La selección dio gracias a la reforma. A jugar con dos puntas, unir de una sola tacada el veneno compatible de Villa y Torres, y al mismo tiempo desatascarse. A ganar profundidad a costa de perder posesión. A llegar con suficiente munición a la hora de los contragolpes. Porque fue así, a la carrera y por sorpresa, como alcanzó España la victoria. No a través del dominio y la iniciativa, faceta en la que el equipo anduvo al principio espeso, sino por esa carretera inesperada que fueron las contras. Las tres terminaron en Villa, el hombre del final de temporada, el elixir de la selección. Donde el personal llega con las fuerzas justas y la lengua fuera, el 7 se presenta fresco, capaz de esprintar en mitad de un esprint, de abrir agujeros en puertas blindadas y, sobre todo, de marcar sin descanso. Lleva el gol cosido al zapato.
El primero no habría llegado bajo la fórmula de los cinco centrocampistas. Fue un obsequio de Torres. Capdevila soltó un pelotazo y al Niño, como suele, le tocó pelearlo solo. Perdió ante Kolodin el primer combate, pero se rehizo, recuperó la pelota y se quedó ante el portero. La llegada de Villa le ahorró el cara o cruz del tiro. Torres invitó a Akinfeev para vaciar la portería y le entregó el regalo a su compañero.
El segundo tuvo menos batalla y también menos generosidad. Pero mucha más fantasía. Capdevila decidió correr el contragolpe. Hasta que le dio el relevo Iniesta. El azulgrana sacó el compás, sugirió a Villa el desmarque y le puso un balón interior para guardar en una vitrina. El asturiano se limitó a convertirse en el hombre del partido. Arrancada letal y disparo preciso. Gol. Al filo del descanso España había apagado del todo sus viejos fantasmas. La Eurocopa nacía bien, con una victoria en el bote.Y eso que la selección arrancó el viaje temblorosa. Xavi quería gobernar, pero no le dejaban. La molesta compañía constante de Zyryanov le quitaba margen de maniobra. Iniesta le echaba un cable con sus continuas visitas al centro y Senna otro, con una portentosa capacidad para ofrecerse siempre cerca.
Pero el juego no carburaba. Sobre todo porque se iniciaba con inseguridad, demasiado visible el temor a las pérdidas de balón y las respuestas fulminantes de los rusos.Ciertamente, los de Hiddink defendieron mal, horroroso. Pero hicieron daño por los costados, donde Ramos vivía un suplicio con los dos tipos que prosperaban por su lado (Zhirkov y Bilyaletdinov) y Capdevila lo pasaba aún peor por el suyo. Luego, los centrales se limitaban a contemplar los envíos desde el fondo. El palo se alió con la roja. Casillas sudaba. Hasta que Villa empezó a decir basta.
Tras el 1-0, la selección se replegó para ahorrarse sustos y se puso a jugar al rondo. Pase, pase y pase, y contragolpe. Llegaron más goles y más sustos. Asomaron nuevos jugadores y Cesc dejó un pase grandioso antes de que Villa subiera definitivamente al cielo de la Eurocopa. Fue su gran tarde. Y a ella se agarró el equipo para sentirse importantes y fuerte. España sueña. Irrumpió a voces en la Eurocopa.
4 - España: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila; Senna; Iniesta (Cazorla, m.63), Xavi, Silva (Xabi Alonso, m.77); Villa y Fernando Torres (Cesc, m.54).
1 - Rusia: Afinkeyev; Anyukov, Shirokov, Kolodin, Zhirkov; Sychev (Bystrov, m.46, Adamov, m.71)), Zirianov, Semak, Semchov (Torbinski, m.57), Bilyaletdinov; y Pavlyuchenko.
Goles: 1-0, m.20: Villa a placer tras pase de Torres. 2-0, m.44: Villa bate por bajo a Akinfeev tras una asistencia al hueco de Iniesta. 3-0, m.75: Villa con la derecha. 3-1, m.86: Pavlyuchenko de cabeza. 4-1, m.90: Cesc de cabeza a placer.
Árbitro: Konrad Plautz (AUT). No mostró ninguna cartulina.
Incidencias: primer partido del Grupo D de la Eurocopa 2008, disputado en el estadio Tivoli Neu, ante la presencia de 28.000 espectadores, la mitad españoles. Presidieron el encuentro los Príncipes de Asturias. Junto a ellos estuvieron en el palco de honor Boris Gryzlov, presidente del Congreso de Rusia, Joseph Blatter, presidente de la FIFA, Jaime Lissavetzki, Secretario de Estado para el Deporte, Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico español, Angel Villar, presidente de la RFEF, junto a los presidentes de Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia, Villarreal y Racing de Santander.
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