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'Los osos no existen', el hermoso acto de resistencia y desobediencia de Jafar Panahi

La película, rodada en la clandestinidad mientras el cineasta estaba en la cárcel, es una obra maestra, relato de frontera que revela el miedo y el dolor del país, y el enérgico compromiso del cine independiente iraní. Ir a verla al cine es un acto de solidaridad y apoyo.

Una secuencia de 'Los osos no existen' (La Aventura Audiovisual)
Una secuencia de 'Los osos no existen'. La Aventura Audiovisual

El gobierno iraní le condenó, le encarceló, le prohibió hacer cine, viajar y conceder entrevistas… él, el cineasta Jafar Panahi, no sólo siguió haciendo cine, sino que, en una muestra de extraordinaria integridad y valentía, acudió a protestar por la detención de otros dos compañeros cineastas, Mohammad Rasoulof y Mostafa Aleahmad. Fue detenido y enviado a la prisión de Evin, en Teherán. Mientras su familia, amigos y abogados luchaban por liberarle, su película Los osos nos existen se estrenaba en Venecia. Era el nuevo acto de resistencia y desobediencia de Panahi.

Desde la cárcel, Jafar Panahi estaba dando al mundo entero una admirable lección de lealtad y compromiso con los Derechos Humanos, contra las dictaduras y con el arte. Su película, una obra maestra, hermosa y muy triste, retrato de la rabia dolorosamente contenida de un pueblo, es el mejor argumento contra los agoreros que anuncian el fin del cine. Por ello, ir hoy a los cines a ver Los osos no existen es apoyar a Panahi -por fin, ya en libertad-, a Rasoulof y a Aleahmad, a las mujeres y los hombres iraníes, a los sometidos del mundo… y también al cine.

Una razón de ser

"La historia del cine iraní es testigo de la presencia constante y activa de directores independientes que han luchado para hacer retroceder la censura y asegurar la supervivencia de este arte. En este camino, a algunos se les prohibió hacer películas, otros fueron obligados a exiliarse o reducidos al aislamiento. Y, sin embargo, la esperanza de volver a crear es una razón de ser". Son palabras del propio Panahi pronunciadas mientras él estaba aún en la cárcel, durante la presentación de la película en el Festival de Nueva York.

Allí, como en Venecia, donde se alzó con el Premio Especial del Jurado, Los osos no existen recibió una emocionante ovación, con la que se reconocía al creador, además de a la obra. Una película excepcional, protagonizada por el mismo Jafar Panahi, personaje en un universo entre la realidad y la ficción. Es un relato en la frontera, el de un director de cine rodando en secreto una película en el límite con Turquía. El de una pareja que vive en ese mismo pueblo un peligroso amor prohibido. Y el de otra pareja que intenta salir de Irán.

Miedo y sufrimiento

Jafar Panahi realmente rodó así, como muestra ahora en esta ficción, su película. Lo hizo con una inestable conexión de Internet, con conexiones por Zoom y por teléfono, mientras el equipo rodaba. Le seguían de cerca las autoridades del pueblo y las mafias de la droga que operan en la frontera. La película se iba materializando y guardando en discos duros que Reza Heydari, ingeniero de sonido y ayudante de dirección y actor en esta película, recogía amparado en la oscuridad de la noche de manos del cineasta.

El cineasta Jafar Panahi, en un momento de la película (La Aventura Audiovisual)
El cineasta Jafar Panahi, en un momento de la película. La Aventura Audiovisual

Y desde ese pueblo apartado, Panahi muestra las consecuencias del integrismo religioso y de nocivas tradiciones atávicas, defensoras a ultranza de los matrimonios concertados, aniquiladoras del amor, y revela el miedo de la población en el país y las sospechas y delaciones, y la tentación del doloroso exilio y el sufrimiento de las separaciones forzosas… la muerte, la necesidad de libertad y la ausencia de ésta

Las voces del cineasta

"Panahi hizo una película de su propia realidad, de la sociedad en la que vive, la realidad de nuestro país y no solo de la gente del país, sino también de la gente de fuera del país, gente de nuestro país que está obligada a salir", dijo la actriz Mina Kavani, que tras su participación en 2014 en una película en Francia (Red Rose, de Sepideh Farsi), donde aparecían algunos desnudos, no pudo volver a Irán, donde se la conoce como "la primera actriz porno de Irán".

Convertidos en mensajeros del cineasta, los miembros del equipo que pudieron acudir al estreno de la película en Venecia, alabaron su honestidad, su valentía, su incondicional amor por el cine, su permanente lucha por la libertad de expresión y reclamaron una mirada de verdad comprometida del resto del mundo hacia Irán.

"Cuando en 2020 Floyd fue asesinado por un policía en Minneapolis, todo el mundo occidental se indignó y durante meses no se habló de otra cosa, con razón. Hace cuatro días el régimen iraní ejecutó a Shekari, el primer ahorcamiento público desde el inicio de las protestas: se habló de ello durante unas horas", dijo la actriz al Corriere della Sera durante su estancia en el festival, donde añadió: "El jueves pasado fue el turno de Shekari, hoy otros dos chicos esperan la pena de muerte, también está el actor de teatro Hossein Mohammadi. Por no hablar de los más de 500 muertos en las calles, entre ellos decenas de niños. ¿Qué debe pasar en Irán para que Europa, América y todos los demás países dejen de darle la mano al dictador Khamenei?”

El cineasta iraní Jafar Panahi (La Aventura Audiovisual)
El cineasta iraní Jafar Panahi. La Aventura Audiovisual)

El Harvard de Irán

Los osos no existen es una gran película, una obra maestra del cine que contiene una historia enorme, bella, aunque duela, narrada con una feliz osadía creativa, es una película viva y comprometida, que denuncia y exige, que fascina y conmueve, que demuestra lo poderoso que puede ser el arte y la energía excepcional de los verdaderos artistas.

"No importa dónde, cuándo o bajo qué circunstancias, un cineasta independiente crea o piensa en la creación. Somos cineastas, independientes", escribió Jafar Panahi en la declaración que preparó para que se leyera mientras él estaba en la cárcel. "El Harvard de Irán", como dicen ya muchos intelectuales de aquel país, consciente de todos los escritores, artistas, intérpretes… que siguen perseguidos o encerrados. Aunque, aún en prisión, perseveran y se obstinan en vencer al silencio. "Mohammad Rasoulof (recientemente liberado) seguía haciendo películas incluso cuando estaba entre rejas", recordó a su equipo Panahi, que desde la cárcel, presentaba Los osos no existen y la energía del cine independiente iraní al resto del mundo.

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