Este artículo se publicó hace 6 años.
El melanoma ocular, el gran desconocido y el más infradiagnosticado
Se llama melanoma pero nada tiene que ver con el sol, se desconoce exactamente qué lo origina, se trata de una anomalía cromosómica y lo padecen personas de más de 50 años.
Madrid-
Se llama melanoma, sí, pero el melanoma ocular nada tiene que ver con el sol. De hecho, se desconoce exactamente qué lo origina, si bien se cree que puede estar causado por factores predisponentes como la hiperpigmentación ocular congénita o ciertas anomalías cromosómicas. La media de edad en la que se diagnostica se encuentra entre los 55 y los 60 años y su detección suele darse durante los exámenes oculares de rutina.
“El principal motivo de las detecciones en revisiones de rutina es porque se tiene un gran desconocimiento de este tipo de cáncer, al asociarse el melanoma a la piel. Cuando les decimos a los pacientes que tienen un melanoma en el ojo y les explicamos que tienen que ir al oncólogo porque tiene capacidad de metástasis se quedan se quedan muy sorprendidos y asustados. Afortunadamente, la incidencia ronda el 5% del total de melanomas”, explica María Capote, oftalmóloga responsable de la Unidad de Retina y Vítreo de Clinilaser.
El melanoma ocular puede aparecer, por orden de frecuencia, en la zona uveal, conjuntival y palpebral. Es en la uveal donde se dan la mayoría de estos tumores (aproximadamente el 85% de los casos). Dentro de la úvea, pueden situarse en el cuerpo ciliar, coroides o en el iris, los de mejor pronóstico, si bien no son los más frecuentes.
Signos de alerta
A menudo el melanoma ocular no ocasiona síntomas en sus primeras fases, pero podría cursar con síntomas como cambios en el tamaño y la forma de la pupila, cambios en la posición del globo ocular (ojos saltones), cambios en la vista, como visión borrosa, moscas o flashes de luz y cuando se da en el iris, se puede detectar una mancha oscura en él, como un lunar.
“Sin embargo, en las primeras fases este tipo de tumor puede padecer asintomático, que es cuando los tratamientos son más efectivos. De ahí la necesidad de acudir a revisiones oftalmológicas periódicas. En estas revisiones, podemos detectar no solo el melanoma ocular sino múltiples patologías que pueden ir desarrollándose con la edad, pero que cogidas a tiempo se pueden detener, como es el caso del glaucoma, la degeneración macular asociada a la edad o la presbicia, entre otras”, explica Capote.
Diagnóstico
Una exploración completa con pupila dilatada, que incluya un fondo de ojo, es suficiente para detectar los signos de que puede haber un melanoma ocular. “Sin embargo, si hay sospecha se pueden pedir otras pruebas complementarias, como la retinografía (fotografías que se hacen al fondo de ojo) o la angiografía, con la que introducimos contraste inyectado para ver con una cámara la retina y la coroides. Tras esto, y confirmado el melanoma, pediremos unas pruebas de estudio de extensión por si hubiera metástasis, ya que en ese caso siempre hay que derivar a un oncólogo que haga las pruebas pertinentes para ver si hay o no afectación a otros órganos y en qué medida”, explica la especialista.
Tratamiento
La tasa de supervivencia depende de la localización del cáncer. En los casos más comunes, los tumores que aparecen en el tracto uveal, la supervivencia a cinco años del melanoma de iris ronda el 97%, mientras que en los que afectan al cuerpo ciliar y coroides desciende a un 70%. “Si bien, hay que estudiar detenidamente cada caso, porque va a depender mucho de la localización y el tamaño del tumor”, indica la experta.
El tratamiento también dependerá de ese estudio determinado e individualizado de cada caso, aunque la mayor parte de las veces se opta por la braquiterapia oftálmica, una técnica conservadora por la que se implanta en el ojo una placa con isótopos radioactivos que van mandando al tumor la radioterapia que incidirá en él para ir disminuyendo su tamaño. “Realmente es una radioterapia local que se aplica en función del tamaño del tumor durante un tiempo determinado, para posteriormente retirar esa placa implantada. Durante el tiempo en el que el paciente es portador de esa placa permanecerá ingresado en una unidad asilada, dada la radiactividad de los isótopos”, señala Capote.
La principal ventaja de la braquiterapia oftálmica radica, no solo en la evitación de extirpar el ojo, también en la conservación de su función.
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