MADRID
En nuestro planeta los recursos son limitados, la población no para de crecer, razón por la cual el modelo económico lineal de extraer, producir, usar y tirar ya no resulta sostenible.
Por ello, deben plantearse soluciones que apuesten por modelos de crecimiento inspirados en la naturaleza, donde todos los materiales tienen una utilidad y se reintegran en el proceso. Es la economía circular, un modelo basado en dar una segunda oportunidad a los productos, convirtiendo los residuos en nuevos recursos con los que crear continuamente nuevos bienes.
A diferencia de lo que muchos suelen pensar, la economía circular va mucho más allá del reciclaje e implica toda la cadena de valor. Desde el origen, el producto se concibe y fabrica con criterios de ecodiseño; es decir, minimizando su impacto ambiental.
Además, en la producción y distribución, la economía circular también aboga por la utilización de materias primas obtenidas de forma responsable, por una mayor eficiencia en el consumo de agua y energía, y por una logística y transporte menos contaminantes.
No es lo único, ya que en última instancia contempla también que el producto, convertido en residuo tras su comercialización, tenga otra vida útil a través del reciclaje, la reparación o la reutilización, cerrando así el ciclo productivo
Mientras los recursos menguan y aumentan los residuos que contaminan el planeta -cada europeo genera casi cinco toneladas al año-, la economía circular supone una alternativa atractiva y viable, una apuesta de futuro a la que cada vez se suman más empresas, y eentre ellas está Coca-Cola España, que desde hace tiempo encabeza el cambio.
Cuatro áreas principales
Coca-Cola, por ello, centra sus esfuerzos en cuatro áreas principales: proveedores, envases, agua y emisiones. Así, se garantiza una cadena de suministro sostenible y la entidad extiende su compromiso ambiental a sus proveedores agrícolas, de los cuales el 100%, todos, siguen su Código de Conducta para Proveedores, cuyo objetivo es asegurar el origen sostenible del 100% de sus ingredientes agrícolas para el año 2025.
En esa línea, el programa Cítricos Sostenibles está reduciendo el uso de agua y fertilizantes entre los productores españoles de naranjas y limones. Pero va más allá, puesto que las etiquetas de todas las marcas de Coca-Cola en nuestro país llevan el sello FSC-lo que significa que el papel proviene de bosques bien gestionados.
El 100% de la energía utilizada en las fábricas de Coca-Cola en España es, además, renovable y en todas ellas existen planes de protección de las fuentes de agua.
Ante todo sostenible
Una economía circular no podría existir sin envases más sostenibles, y en este sentido Coca-Cola España se sitúa a la vanguardia, al incorporar el ecodiseño en la concepción y fabricación de sus envases. De este modo, en los últimos años se ha conseguido aligerar el peso de latas y botellas para emplear menos recursos y facilitar el reciclaje, así como incrementar la cantidad de material reciclado que contienen.
Innovar en tecnologías de bioplástico igualmente es algo de vital importancia. Así lo hizo Coca-Cola en 2009 con PlantBottle, la primera botella de PET hecha parcialmente de plantas, y cuya tecnología comparte ahora con la industria para impulsar la utilización de biomateriales.
En cuanto al consumo de agua y energía en la producción de sus bebidas, Coca-Cola España ha reducido un 11,93% el ratio de consumo de agua por litro de producto desde el año 2010, y un 15,6% el ratio de energía.
Reducir la huella de carbono en los equipos de frío y en la fabricación y transporte de las bebidas es otro de los objetivos. Las emisiones de CO2 de Coca-Cola en estas operaciones han disminuido un 44,80% desde 2010, al tiempo ques e ha incrementado la compra de equipos de frío libres de gases hidrofluorocarbonos (HFCs).
Establecimientos comprometidos
Coca-Cola en España está detrás de la iniciativa Hostelería #PorElClimapara, que ayuda a los bares y restaurantes a ser más sostenibles, a visibilizar a los más comprometidos y a crear conciencia ambiental en el sector.
El último eslabón de la cadena de la economía circular es el reciclaje y la adecuada gestión de los residuos para que estos se transformen en nuevos recursos, pudiéndose cerrar el círculo.
Por ello, el 99,6% de los envases de Coca-Cola España son reciclables y, para evitar que los que no se depositan en el contenedor acaben en los mares, Coca-Cola se ha propuesto recoger el 100% del equivalente a las bebidas que comercializa.
Limpiando nuestro entorno
Dentro de ese compromiso, en 2018 la entidad limpió 82 playas y colaboró en la conservación de 11 reservas y fondos marinos de España y Portugal, gracias al proyecto Mares Circulares, que incluyó también acciones para sensibilizar a la población y medidas para impulsar la economía circular, como estudios universitarios o el apoyo a iniciativas privadas.
Siguiendo esta lógica, Coca-Cola España también trata de reponer a la naturaleza el equivalente al 100% del agua contenida en sus bebidas a través de diversas iniciativas medioambientales. De hecho, el año pasado se alcanzó la cifra a 3.279 millones de litros de agua reabastecidos, el equivalente al 129,2% del agua utilizada en las bebidas producidas por Coca-Cola, cuando proviene de áreas con estrés hídrico.
Un modelo contrastado
Lo cierto es que las bases del modelo circular no son totalmente nuevas y ya estaban en la vida de nuestros abuelos, que arreglaban lo que se estropeaba para que durara más tiempo o lo reutilizaban con otro fin, aunque entonces lo hicieran movidos por la escasez.
Sin embargo, es ahora cuando esta economía en la que nada se tira y todo se transforma empieza a convertirse en un objetivo común, que trata de integrar a todos los actores en juego.
Ellen MacArthur ya lo vio claro hace casi 15 años tras protagonizar una gesta en barco. El actual sistema lineal de “usar y tirar” está agotado y no es posible avanzar si no pensamos y actuamos en circular.
La experiencia de Ellen MacArthur
La ex regatista Ellen MacArthur comprendió todo el significado de la palabra "finito"cuando en el año 2005 se convirtió en la persona más rápida en recorrer el mundo a vela en solitario.
Durante sus 71 días de navegación, tuvo que aprender a gestionar sus recursos en un escenario muy hostil, y si los agotaba, no había más. Al margen de la hazaña lograda, aquella aventura le dejó un gran poso, ya que, como ocurriera en su mini casco de 23 metros de eslora, la economía mundial también depende de materiales finitos que se consumen y desaparecen.
Tras retirarse como deportista, en 2010 se embarcó en su mayor reto: construir un futuro sostenible en el marco de la economía circular, convirtiéndose en su mayor promotora a través de la Ellen MacArthur Foundation.
L. M. G.
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