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A Orhan Pamuk ya no le gusta hablar de política

El escritor turco, comprometido con la libertad de expresión frente al fundamentalismo, evita polémicas en el Hay Festival

ÁNGEL MUNÁRRIZ

El escritor turco Orhan Pamuk (Estambul, 1952), que ayer ejerció de estrella literaria en el Hay Festival de Granada, respondió con una lacónica evasiva a la única pregunta peliaguda a la que fue sometido por la prensa. Era una cuestión referida a las consecuencias de su discurso contra la censura en Turquía, pronunciado en octubre pasado en Frankfurt en presencia de Abdulá Gül, presidente del país, lo que causó un notable revuelo.

'No hubo consecuencias. La gente estaba feliz de que defendiera la libertad de expresión, algo que haré siempre', zanjó Pamuk durante un breve encuentro con los medios celebrado con condición previa porparte de su entorno: 'Sin preguntas políticas'.

Así que las referencias políticas se ciñeron a asuntos generales, sin entrar en detalles de la actualidad de Turquía, país en el que fue juzgado 'por insultar y debilitar la identidad nacional' en 2004, tras denunciar en una entrevista las matanzas de armenios y kurdos. Fue un caso de repercusión mundial, una colosal falla en la libertad de expresión en las puertas del club europeo.

Pero ayer así lo decidió el propio Pamuk no era día de actualizar ese debate, aunque el autor de El libro negro sí aprovechó su comparecencia para reiterar su apoyo al ingreso de Turquía en la Unión Europa, asunto relacionado con el respeto a las libertades en su país. 'Ambas partes están ya bastante cansadas de este tema [el ingreso en la UE]', admitió.

'La UE está preocupada por su futuro, por la definición de su propio carácter y bastante tiene con eso. Turquía está preocupada por su democracia, por su liberalismo y libertad de expresión'.

Tampoco sitúa grandes expectativas sobre las posibilidades de Barack Obama de equilibrar las relaciones Oriente-Occiente. 'Estoy encantado de su elección. No obstante, no invierto todas mis esperanzas en la humanidad en los presidentes de EEUU', señaló con sorna Pamuk. A su juicio, la guerra de Irak, que ha supuesto 'una pérdida de prestigio de Estados Unidos y Europa en Turquía', causará más daño a las aspiraciones de ingreso de sus conciudadanos en la UE que la crisis económicainternacional.

Neuman, el otro emigrante

A la espera del desembarco hoy de Martin Amis, el Hay Festival marcó ayer con Pamuk su cima de interés mediático, aunque la repentina llegada a media tarde de la lluvia y el viento frustraron la vistosa intervención al aire libre prevista en el Palacio del Carlos V, obligando a trasladarla, y retrasarlo una hora, al teatro Isabel La Católica.

Notable protagonismo adquirió también durante la jornada el hispano-argentino Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), que hizo un repaso de su obra a escasas fechas de presentar su última novela, El viajero del siglo, ganadora del premio Alfagura, a la venta el próximo 20 de mayo.

El prolífico Neuman, novelista, poeta, traductor, articulista y un torrente de locuacidad, se ha convertido en la figura que más comentarios elogiosos ha concitado durante el festival en el hall del hotel Alhambra Palace, un hormiguero de periodistas y escritores siempre de idea y vuelta de alguna conferencia, alguna entrevista o, frecuentemente, de algún bar próximo.

Si Pamuk es el exiliado que elige retornar con valentía a Estambul, Neuman, hijo de músicos argentinos y residente en Granada desde los 14 años, representa el envés de la experiencia migratoria, la otra cara de la figura del escritor emigrante.

¿La literatura de un emigrado queda marcada? 'Yo creo que sí, aunque de forma indirecta', responde Neuman, que afirma que los escritores emigrantes 'no podemos escapar' de una 'forma de enfocar el personaje y la lengua' marcada por su recorrido.

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