Entrevista a Woody Allen"Hoy ya no tenemos grandes cineastas como los de antes"
Madrid-
El cineasta se pasea por el cine de los grandes maestros en Rifkin’s Festival, película que inauguró San Sebastián y que ahora aprovecha para hablar del cine de hoy y de antes, de los cineastas, de los periodistas cinematográficos y de la pandemia que le ha impedido volver a Donosti.
No es el neurótico depresivo que aparece en sus películas, no se siente un intelectual y no encuentra la misma grandeza en el cine de hoy que en el de antes. Woody Allen, 85 años, sigue siendo, eso sí, un incorregible nostálgico. Tal vez por ello, ha querido rendir en su nueva película un homenaje al cine clásico. El veterano cineasta arrastra una filmografía excepcional de decenas de películas y sigue sumando. Ahora estrena Rifkin's Festival, una historia de parejas rotas que se desarrolla durante el Festival de San Sebastián y que utiliza para pasearse por el cine de los grandes maestros europeos.
De Buñuel, Fellini, Bergman, Truffaut... llega en esta entrevista hasta Scorsese, Paul Thomas Anderson y Almodóvar. Y de ellos pasa, inevitablemente, por el sentido de la vida, por la fantasía frente a la realidad y, con bastante enojo, por la pandemia del coronavirus. Si alguien espera encontrar en estas líneas alguna mención a la acusación de abusos sexuales que ensombrece desde hace tiempo su vida, no la encontrará. Hablamos −por teléfono durante treinta minutos− con uno de los cineastas más brillantes del mundo. Esa sería otra entrevista.
En su película hace una crítica al cine de Hollywood y se burla de los jóvenes directores europeos que piensan que van a salvar al mundo con su cine. ¿Qué queda entonces?
El mundo puede salvarse por el cine, pero lo que la película dice que es que hubo un tiempo de gran cine internacional en el mundo. En ese momento había grandes cineastas, muy muy creativos, muy imaginativos que hoy no tenemos. El cine hoy no va por el mismo camino, no bebe de la gran cultura como antes. Si aquello volverá a suceder, no lo sé.
La nostalgia siempre ha estado en su filmografía, ¿ésta es una película nostálgica por el cine clásico?
Sí. Ciertamente. Hubo un tiempo, como he dicho, de gran cine, donde había películas maravillosas una detrás de otra y enormes cineastas por todo el mundo trabajando, ya no tenemos eso. Sí, seguro, he hecho una película nostálgica por el cine clásico.
Nos invade la desigualdad, el cinismo, la falta de humanidad, ¿pasa igual en el mundo del cine?
El sentimiento que tengo respecto a la gente que trabaja en el cine es muy parecido al que he tenido siempre, la gente no cambia radicalmente. La gente hoy del cine es muy similar a los que hacían películas en los 30, 40, 60... Persiguen éxito económico, algunos quieren más el éxito artístico, algunos son muy ambiciosos. Es lo mismo que era antes, lo mismo de siempre.
¿En la vida real usted se pregunta tanto como el personaje de esta película por el sentido de la vida?
Siempre he estado obsesionado con esta cuestión, difícil o imposible de contestarse. Estas preguntas siempre me han interesado. No soy un intelectual, supongo que ésta es una pregunta que cada persona se hace, lo que ocurre es que a mí me interesa también para el cine, me es útil para hacer películas, pero es algo que creo que todas las mujeres y hombres se preguntan, solo que ellos no hacen películas.
Elena Anaya dice que usted disfruta la vida, entonces ¿no es usted tan neurótico y depresivo como siempre ha hecho creer?
No, no soy como la persona que interpreto en las películas, ese es un personaje que está exagerado. Por supuesto hay un poco de mí, pero está exagerado, sería muy aburrido si no lo llevara al extremo, y lo que yo quiero es divertir al público.
En la película hay homenajes a Bergman, Buñuel, Fellini, Truffaut... Ahora tenemos, como dice usted a menudo, a Scorsese, ¿quién más?
Francis Coppola es un maestro y Scorsese. Me gustan mucho las películas de Paul Thomas Anderson. Almodóvar, también, el director mexicano que hizo Amores perros (Alejandro González Iñárritu). Hay cineastas contemporáneos muy buenos. Me encantó una película española, La lengua de las mariposas, pero no recuerdo el nombre del director (José Luis Cuerda). Todas esas personas hacen películas maravillosas.
¿Se siente heredero del cine europeo?
El cine europeo ha sido una muy grande influencia en toda mi generación. Ha influido a Coppola, Scorsese, Robert Altman... Hemos visto películas como Bonnie and Clyde (Arthur Penn, 1967), profundamente marcadas por el cine europeo. Hemos aprendido mucho de los maestros europeos, son los mejores cineastas de mi vida.
Siempre ha dicho que la ficción es mejor que la realidad, ¿el festival de su película es también mejor que los reales?
Me hubiera gustado muchísimo ir al Festival de San Sebastián, estoy muy disgustado por todo lo que está pasando. Por supuesto, había una razón terrible, pero también me molesta porque me hubiera gustado volver con mi familia a San Sebastián y al festival real. Pero en general creo que la fantasía es mucho más placentera que la realidad. No sé bien por qué la gente cree que la realidad es bonita.
Cualquier película se ve de una manera diferente después de la pandemia, 'Rifkin’s Festival'...
...lo que ha pasado con esta pandemia es terrible y no estaremos mejor hasta que no volvamos a la vida normal. Por el momento, hay mucha gente estúpida ahí fuera que hace más dura aún la pandemia, y más larga y más terrible de lo que debiera ser. Es complicado porque no sabemos exactamente qué debemos hacer.
¿Las cosas y las personas cambiarán por la pandemia?
Creo que cuando tengamos vacuna la gente volverá a su vida normal, los niños volverán a la escuela, volveremos al cine, a las grandes ciudades, a disfrutar tal vez más que antes.
El retrato que hace del joven director francés encierra una crítica a la nueva generación, ¿cree que los nuevos directores son así?
No. Creo que hay cineastas como él en cualquier tiempo y ahora también los hay. Esta historia se ríe de lo pretencioso, pero por supuesto también hay jóvenes cineastas muy serios que son un regalo.
Los periodistas de la película no salen muy bien parados, ¿los periodistas cinematográficos somos así de aburridos y simples?
La verdad es que solo trato con periodistas cuando voy a los festivales de cine. No conozco sus vidas privadas, son solo personas que hacen preguntas, no sé cómo son personalmente. Algunos de ellos son muy sensibles, brillantes, otros hacen preguntas muy tontas, ridículas, pero la mayoría de los periodistas que trabajan en los festivales están muy bien, son personas que están interesadas en el cine y veo que saben sobre ello.
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