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"En esta sociedad encontramos siempre excusas para todo"

BEGOÑA PIÑA

Comenzó a dibujar manga cuando era un adolescente, 'narrativamente es lo mejor del mundo'. Ha sido dibujante y guionista de comics hasta los 31 años en que se compró una cámara y rodó una película. Diamond Flash, que se estrenó exclusivamente en plataformas digitales, fue su debut. 'No sabía nada de cine', confiesa. Con su segundo largometraje, Magical Girl, ha llegado a San Sebastián, donde aspira al máximo galardón. Bárbara Lennie, José Sacristán y Luis Berdejo son los protagonistas de la película, una historia oscura y dolorosa de muerte, enfermedad y chantaje que saca su título de una serie de dibujos animados japonesa, Magical Girl Yukiko.

¿De qué manera está presente el manga en su trabajo cinematográfico?

Las historias del manga son más complejas que las del comic europeo o americano. En ellas se diluyen más los conceptos del bien y del mal y se dilata más la narración, todo es más sutil. Eso está de algún modo en mi cine, donde importan los detalles, importa el ritmo de cada escena, que se dilata si es necesario.

¿De dónde surgió esta historia tan oscura?

De una idea sencilla. El cuento de una persona chantajeada que pide ayuda. Y desde ahí fui añadiendo.

 ¿Y los personajes?

Casi siempre son intuición. Me pasé dos meses escribiendo en Japón y hay muchos detalles en la película que son de allí y que me inspiraron. Por ejemplo, allí un día una chica se agachó y me ató los cordones de los zapatos. Esos momentos inspiran.

Hay algo siniestro en la relación de sus personajes...

'Puede ser que me atraiga el elemento vampírico y misterioso'Puede ser que me atraiga el elemento vampírico y misterioso, además, a todos se nos pasan cosas horribles por la cabeza y a mí me gustan ese tipo de historias. Me gustan las tragedias, las historias de gente que mata a gente, de gente que lo pasa fatal...Pero, la verdad, no pienso en el por qué de las cosas. La intuición es la que me hace escribir, con la razón me enfrento a la película como espectador.

Y, desde la razón, ¿cómo defiende ese personaje femenino con un desorden mental, prostituta y...?

'Encuentro cierto placer en escarbar en el ser humano, porque éste me fascina y me inquieta'Seguramente es producto de una vuelta al género, lo que hago de una forma consciente e inconsciente. Es una vuelta al negro, a la mujer manipuladora... Por otro lado, en los géneros todo está encasillado y a mí me gusta pervertirlos. A veces actúo más por un ejercicio de estilo que por querer contar. Muchas veces creo que hago cine por el puro placer estético y entonces lo que es forma se convierte en fondo. También encuentro cierto placer en escarbar en el ser humano, porque éste me fascina y me inquieta.

Volviendo al manga y a Japón, usted mezcla en la película cierta cultura japonesa con la española, con el flamenco, los toros... Y parece que se llevan bien, ¿no?

Se llevan de maravilla, por lo menos en Japón. Somos opuestos, pero nos parecemos mucho. Ellos no muestran sus sentimientos y nosotros pecamos de lo contrario. Nosotros tenemos un sentimiento de culpa exagerado y ellos no tienen. Esas sociedades me inquietan. Quería indagar y saber cómo se puede traducir su cultura en emociones en los personajes.

Magical Girl, a pesar de todos estos detalles, es una película que refleja la realidad de la España de hoy.

El cine siempre es un retrato de la sociedad. Incluso Transformers refleja de forma inconsciente la realidad. De manera indirecta se plasma la realidad. El cine siempre habla de su momento y a mí me gusta ubicar las historias en la actualidad, en el momento que me ha tocado vivir. Y me gusta ver cómo ese momento afecta a los personajes. Aquí una pregunta que surge es la de ¿cómo afrontamos la crisis? y si somos responsables o no.

Y ¿somos responsables o no?

Creo que vivimos obsesionados por el dinero, que somos muy materialistas. Pero yo no critico el consumismo, aunque en mi vida intente un consumo responsable con todo. Vivimos en una sociedad en que encontramos siempre excusas, excusas para todo, excusas para piratear, para comprar y comprar...

Usted debutó con una película que no se estrenó en cines y ahora está en el Festival de San Sebastián, ¿qué significa para usted?

'Estar en San Sebastián es muy importante y me siento muy afortunado porque la gente ha confiado en mi trabajo'Cuando hice Diamond Flash no había tocado una cámara en mi vida, pero quería hacer películas, quería que la gente sintiera lo que yo y quería saber que lo sentían. Confieso que cuando veía algunas películas pensaba que yo podía hacerlo mejor. Estar en San Sebastián es muy importante y me siento muy afortunado porque la gente ha confiado en mi trabajo. Hay gente que ha invertido su dinero en mi película. Estar aquí es un subidón. Hace cinco años no distinguía entre Cannes y San Sebastián.

Le han colocado en el grupo del nuevo cine español, ¿qué le parece?

La crisis, las nuevas ventanas de distribución, el que hacer cine sea más barato... favorece que aparezcan cosas nuevas. Eso es bueno y malo. A nivel artístico es maravilloso, pero también da un poco de miedo que eso se convierta en carta blanca y los productores piensen que como todo cuesta menos...

He leído que se lo pasaron en grande en el rodaje, que rieron mucho, sin embargo en la película no se ríe nadie y todo es un poco perverso.

Pues me apasiona que las historias tengan un punto cómico. Siempre se ha dicho que si se fuerza la tragedia, se convierte en una comedia. No quiero creer que mis películas reflejan lo que pienso del ser humano. Lo que sí quiero destacar es que intento no juzgar. Creo que siempre hay que tomar posiciones, pero hay que tener muy en cuenta que a veces cuestan mucho las cosas. Por eso me gusta Almodóvar, porque es capaz de contar la historia de un violador sin ponerle como un psicópata, sino que se para a escucharle. Ese sí es el modo en el que pienso de los seres humanos.

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