Llegó al 15-M desde la cuna del fenómeno: los movimientos sociales. Por eso, cuando estalló la revuelta hace un año, fue algo 'natural' para él. Participó en la acampada de la Plaza de Catalunya de Barcelona y, un año después, trata de encauzar la unidad que hizo posible las acampadas y que sustentó el respaldo social al 15-M. Su vinculación a los indignados sigue hoy más vigente que nunca. Junto a Esther Vivas, este profesor de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona acaba de publicar Planeta Indignado (Sequitur, 2012).
1. ¿Participaste?
Sí, participé en la acampada y ocupación de Plaza Catalunya y en algunas de las comisiones de trabajo que se crearon, como la de 'manifestación y huelga general' que, entre otras actividades, se encargó de la preparación de la manifestación del 19 de junio.
2. ¿Te convencieron o convenciste?
Llevo años implicado en luchas y movimientos sociales y antes del 15-M estaba participando en las diversas iniciativas que intentaban movilizar a la ciudadanía contra las políticas de recortes. Cuando estalló el 15-M fue natural para mí, como para otros muchos activistas, sumergirse en él. ¡Por fin lo que llevábamos años esperando había llegado!, aunque como suele ser habitual, lo hizo de manera imprevista y con formas no imaginadas.
3. Los motivos que te indignaron
Las políticas que buscan descaradamente hacer pagar el coste de la crisis a la mayoría de la población no han hecho más que aumentar los motivos para seguir oponiéndonos al actual sistema a aquellos que ya llevábamos tiempo en el activismo social. Para mí, la crisis confirma y justifica aún más la necesidad del compromiso social militante y de la implicación en las luchas sociales para transformar la sociedad en un sentido solidario.
4. Los motivos para volver a indignarte
Cada día que pasa se confirma que el capitalismo es incapaz de garantizar el bienestar de la mayoría de la población y que, además, amenaza la supervivencia de la humanidad y la biosfera por la crisis ecológica que ha generado. Cada día que pasa la complicidad y servilismo de la clase política con el poder financiero es más desvergonzada. Y cada viernes, Rajoy anuncia nuevos recortes. ¡Hoy lo difícil no es encontrar motivos para indignarse, lo complicado es encontrar motivos o excusas para no estarlo!
5. Un momento especial
Todos los días en los que duraron las ocupaciones fueron muy especiales. ¡Fueron semanas en las que las rutinas cotidianas saltaron por los aires! Quizá los momentos que recuerdo como más intensos fueron la noche de desafío a la prohibición de la junta electoral, el fallido desalojo de Plaza Catalunya el 27 de mayo, y los ajetreados días comprendidos entre el 15 de junio, jornada de bloqueo al Parlament, y la manifestación del 19 de junio. Pero durante todo los días que duró la ocupación un momento particularmente electrizante era el de la cacerolada de la noche, justo antes del comienzo de la asamblea general, y que servía de termómetro de cómo estaban los ánimos y las fuerzas.
6. Un error
Los aspectos positivos son mucho más importantes que los negativos. Es normal que un movimiento social tan amplio, tan fuerte y tan intenso como éste tenga, sin embargo, puntos débiles y problemas. Para mí el más grave, y lo que me gustaría poder cambiar mirando hacia atrás, ha sido la dispersión organizativa posterior al verano pasado y la incapacidad para mantener espacios unitarios de coordinación donde poder tomar iniciativas. De todos modos, con la preparación de las jornadas del 12 y el 15 de mayo, parece que esta dinámica empieza a revertir.
7. ¿Qué aportaste?
Supongo que, como tantos, aporté ganas y entusiasmo. Y aprendí tanto como aporté. Participar en una lucha social de esta magnitud supone un proceso de aprendizaje personal y colectivo enorme, difícil de explicar.
8. ¿Qué ha cambiado con el 15-M?
Ha marcado un antes y un después, un punto de inflexión. Ha puesto fin a la política de la resignación y del desánimo y ha permitido recuperar la confianza en la capacidad colectiva para cambiar las cosas. La pérdida del miedo (o al menos la pérdida parcial) ante un presente insoportable y un futuro que amenaza en ser peor es otro de los grandes cambios del último año. Creo que la sociedad se ha repolitizado de forma acelerada, aunque todavía con formas contradictorias y no siempre claras y sólidas.
9. ¿Sigue teniendo la misma fuerza que hace un año?
El 15-M abrió un nuevo ciclo, una brecha que está lejos de haberse cerrado, muy a pesar de los defensores del actual sistema. Su arranque fue de una potencia espectacular, una inmensa sacudida social que no podía mantenerse con tal intensidad durante mucho tiempo. Y pasada la explosión inicial el 15M perdió visibilidad y capacidad de iniciativa. Pero vemos como en los últimos meses, tras la #primaveravalenciana, las luchas sociales han ido remontando. Los movimientos sociales no avanzan de forma lineal, sino con altos y bajos, frenazos y acelerones. Las jornadas del 12 y el 15 de mayo supondrán, creo, un nuevo acelerón y darán de nuevo visibilidad y empuje al movimiento.
10. ¿Hasta dónde crees que llegará?
La protesta social ha vuelto para quedarse. Los próximos años estarán marcados por las resistencias a las políticas de ajuste. ¡Lo que empezó de forma abrupta hace un año es sólo el inicio!. Pero frenar la actual ofensiva no es tarea fácil. La magnitud del ataque no tiene precedentes y sólo con una respuesta social de las mismas proporciones el movimiento podrá conseguir victorias importantes. No basta con algunas manifestaciones y ocupaciones. Se necesita un largo y sostenido proceso de removilización social, y también conseguir combinar la movilización en la calle y el territorio con la de los centros de trabajo, donde el panorama para luchar es muy complicado. Pero en un año, a pesar de no haber podido frenar los recortes y la involución democrática, hemos conseguido mucho más de lo que hubiéramos imaginado. El paisaje de fondo, el clima social, cultural y político, se ha transformado.
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