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Zapatero quiere cerrar cuatro grandes pactos en la legislatura

Afectarán a terrorismo, financiación autonómica, presidencia europea y órganos constitucionales

Fernando Garea

“Es mejor ser reelegido que ser elegido por primera vez”, aseguró con euforia José Luís Rodríguez Zapatero ayer a puerta cerrada a los miembros del Comité Federal del PSOE.


Han ganado y, como es obvio, no hubo críticas ni peticiones de la veintena de intervenciones que, de forma más o menos expresa, dejaron a su líder manos libres para negociar con quien quiera, como quiera y lo que quiera. Él no precisó como lo hará y sólo dio alguna pista para deducir que piensa gobernar en minoría con acuerdos puntuales, porque aseguró haber alcanzado “una mayoría suficiente, fuerte y sólida que nos va permitir la autonomía precisa para llevar a la práctica nuestro proyecto y nuestro programa”. La negociación se la encargó a José Blanco para después de Semana Santa y en su intervención final a puerta cerrada aseguró que será más fácil que hace cuatro años.


Incluso, habló ya de las posibilidades de alcanzar más escaños en las próximas generales de 2012 y habló como si fuera a ser el candidato entonces. Su tesis es que están en el récord de votos, que con ese porcentaje ha habido mayorías absolutas, que nunca el PSOE había subido en generales cuando ya estaba en la Moncloa y que será el Gobierno en minoría con más escaños desde 1978. En esa intervención a puerta cerrada habló de cuatro acuerdos para la legislatura: sobre terrorismo, sobre financiación autonómica, sobre la presidencia europea que corresponde a España en 2011, y sobre la renovación de órganos constitucionales.


Superávit presupuestario


El de terrorismo fue el único acuerdo que desarrolló en su intervención abierta y sobre el de financiación autonómica se extendió asegurando que puede ocupar gran parte de la agenda de la legislatura. Afirmó estar dispuesto a que el Estado haga un esfuerzo gracias al superávit presupuestario.


Respecto a la economía, primero lanzó flores a Pedro Solbes y hasta le atribuyó habilidades de mitinero, además de referirse a la importancia de que derrotara a Manuel Pizarro en el debate. Luego aseguró que la economía será el gran tema de la legislatura y auguró que los malos datos pueden invertirse en 2011 y 2012, es decir, antes de acabar su mandato. Hizo una declaración de principios al asegurar que él no cree en el centro y, por tanto, no debe pedirse ningún giro político en ese sentido y que, más bien, se trata de movilizar a los electores de izquierdas, según varios asistentes.


Al hilo de algunas intervenciones, como la de Joan Lerma, que hablaron de repercusiones negativas de la política territorial en comunidades como Valencia y Madrid, Zapatero defendió su gestión. Añadió que los resultados deben verse globalmente y que él personalmente asume el éxito y el fracaso de cada circunscripción.


De hecho, en su declaración inicial abierta aseguró que “el PSOE es la fuerza política central de la democracia española”. Según explicó, lo es por su “arraigo y fortaleza en todo el territorio, por la capacidad para integrar, por la presencia equilibrada en toda España, por haber gobernado más años que ningún otro partido y por haber protagonizado los grandes avances democráticos”.

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