Este artículo se publicó hace 7 años.
Economía colaborativaLa empresa de reparto española Jinn incendia Londres con precariedad
Jinn ofrece un servicio de reparto a domicilio con un sistema similar al utilizado por otras empresas como Deliveroo o Glovo, en el que los trabajadores figuran como autónomos pese a tener una relación mercantil como la que tendría cualquier trabajador por cuenta ajena.
Alejandro Tena
Madrid--Actualizado a
La empresa española de reparto Jinn, que llegó a Londres tras conseguir 6,5 millones de euros de fondos inversores, ha recibido grandes críticas por parte de los medios británicos debido a las condiciones de precariedad laboral que ofrece a sus repartidores que trabajan en situación de falsos autónomos.
Jinn ofrece un servicio de reparto a domicilio con un sistema similar al utilizado por otras empresas como Deliveroo o Glovo, en el que los repartidores figuran como autónomos pese a tener una relación laboral como la que tendría cualquier trabajador por cuenta ajena.
La media salarial de los repartidores de Jinn en ciudades como Londres o Leeds, según recoge The Guardian, está entre 1,75 y 2,80 libras por hora (cifra muy inferior al salario mínimo británico, que está en 1.396 euros al mes). Estas condiciones laborales han propiciado que los trabajadores hayan comenzado a organizarse para exigir mejoras, de la misma forma que ya lo están haciendo los riders de Deliveroo en España.
A principios de año, la empresa decidió suprimir la tasa horaria que pagaba a sus trabajadores, que desde entonces pasaron a cobrar únicamente por pedido realizado. Esto, sumado a los constantes retrasos de los pagos, propició que varios repartidores se concentrasen en la sede de Jinn en Londres donde rodearon a uno de los directivos y fundadores, León Herrera Sáez-Benito, increpándole y grabándole con sus móviles.
En el vídeo se puede ver a cerca de veinte repartidores rodeando al empresario y exigiendo el pago atrasado de sus salarios. "Queremos nuestro dinero, ahora", decía uno de los trabajadores. Ante la insistencia, Herrera saca de su bolsillo un taco de tarjetas de prepago con las que las empresas suelen pagar a sus empleados 'sin papeles'.
Jinn es un nuevo ejemplo del lado oscuro de la denominada "Gig economy", que algunos sociólogos y políticos ya han criticado por la precarización y la digitalización de la economía sumergida que conlleva.
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