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"Kapuscinski no era un santo, era un ser humano"

La polémica biografía del maestro del reportaje escrita por su discípulo y amigo Artur Domoslawski no es tan perversa

PEIO H. RIAÑO

Para Kapuscinski, la realidad fue una herramienta para enfatizar la verdad. 'Tenía su propia teoría acerca de traspasar los límites entre la literatura de ficción y la de no ficción', cuenta Artur Domoslawski (Varsovia, 1967) en el polémico relato sobre la vida de su maestro, que desde su publicación el pasado febrero en Polonia hasta hoy cuando se publica la primera traducción mundial del libro (al castellano, por Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores) ha pasado como el perfil de un corrupto tipejo, maestro en la suciedad, la mentira y la infidelidad. 'Mucha gente ha escrito sobreeste libro sin leerlo', mascullaArtur enojado y en un perfecto castellano debido a sus años de investigación en Latinoamérica.

Sí, es cierto, su discípulo ha sido el primero en desmontar la armadura impoluta de la gran figura del reporterismo en el África poscolonial y Latinoamérica. Estuvo cerca del autor de Ébano los últimos nueve años de vida, cuando ya era 'más opinador que reportero'. Por entonces todavía le cegaba el resplandor de la coraza de la credibilidad de Ryszard Kapuscinski (1932-2007). Fue tras la muerte del periodista polaco cuando sigue su rastro vivo por todo el mundo: testigos, amigos, fuentes que utilizó para sus reportajes, etc.

El autor lamenta que 'mucha gente ha escrito sobre este libro sin leerlo'

Y encuentra lo que ya se sabía: su tendencia a la 'no ficción creativa'. Domoslawski recoge una entrevista en la que le preguntan si considera admisible deformar el curso de los acontecimientos para conseguir mejor efecto. 'Sí, se puede hacer, se puede ampliar la realidad, pero tomando los elementos auténticos de esa realidad. Ese recurso a veces ayuda a revelar el sentido más profundo de las cosas'.

También relata una discusión con una amiga sobre una noticia que había escrito. Kapuscinski, harto de defenderse, estalla: '¡No entiendes nada! ¡No escribo pensando en que cuadren los detalles! ¡Lo que importa es la esencia de las cosas!'.

'Las leyendas no enseñan mucho y las experiencias reales, sí'

El libro se había dado a conocer como una decapitación pública de Kapuscinski... nada más lejos. Ha hecho de la efigie, carne. 'Desmitificar significa devolver la vida al personaje que está en el pedestal. Significa bajarle para mostrar la persona que fue, con todo lo bonito, pero también con las frustraciones y los dilemas. No era un santo, era un ser humano. Las leyendas no enseñan mucho y las experiencias reales sí', asegura Artur, que quiso conocer a fondo al hombre que marcó su carrera profesional.

Ni es un combate, ni un ajuste de cuentas. Es más, bajo el género biográfico se esconde un falso manual de periodismo avanzado, en el que se cuentan las trampas, las reacciones de las fuentes una vez se leyeron en los reportajes de Kapuscinski y las formas de un periodista en busca de una noticia.

De hecho, la primera de las cinco citas que incluye el autor es de Gabriel García Márquez: 'Todas las personas tienen una vida pública, una privada y una secreta'. Los secretos que se revelan en el texto subrayan la manera de trabajar del maestro, de su actitud, más que la vida privada. Quizás por eso el capítulo menos acertado de todos sea el que dedica Domoslawski a sus mujeres: 'Las atrae. No tiene que partir en expediciones de conquista; las tierras susceptibles de ser tomadas acuden solas, invitan al conquistador. Y él elige. Esté donde esté, ya en un cóctel, ya en un banquete, ya en una función teatral', escribe. Todo sea por contextualizar, hasta lo más desfavorable.

'¿De qué sirveun libro que nadie quiere leer?', se pregunta

'No le he quitado valor a su trabajo. No caigo en ningún juicio moral, esa no es la tarea del biógrafo. No juzgo, contextualizo para buscar fondos y razones. Sería muy fácil hacer juicios moralistas, pero esto no nos llevaría a entender nada', reconoce el autor de Kapuscinski. Non-Fiction. Sin los secretos no hay biografía completa.

Así que este reportero de camisa verde guerrillera podría habérsela cambiado por una gris en el papel del biógrafo y alejarse del color de su texto. Pero entonces no habría escrito al estilo de los historiadores anglosajones, porque este libro late gracias a las herramientas literarias: '¿De qué sirve un libro que nadie quiere leer?', se pregunta.

'Cada biógrafo que trata de ser honesto y serio decepciona a los familiares'

Tanto hurgar, tanto hurgar, Domoslawski encontró algún reproche al maestro. Según cuenta, rompió relaciones con algunos amigos que le ayudaron en los comienzos de su carrera, lo que describe como un 'capítulo amargo'. Tampoco es fácil digerir que la viuda de Kapuscinski prometa un tercer pleito contra el libro. Él lo asume con deportividad, porque ha ganado los dos anteriores: 'Cada biógrafo que trata de ser honesto y serio decepciona a los familiares, inevitablemente. Tienes que decidir si hacer biografía seria o levantar otro pedestal. Pero el libro no busca el daño de Kapuscinski, está escrito con cariño y respeto'.

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