Osa do Mar, un festival de la gente
Van ya diez años desde que la playa de A Marosa, en Burela, acogió por primera vez esta cita cultural, el festival Osa del Mar, que enrojezca con pasión desde la periferia de la periferia.
Antía Yáñez
-Actualizado a
Cincuenta y nueve metros cuadrados útiles. Eso especificaba el contrato de alquiler donde tres socios montaron un pub. De ahí sacaron el nombre del local –59 m2– , pero no solo eso: el lugar donde muchos y muchas adolescentes de Burela (Lugo) nos iniciamos a la hora de ir de fiesta fue también el germen del Osa do Mar, un festival que acaba de celebrar su décima edición con un éxito fuera de toda duda: "Allí teníamos mucho tiempo para barrenar y hablar. Nos gustaba ir de festivales, siempre por ahí adelante, y un día dijimos: ¿Por qué no uno aquí, que somos la periferia de la periferia? ¿Por qué no lo montamos nosotros?".
Diego Campo y Marcos Reimunde comenzaron a "planificarlo en serio" en el 2013. En aquella época, pocos festivales más había por la zona que el Resurrection, con siete ediciones a sus espaldas, pero Diego y Marcos tenían claro que su modelo era otro: "Fuimos de los primeros en mezclar diferentes estilos musicales, que cuando empezamos era muy raro. Ahora ya se hace más".
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En la primera edición, a comienzos de septiembre de 2014, hubo pop, rock, indie, post-hardcore, música tradicional caboverdiana, underground, punk, rap… Hasta cuatro lenguas diferentes (gallego, castellano, inglés y crioulo) se escucharon en aquel escenario, donde el grupo más conocido era Triángulo de Amor Bizarro. No obstante, Diego y Marcos se resisten a llamarles cabeza de cartel. "Desde el comienzo apostamos porque todos los nombres de los artistas y bandas aparecieran con el mismo tamaño de letra, que tampoco era muy habitual. En orden alfabético o por orden de aparición, pero nadie más grande que otro, todos iguales".
"Fuimos de los primeros en mezclar diferentes estilos musicales, y en el cartel no hay nombres de artistas que vayan con un tamaño más grande que otros"
No fue la única apuesta: en el Osa también importa la paridad, "y no en todos lados se hace", dice Marcos. "El año pasado las mujeres eran el 50% del cartel, este año casi". "Lo bonito de eso es que nunca tenemos que forzarlo, sale natural porque hay muchísimo donde elegir", añade Diego. "Las principales voces ahora en gallego son femeninas: Guadi Gallego, Sés, Fillas de Cassandra, Tanxugueiras… No se entiende que todos los festivales no sean paritarios".
Detrás del Osa do Mar, aparte de estos dos mariñanos, está la asociación Fanto Fantini, como el inolvidable personaje de Álvaro Cunqueiro. Que el peso de la organización de un festival por el que este año pasaron unas 6.000 personas recaiga en una asociación cultural sin ánimo de lucro es algo reseñable dentro del circuito de macropromotoras que amenaza con monopolizar el panorama de la música en vivo.
"Y eso se nota", afirma Marcos. "En la forma de hacerlo, en la forma de trabajarlo, en la forma de tratar los grupos y la gente que viene. Todo el mundo dice que se siente cómo algo especial». Nombres como el de Héctor, Lorena, Adrián, Drea, Lula, Jairo o Alba, personas sin las que el Osa do Mar no sería posible, están presentes, aunque algunas ya se han desvinculado por motivos laborales. Aun así, se podría decir que Fanto Fantini somos todas: entre la gente que asiste a los conciertos no dejo de ver camisetas de la asociación, casi más que del propio festival. Son muchas las personas de Burela y aledaños que colaboran con el Osa: poniendo copas, vendiendo merchandising, controlando la entrada, ayudando en el catering… Se involucra todo el pueblo.
Diego explica: "Cada año crecemos y la producción cuesta más. Casi hay que tener una dedicación exclusiva para un evento de este tamaño". Y ellos no viven de esto, ninguno de ellos gana dinero con el festival, aunque aunque en un sitio como Burela la economía se mueva mucho en apenas tres días gracias a él. Diego es el que más horas le dedica, horas que no se contemplan en ningún lado. ¿Por qué lo hacen, entonces? "Por pasión. Me encanta organizarlo, estar atento a las bandas que suenan, hablar con ellas y contratarlas…".
Y apostar. Apostar por la música también les gusta, y lo hacen bien. "Esta edición tengo una sensación muy buena con Capital Voskov. Creo que va a ser la banda del momento, que mucha gente la va a conocer esta noche, pero que dentro de unos años será un nombre muy importante», añade Diego.
En los diez años de vida del Osa do Mar han pasado por sus escenarios artistas como C. Tangana, Fillas de Cassandra, Arde Bogotá, La La Love You, Iván Ferreiro, Carolina Durante, Xoel López, Tanxugueiras o Novedades Carminha. Algunos han ido hasta tres veces, como The Rapants, o incluso más, como Nuno de Grande Amore, "que vino con todas sus formaciones y siempre dice que el Osa fue uno de sus mayores trampolines". Todos son nombres ahora muy conocidos, pero cuando vinieron a Burela algunos eran catalogados como "emergentes".
Les pregunto si el Osa del Mar es un festival de visionarios, y Marcos y Diego hacen bromas al respecto: "Lo de traer grupos emergentes era una cosa que teníamos clara desde el inicio, pero hay que ser sinceros: tampoco había dinero. Apostar sí, pero tampoco había más opción".
Aparte de los conciertos, hay actividades que van desde campeonatos de surf hasta la grabación de podcast o talleres de redeiras
El nombre de Osa del Mar viene de un juego de palabras con la playa burelense de A Marosa, al lado de la cual se hicieron las primeras ediciones. «Mezcla» debería ser su apellido, no solo por la diversidad de músicas, sino por la concepción misma del festival. Desde el inicio conjugaron conciertos, que en alguna edición fueron itinerantes por locales del pueblo, con otras actividades, como campeonato de surf, BTT o BMX. Igual que el festival, estas actividades fueron cambiando con el paso de los años.
Por ejemplo, desde hace dos celebran el REC-ORDAR, un evento que tiene como objetivo visibilizar el patrimonio marino y acercar un recurso identitario del pueblo al público. "En la edición anterior tuvimos a Balbino, un antiguo marinero que estuvo recordando las zonas donde se faenaba. Quedó todo escrito, con textos de Álvaro Cura, uno de los promotores de la iniciativa junto con Ana Moreiras y Manolo Maseda", dice Diego.
Hablamos en el puerto de Burela, en un pequeño descanso que tienen, mientras miran de reojo como dejan a punto el siguiente escenario: el Barco Museo Boniteiro. "Este año homenajeamos a las redeiras, que hacen un taller antes de que comiencen los conciertos en el barco". El sonido de las gaviotas se cuela en la grabación de la entrevista mientras ambos hablan. "También grabamos un podcast, este año con El Desván, que estuvo súper bien, muy animado, y presentamos el libro Galicia Musicalidade, de Noel Turbulencias". Marcos añade: "Las actividades paralelas complementan muy bien el resto, le dan sentido a todo".
Desde hace dos años también celebran el Cantiños, nombre de otra playa de Burela, el domingo por la mañana. "El año anterior fue experimental, pero viendo lo bien que salió decidimos apostar por él", dice Marcos. Diego explica en qué consiste: "Tocan niños y niñas menores de 16, en el escenario principal, con el mismo sonido y con todo lo demás que tuvieron los artistas y las bandas que pasaron el viernes y el sábado. La entrada es gratuita. Les hace mucha ilusión y a nosotros también. Tú imagina que de aquí salga una banda, los Grande Amore o los The Rapants del futuro. Sería increíble". El nombre de estos niños y niñas aparecen en el cartel del festival junto al de los demás grupos. "Es el germen del Osa: apostar por la cantera. Queremos que siga creciendo y se consolide", sentencia Marcos.
En esa cantera hay grupos como Criters, que surge de la escuela de música de Foz; el Colectivo Los Castros, con niños y niñas de esta escuela burelesa; D'Cuerda, de la Escuela de Música de Burela, Ursi Maris, alumnos que finalizaron sexto de primaria en el colegio Vista Alegre; o el grupo de rock Blood Skeleton, que en 2022 actuó con Niña Polaca, en 2023 hicieron aparición en solitario y este año participan por tercera vez.
Javier, de 12 años, es guitarrista de la banda: "El primer año éramos el batería y yo, ahora somos tres". Santi, de la misma edad, es guitarrista y cantante: "Para mí participar en el Osa supone una gran responsabilidad y mucho orgullo. El grupo se formó porque de pequeños escuchábamos mucho rock y comenzamos a aprender a tocar la guitarra y otros instrumentos. Llevamos casi tres años". Ensayan lo que pueden, porque Nacho, el batería de solo 9 años, es de A Coruña, mientras que los otros viven en Burela. Por suerte, sus abuelos son de la villa mariñana y en verano el grupo aprovecha bien el tiempo, con ensayos diarios.
"Tocar en el festival me encanta, para mí lo más importante es pasarlo bien", dice el batería. Él va a clases de música en la ciudad herculina, mientras que Javi y Santi llevan ya años con el mismo profesor, Xoán. Sin embargo, en el grupo "vamos un poco por libre", dice Santi, "aunque siempre le comentamos los temas que tenemos o las canciones que queremos tocar a nuestro profe, que nos dice lo que podríamos mejorar, pero no nos monitoriza".
Dentro de unos años les gustaría ser conocidos nacional e internacionalmente. Saben que es un futuro difícil y que hay que esforzarse mucho, pero el primer paso ya lo han dado. Tienen apalabrada su participación en la siguiente edición del Osa do Mar. Se pondrían así en cuatro años sucesivos. Son la única banda que lo ha hecho.
«Actué en el mismo escenario que las Tanxugueiras, que son mi modelo a seguir»
Otro de los grupos que actuaron es Arumiños, surgido de la Asociación Cultural Arume de Burela donde Irene, Lara, Zumbe, Yani, Hugo e Iago reciben clases de pandereta. A Yani, participar en el Osa le hizo "mucha ilusión". "No solo porque toqué en el lugar en que nací delante de todos mis vecinos, sino porque actué en el mismo escenario que las Tanxugueiras, que son mi modelo a seguir", sostiene.
Para Irene, de 12 años, también lo son, junto con Fillas de Cassandra. "Me siento muy agradecida por tener la oportunidad de tocar en el Osa". Algo parecido asegura Lara, que estudia 1º de ESO: "Estoy muy agradecida de la oportunidad que nos dieron los organizadores, y muy orgullosa". Hugo lleva tocando la pandereta desde los cinco años y dice que son un grupo pequeño, pero eso no es impedimento. "Sacamos lo mejor de cada uno y lo hacemos genial. Me encanta ver cómo la gente disfruta de nuestra música y cómo nosotros disfrutamos con ellos». El compromiso de Iago es tal que fue a actuar hasta enfermo «para no dejar tirados mis amigos". Todos y todas coinciden en que en unos años quieren seguir formando parte de Arumiños, pero "sobre todo pasándolo bien", dice Zumbe.
El Osa nació en la barra de un pub que no llegaba a los sesenta metros cuadrados y que cerraba todos los fines de semana con Turnedo como himno final. Una década después, en los casi 3.000 metros de la plaza del ayuntamiento de Burela, donde juntaron a casi 3.000 personas, fue el propio Iván Ferreiro quien la cantó en uno directo apoteósico. "Es como cerrar un círculo", sentencia Marcos. Diego asiente.
De momento, el Osa do Mar está muy lejos de cerrar, pues ya están a la venta las entradas para la edición de 2025. Ortiga, Pipiolas, Mujeres y Repion son las primeras confirmaciones. El objetivo es superar las 6.000 personas que este año han pasado por Burela. El primero fin de semana de septiembre, apunten.
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