberano, con Cetinje como capital y gobernado por el príncipe Nicolás I, que se convertiría en rey en 1910, cuando el territorio pasaría a ser una monarquía.
Sin embargo, no habría un segundo monarca, porque solo ocho años más tarde, coincidiendo con el final de la I Guerra Mundial, caería bajo el control de Belgrado y se integraría en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que a partir de 1929 pasaría a ser Yugoslavia. Desde 1945, con la llegada al poder de los comunistas, Montenegro sería una de las seis repúblicas que formaron la República Federal Socialista de Yugoslavia.
El estallido de las guerras de los Balcanes terminaría con Yugoslavia, pero durante los primeros años de los conflictos Montenegro se mantuvo alineada con Serbia. De hecho, en 1992 lo aprobó la población en una consulta con un resultado abrumador: el 95,7% de los votos fueron favorables a mantener la unión, entonces a través del nombre de República Federal de Yugoslavia, que se cambiaría en 2002 por la Confederación de Serbia y Montenegro.
La Constitución de este nuevo Estado ya abría la puerta a un referéndum de independencia de Montenegro, que tras comprobar cómo Serbia se había convertido en una especie de paria para los Estados occidentales -básicamente los de la Unión Europea y Estados Unidos - progresivamente había optado por alejarse de ella. Y la Carta Magna de la nueva Confederación establecía que Belgrado y Podgorica quedaban unidas básicamente solo en política exterior y defensa, hasta el punto de que Montenegro optó por adoptar el euro como moneda, algo que no hizo su vecina.
En este contexto, los independentistas montenegrinos llegaron al referéndum de mayo de 2006 vendiendo la soberanía propia como una puerta hacia la esperanza y el futuro, que les permitiría alejarse de la "fracasada" Serbia. Todo ello reivindicando las cuatro décadas como Estado soberano que habían tenido a caballo entre los siglos XIX y XX. La votación se celebró sin incidentes destacables.
Filip Vujanovic, que ya presidía Montenegro durante la Confederación con Serbia, se convirtió en el primer presidente de la República de Montenegro, cargo que mantendría hasta 2018. A pesar de negociarlo desde 2008, a día de hoy Montenegro todavía no se ha convertido en miembro de la Unión Europea, pero esto es ya otra historia.
El 'delirium tremens' de Solana
Un epílogo para terminar. Aquel mayo de 2006, el alto representante para la Política Exterior y la Seguridad de la Unión Europea era Javier Solana, histórico dirigente del PSOE, que salió al paso de las declaraciones de independentistas vascos y catalanes sobre el Estado balcánico para proclamar que "cualquier comparación o reflexión así... No hay ningún parecido entre Montenegro y la República Serbia y ningún país que forme ya parte de Europa, incluido el nuestro, España. (...) Cualquier reflexión como la que me están planteando roza el delirium tremens".
Solana también manifestó que "dudaba" que Catalunya o País Vasco llegaran a celebrar un referéndum de autodeterminación, unas palabras estas últimas similares a las que algunos dirigentes del PSOE han pronunciado tras conocer la propuesta de ERC.
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