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Familias y empresas congelan la demanda de créditos a la espera de que el BCE se decida a bajar los tipos

La contratación de préstamos e hipotecas se reduce en 39.000 millones de euros ante la indiferencia de una banca española que el año pasado ganó casi 8.000 millones solo por colocar su dinero en la caja del banco emisor.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante la comparecencia de este jueves.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante la comparecencia de este jueves. Christopher Neundorf / EFE

"El cliente ha interiorizado mucho que las hipotecas van a bajar, y espera. En las empresas el que puede frenar un proyecto de inversión lo frena, lo aplaza y espera", explica Antonio Luis Gallardo, economista y responsable de Estudios de Asufín (Asociación de Usuarios Financieros). "Existe una conciencia clara en el consumidor y en la empresa de que los tipos van a bajar y eso retrasa cualquier decisión de inversión o gasto", añade.

Sin embargo, esa situación de tipos altos, al 4,5% desde septiembre tras haber superado el 3% hace más de un año, va a prolongarse con seguridad hasta la reunión del Consejo de Gobierno del BCE (Banco Central Europeo) del 11 de abril, probablemente hasta la del 6 de junio, y no es descartable que hasta la del 18 de julio.

Tras el encuentro de este jueves, en el que se mantuvo el nivel de los tipos por cuarta sesión consecutiva, la presidenta del BCE, Cristine Lagarde, mantuvo la incógnita sobre la fecha y la magnitud de un eventual recorte de los tipos cuyo inicio sitúan en junio la mayoría de los analistas.

"Hoy no hemos hablado de bajar los tipos", dijo antes de zanjar el debate. "Apenas hemos comenzado a debatir sobre la reducción de nuestra política restrictiva", añadió, tras anotar que "tendremos datos en abril y más en junio" para basar cualquier variación.

Tanto Lagarde como el comunicado del BCE mezclan cal y arena al mejorar las previsiones de inflación y crecimiento, que apuntarían a una estabilización de los tipos y del IPC en el 2% para 2026, pero al mismo tiempo alertan de las presiones inflacionistas sobre los alimentos y los servicios y apuntan a los salarios como factor de alza de los precios, aunque sin nombrar los márgenes ni tampoco aspectos como que seis de las diez grandes economías de la OCDE en recesión (Alemania, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda y Luxemburgo) se concentran en la eurozona.

Estas expectativas de bajada, junto con otros factores como el desincentivo que supone para los bancos la política de facilidad de depósito del BCE, el mayor rendimiento automático de su cartera por la subida de los tipos y el aumento de las exigencias para conceder financiación por parte de la propia banca han provocado un desplome de la contratación de créditos.

Según indican los datos del Banco de España, la cuantía de las hipotecas contratadas el año pasado se redujo un 9,8% para caer hasta los 91.814 millones de euros, mientras la de créditos para empresas lo hacía en un 7% para situarse en 389.025 millones, con un descenso conjunto de 39.234.

Esos 39.234 millones de euros que se dejaron de contratar habrían supuesto, con un tipo del 4,5% como el oficial, unos ingresos anuales de 1.765 millones cuya merma no parece generar grandes preocupaciones en un sector bancario que el año pasado obtuvo, de nuevo, unos beneficios históricos, ahora de 26.000 millones limpios, aunque serían en realidad 46.600 millones con el dinero destinado a provisiones y dotaciones.

Se trata de una reacción comprensible cuando la política de facilidad de depósito del BCE le permite obtener mayores réditos por el mero hecho de depositar su dinero en la caja del emisor europeo. Concretamente, y según indica un informe elaborado por el grupo parlamentario de Sumar con datos del BCE, las entidades financieras españolas obtuvieron el año pasado unos ingresos extraordinarios de 7.860 millones de euros por haber mantenido en la caja del emisor unos depósitos de entre 213.399 y 254.794 millones de euros.

Ese rendimiento, financiado con dinero público comunitario, multiplica por 4,5 los intereses que habría obtenido colocando los 39.234 millones de euros en créditos e hipotecas y por 6,5 los 1.214 de la tasa extraordinaria para hacer frente a la inflación.

“La evolución restrictiva respondería al aumento de riesgos”

"La cuenta de resultados de los bancos se ha visto muy reforzada por esos ingresos, que al mismo tiempo han debilitado la del BCE", señala Julio Rodríguez, de Economistas Frente a la Crisis, quien coincide con la formación de izquierdas "en que no se deben pagar esos intereses tan altos a los bancos cuando además ellos no están remunerando los depósitos de sus clientes".

En paralelo a esa fuente de ingresos y a los mayores rendimientos de los créditos vivos con anterioridad a la subida de tipos, los bancos han optado por endurecer sus condiciones para prestar. "En el cuarto trimestre de 2023, los criterios de concesión solo se endurecieron en el segmento de préstamos a familias para consumo y otros fines, si bien lo hicieron de forma más moderada que en el trimestre previo", señala la última Encuesta de Préstamos Bancarios del Banco de España.

"La evolución restrictiva de la oferta de crédito en la financiación a las familias para consumo y otros fines respondería al aumento de los riesgos percibidos por las entidades financieras y, en menor medida, a aspectos relacionados con el capital bancario y su coste", anota el documento, que añade que "las condiciones generales aplicadas a los nuevos préstamos se habrían seguido endureciendo de forma generalizada, aunque con una intensidad menor", en línea con lo que había venido ocurriendo desde comienzos de 2023.

“Se están poniendo condiciones muy exigentes”

"El año pasado los bancos adoptaron unas posiciones más estrictas a la hora de prestar dinero. Los créditos crecieron menos no solo por los tipos de interés", señala Rodríguez. "Vamos a llegar a un punto en el que se va a estrangular el mercado", advierte Gallardo, que llama la atención sobre como la banca venía evitando un repunte de la morosidad pese a la subida de los tipos de interés y, también, la adopción de una política generalizada de remuneración de los depósitos.

"Las hipotecas son más caras no solo por los tipos de interés, sino que también ha subido el diferencial. Este solo baja en las que incluyen algún tipo de vinculación, en las que llega a haber diferencias de un punto y medio, pero las exigencias de estas son enormes", añade el responsable de Estudios de Asufín. "Se están poniendo condiciones muy exigentes para acceder al crédito. Es cierto que hay exclusión, pero no viene porque al cliente le digan que no, sino por plantearle unas condiciones tan exigentes que no las puede aceptar", anota, ya sea en avales o en documentación.

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