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Draghi propone reformas e inversiones anuales de 800.000 millones para que la UE compita con EEUU y China

El expresidente del BCE presenta el informe encargado por Bruselas con recomendaciones para mejorar la competitividad europea, que aboga por invertir más del doble de lo que el Plan Marshall destinó para reflotar la economía tras la II Guerra Mundial.

El expresidente del BCE y ex primer ministro italiano Mario Draghi entrega su informe sobre la competitividad de la UE a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su presentación a los medios, en Bruselas. REUTERS/Yves Herman
El expresidente del BCE y ex primer ministro italiano Mario Draghi entrega su informe sobre la competitividad de la UE a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su presentación a los medios, en Bruselas. Yves Herman / REUTERS

La Unión Europea (UE) necesita una política industrial mucho más coordinada, decisiones más rápidas e inversiones masivas si quiere seguir el ritmo económico de sus rivales Estados Unidos y China, según el expresidente del BCE y ex primer ministro italiano, Mario Draghi, en la presentación de su informe sobre competitividad, que le encargó hace un año la Comisión Europea.

Concretamente, el informe señala que la UE necesitará entre 750.000 y 800.000 millones de euros en inversiones adicionales cada año si quiere aumentar su productividad y competir en la escena global. Esa cantidad equivale a entre el 4,4% y el 4,7% del PIB de la UE en 2023, y supondría invertir más del doble de lo que el Plan Marshall destinó entre 1949 y 1952 para reflotar la economía europea tras la II Guerra Mundial, según recoge el informe El futuro de la competitividad europea presentado este miércoles por Draghi.

En su primera parte, de más de 300 páginas, el informe precisa que cumplir con este objetivo supondría que la UE tiene que aumentar su cuota de inversiones desde el 22% del PIB de hoy hasta el 27%, "revirtiendo la tendencia de las últimas décadas en la mayoría de grandes economías" que ha llevado a una "persistente" brecha con los Estados Unidos.

El objetivo es acometer una triple transformación de la economía para cerrar la brecha de innovación, sobre todo en tecnología, abaratar los precios de la energía y aprovechar las oportunidades económicas de la descarbonización, así como reducir las dependencias estratégicas de terceros e incrementar la defensa, pero preservando el modelo social europeo.

"Las necesidades de inversión que esto supone son enormes", subrayó Draghi en una rueda de prensa junto a la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ante quien defendió que la UE afronta un "desafío existencial" y de no actuar se encamina a "una agonía lenta".

Para cubrir estas necesidades, Draghi aboga por completar la unión de mercados de capitales europea para impulsar las inversiones privadas, incluido a través de incentivos fiscales, pero advierte de que estas no podrán por sí solas costear la tarea y será necesario el apoyo público. Defendió que la UE financie conjuntamente inversiones en bienes comunes como las interconexiones energéticas, innovaciones punteras o adquisición de equipamiento de defensa, y consideró que podría ser necesaria la emisión de deuda pública europea.

La emisión de "activos seguros comunes", dijo Draghi, podría seguir modelos ya existentes como el del fondo de recuperación poscovid Next Generation (NGEU) pero tendría que estar acompañada de "salvaguardas", entre ellas unas reglas de disciplina fiscal más fuertes para asegurar que el aumento de la deuda común europea va acompañado de unas sendas de deuda nacional más sostenibles.

El expresidente del BCE y ex primer ministro italiano Mario Draghi, durante la presentación a los medios de su informe sobre la competitividad de la UE, en Bruselas. — Yves Herman / REUTERS
El expresidente del BCE y ex primer ministro italiano Mario Draghi, durante la presentación a los medios de su informe sobre la competitividad de la UE, en Bruselas. Yves Herman / REUTERS

"Europa es la economía más abierta del mundo, así que cuando nuestros socios no juegan según las reglas, somos más vulnerables que otros", subrayó Draghi.

El expresidente del BCE señaló que "el crecimiento lleva mucho tiempo ralentizándose en Europa, pero lo hemos ignorado". "Ahora ya no podemos ignorarlo. Ahora las condiciones han cambiado: el comercio mundial se está ralentizando, China se está ralentizando mucho y se está abriendo mucho menos a nosotros, (...) hemos perdido a nuestro principal proveedor de energía barata, Rusia", agregó.

Según el informe de Draghi, los países de la UE ya han respondido a las nuevas realidades, pero su eficacia se ve limitada por la falta de coordinación. Los distintos niveles de subvenciones entre países perturbaban el mercado único, la fragmentación limitaba la escala necesaria para competir a nivel mundial y el proceso de toma de decisiones de la UE era complejo y lento.

"Será necesario centrar la labor de la UE en los problemas más acuciantes, garantizar una coordinación eficaz de las políticas en pos de objetivos comunes y utilizar los procedimientos de gobernanza existentes de una nueva forma que permita avanzar más rápidamente a los Estados miembros que lo deseen", señala el informe.

Por ejemplo, el informe Draghi sugiere que la llamada votación por mayoría cualificada (en la que no es necesario que la mayoría absoluta de los Estados miembros esté a favor) se extienda a más ámbitos y, como último recurso, que se permita a los países con ideas afines actuar en solitario en algunos proyectos.

Las claves del informe Draghi

Europa se queda atrás
Las recomendaciones de Draghi, elaboradas a petición de la Comisión Europea, llegan en un momento de creciente preocupación en la UE por la pérdida de terreno frente a China y, sobre todo, con Estados Unidos, con quien la brecha del producto interior bruto (PIB) se ha duplicado en los últimos veinte años.
A la baja productividad de la economía europea, se suma ahora el aumento de la inestabilidad geopolítica con conflictos en sus fronteras, las políticas cada vez más asertivas de potencias rivales para aumentar su competitividad a base de subsidios o barreras comerciales, y una población europea envejecida como barreras para el crecimiento.

Una triple transformación
Para afrontar lo que considera un "desafío existencial", Draghi propone una "nueva estrategia industrial" que permita actuar en tres frentes clave para mejorar la competitividad y productividad europeas: acelerar la innovación, abaratar los precios de la energía y aprovechar las oportunidades industriales de la descarbonización, y reducir las dependencias estratégicas de terceros y reforzar la seguridad.

Brecha de innovación
Europa necesita con urgencia elevar el crecimiento de la productividad y resolver sus bajos niveles de innovación en comparación con otras potencias, en especial con Estados Unidos y China, y en sectores concretos como las tecnologías digitales.
Draghi señala que Europa ya se encuentra rezagada en campos como los servicios en la nube o la inteligencia artificial y por eso ve esencial aumentar la inversión en investigación y desarrollo, consolidar las universidades a la vanguardia de la investigación, facilitar el crecimiento de empresas innovadoras o facilitar la gestión de derechos de propiedad intelectual.

Descarbonización y energía
El italiano defiende que el proceso de descarbonización debe ser una "fuente de crecimiento" y, para conseguirlo, será vital "reducir el coste energético para los usuarios finales" - por ejemplo, desplegando políticas que desvinculen en mayor medida el precio del gas natural del de las energías limpias - y poniendo el foco en redes europeas.
Además, el bloque necesita acelerar la transición de manera eficiente y "neutral" con respecto a las tecnologías a utilizar, que deberían incluir tanto la renovables como la nuclear, el hidrógeno o la bioenergía, así como soluciones para la captura de carbono y el almacenamiento.

Seguridad y dependencias
Draghi insta a Europa a reducir su dependencia y vulnerabilidad en el acceso a materias primas clave para la transición verde y digital, campo en el que existe una "carrera global" para asegurarse acceso a las cadenas de suministro de productos vitales, por ejemplo, para la industria de automoción o de tecnologías limpias.
Y sugiere a la UE desarrollar "una verdadera política exterior económica" gracias a lo que llama "diplomacia de los recursos", pero sin olvidar el "potencial" interno disponible a través de actividades como la minería, el reciclaje y la innovación de "materiales alternativos".

Inversiones "enormes"
Acometer esta transformación requeriría que la UE invierta cada año entre 750.000 y 800.000 millones de euros adicionales, el equivalente a entre el 4,4 % y el 4,7 % de la UE en 2023 o más del doble de lo que destinó el Plan Marshall americano a reflotar la economía europea tras la II Guerra Mundial.
Draghi aboga por favorecer la movilización de inversión privada con una mayor integración de los mercados de capitales, ahora fragmentados por las diferencias nacionales en materia de fiscalidad, supervisión o insolvencia, pero advierte de que será necesario apoyo público.
En este sentido, llama a financiar de forma conjunta inversiones en bienes públicos comunes, como interconexiones energéticas o equipamiento de defensa, y defiende que podría emitirse deuda pública europea como se hizo con el fondo de recuperación poscovid, aunque con "salvaguardas".

Inclusión social
Draghi advierte de que la UE debe evitar los problemas del modelo estadounidense, que favorece la desigualdad. El enfoque europeo, dice, debe garantizar que "el crecimiento de la productividad y la inclusión social van de la mano".
Así, el estado del bienestar europeo será "crítico" para seguir ofreciendo servicios públicos, protección social, vivienda o transporte, mientras que evita que la política industrial que busca competir en la escena global ahogue la competencia o reduzca salarios.

Sectores clave
El informe plantea recomendaciones específicas para diez sectores clave: energía, materias primas críticas, digitalización y tecnologías avanzadas, industrias de alta intensidad energética, tecnologías limpias, automoción, defensa, espacio, sector farmacéutico y transporte.
Las recomendaciones no son vinculantes, por lo que dependerá de la Comisión Europea y los Estados decidir si las traducen en políticas concretas.

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