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IU espera la remontada impulsada por la fuerza del Movimiento 15-M

Cayo Lara apuntala el mensaje de la 'alternativa' y la esperanza frente al 'neoliberalismo' de PSOE y PP

JUANMA ROMERO

Cuenta Cayo Lara que en Málaga, el pasado miércoles, un hombre 'de unos setenta y pico años' se le acercó en la calle. No le dijo nada, le miró 'emocionado'. El coordinador federal de Izquierda Unida le abrazó. Apenas sostuvieron las lágrimas. No cambiaron palabra. No se conocían, no eran familiares. 'Pero los dos nos reconocimos como compañeros, como hermanos en la lucha', rememoraba estos últimos días el líder.

La anécdota sirve como trasunto de una campaña del 22-M que IU diseñó con las encuestas a favor y mirando a los ojos a los ciudadanos, a sus problemas, explicándoles una crisis de la que no eran responsables e insistiendo en que no estaban 'condenados a elegir entre lo mismo y lo mismo', que había 'alternativa'. Una impronta que ya marcó con el spot Nuestras manos un éxito de YouTube y que ha trasladado por todo el país.

La federación rechaza liderar a los indignados, pero subraya su cercanía

Y, si el volumen de simpatizantes es un buen termómetro, IU puede dormir tranquila. No le costó rondar o superar las mil personas en Valencia, Alicante, Gijón, Madrid, Málaga o Córdoba, cifra mágica que antes acariciaba sólo en Sevilla -ciudad en la que, paradójicamente-, pinchó este año. Así que ese 'entusiasmo, el ánimo de la gente', es el primer parámetro que la cúpula usa para demostrar que su discurso ha calado. Que está aquí. Y más con la bomba de oxígeno del movimiento 15-M, la inédita movilización popular que ha permitido a IU meter la cabeza en campaña.

La campaña empezó contaminada con Bildu, un tema que Lara quiso zanjar pronto y que pidió aparcar a PSOE y PP. Ninguno hizo caso. Tras el griterío, que marginó a IU de la contienda, el líder se empleó contra el 'voto del miedo' agitado por el PSOE. 'La derecha está ya aquí, que no nos venga con el cuento', le afeó a José Luis Rodríguez Zapatero en Barcelona. Lara se afanó en subrayar la coincidencia de PSOE y PP, siempre sin zaherir a los votantes socialistas defraudados, de quienes persigue su apoyo. A los conservadores les zarandeó por la corrupción. De ellos decía mecánicamente, chusco pero efectista, sólo se espera 'una gran cagada de la impresionante gaviota de la Gürtel'.

Puede erigirse en la formación decisiva para formar gobiernos

Lara buscó también el cuerpo a cuerpo retando a Zapatero y a Mariano Rajoy a un debate a tres sobre la crisis. Y al presidente le instó a que se examinara de progresismo recuperando el Impuesto sobre el Patrimonio. Nada. Agua.

Y entonces emergió Democracia Real Ya. La revuelta que coleó de una manifestación a la que Lara había acudido 'como uno más'. IU vio el cielo abierto. No porque quisiera rentabilizar el movimiento -el líder extremó el celo y rechazó 'liderarlo'-, sino porque la 'siembra', el trabajoso esfuerzo de denuncia del 'neoliberalismo' y el 'bipartidismo indecente', había cuajado. Sus mensajes muchos coincidentes con los de los acampados en Sol, hallaban un potente e ineludible altavoz.

IU somatizó tranquila las protestas, sin escatimar su apoyo y sin dejar de pedir el voto. Prometió recurrir el veto de la Junta Electoral a las manifestaciones. Y lo hizo. Acudió al Supremo el viernes y ayer al Constitucional.

'Veíamos venir esa rebelión y hemos sido muy ágiles. Hemos logrado que nuestros temas entrasen en la agenda y que el 22-M se juegue a tres, impensable hace un mes', indica un responsable de campaña. La percepción de que 'se han hecho las cosas bien', de que el discurso de IU 'es seguro y potente', recorre todas las familias.

El 22-M huele a subida generalizada tras años de depresión y batacazos electorales. Ahora queda por ver cuánto descontento se traduce en votos. Si valen o no para 'recuperar la dignidad' de la democracia, como clamó Lara el viernes. Y si IU se convierte en fuerza decisiva, en la llave que cierra y abre puertas de los gobiernos.


15 ciudades y 5.200 kilómetros ha recorrido la caravana electoral. El discurso, inalterable: IU es la que frena “las políticas de derechas”, la que no traiciona a la izquierda, la que no se “arrodilla ante los poderosos”.

A ese tronco central, un Lara más fuerte que en las europeas, más certero en la construcción del discurso, más mitinero que su antecesor, Gaspar Llamazares, le adobó otros argumentos: corrupción, crítica a la Iglesia, reivindicación de la República... Y multitud de propuestas contra la crisis.

La campaña ha fluido de menos a más. El viernes llegó a su cénit con la oferta de la construcción de un programa para las generales. “Tenemos que preocuparnos por converger, por sumar”, dice una dirigente. El reto que buscaba la refundación, aún en ciernes.

Lara no ha rehuido a la prensa, como sí hizo Mariano Rajoy: el coordinador federal compareció a diario en rueda de prensa, incluso cuando tiró de la fórmula Tengo una pregunta para usted

 

 

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