Mucho glamour y mucha deuda'. Así resumió ayer un importante empresario valenciano los ocho años de gobierno de Francisco Camps. El expresident sedujo a los votantes, de los que obtuvo tres mayorías absolutas, con un discurso de autoestima colectiva trenzado de victimismo hacia Madrid, cuyo mayor exponente es la inversión en grandes eventos. Camps, en cambio, descuidó la gestión de aquellos servicios que no le iban a traer un relumbrón inmediato, como la sanidad y la educación. No obstante, la peor herencia de Camps es la deuda.
Según los datos del Banco de España relativos al primer trimestre de este año, publicados en junio, el País Valencià es la comunidad autónoma más endeudada de España, con un 17,4% de deuda en relación a su Producto Interior Bruto. El PSOE valenciano señala que sólo Canal 9 tiene un agujero de 1.300 millones de euros. En los últimos meses, varios sectores de proveedores se han puesto en pie de guerra contra la Administración por el retraso o, directamente, la ausencia de pagos. Destaca la Plataforma de Proveedores de la Sanidad, cuyos representantes afirman arrastrar deudas desde 2008. El president siempre achacó estas cifras a la discriminación que, a su juicio, sufre el País Valencià en materia de financiación por parte del Gobierno central.
La economía valenciana alcanzó un gran dinamismo durante los primeros años del Gobierno de Camps, cuando el auge de la construcción llenó las arcas públicas. Pero el estallido de la crisis trajo el desastre en forma de desempleo. Camps puso en marcha el plan Confianza, una copia del plan E a nivel autonómico, con el que pretendió revitalizar el empleo a nivel municipal. Además, se enorgulleció de no haber subido nunca los impuestos. Pero sus medidas no sirvieron para atajar el drama. Los datos de la EPA del primer trimestre de 2011 señalan que el porcentaje de desempleados en el País Valencià alcanza el 24,12 %, casi tres puntos más que la media nacional. En 2003, fecha en la que Camps llegó a la Presidencia, rondaba el 10%.
Camps toleró desde su llegada al poder en 2003 el escándalo de Carlos Fabra, el presidente de la Diputación de Castellón, imputado por presunto cohecho, fraude fiscal y tráfico de influencias desde ese mismo año. Fabra se apartó del poder el mes pasado sin haber sufrido presión alguna: 'Me voy porque quiero', dijo. Otros dos escándalos sacuden al PP valenciano. El caso Gürtel mantiene implicados a siete diputados, incluido Camps. El caso Brugal afecta a otros dos, entre ellos la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. También está imputado el presidente del partido en Alicante, José Joaquín Ripoll.
Cuanto más crecían los indicios de corrupción, más lo hacía la opacidad por parte de las instituciones gobernadas por el PP. Desde 2009, Les Corts Valencianes han merecido cinco sentencias del Tribunal Constitucional por negar información a la oposición. En junio, el Tribunal Superior de Justicia de Valencia condenó a la Generalitat a facilitar al grupo Compromís los contratos menores adjudicados a la trama Gürtel, que se habían negado con el argumento de que estaban bajo secreto de sumario. La Generalitat recurrió la sentencia.
'Poner a Valencia en el mapa'. Ese fue el lema del Gobierno de Camps. Lo hizo a través de los grandes eventos, que proyectaron la imagen del País Valencià como organizadora de acontecimientos. El problema es que para conseguirlos su Gobierno no escatimó en gastos ni, según los informes policiales, en comisiones. No hay cifras oficiales sobre el gasto que han supuesto las carreras de Fórmula 1 o la visita del papa a Valencia, porque la Generalitat no las proporciona. En el primer evento se ha gastado ya, al menos, 139 millones de euros. En el segundo, la trama Gürtel se embolsó tres millones en comisiones, según el sumario.
La decisión de Camps de impartir la asignatura de Educación para la Ciudadanía en inglés, con el objetivo de oponerse a los planes del Ejecutivo central, causó toda una revolución en la escuela pública. Miles de personas salieron a protestar. Estalló un malestar latente por las carencias en el sistema educativo. En su último discurso de investidura, Camps afirmó que había construido 400 colegios. No fueron suficientes para eliminar los 1.300 barracones en los que miles de niños estudian en el País Valencià, según el PSOE.
El logro sanitario que más enorgullece a Camps es la construcción del nuevo hospital de La Fe. Se publicitó como 'el más grande de Europa'. Durante su gobierno se han construido ocho hospitales. Cuatro son de titularidad pública y gestión privada. El PSOE rechaza este modelo porque afirma que no se ha hecho una evaluación seria de los costes y beneficios. A falta de datos rigurosos, creen que no supone un ahorro pero sí pone en riesgo la equidad. Los socialistas critican que el País Valencià está a la cola en número de camas por habitante y en personal de enfermería.
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