Este artículo se publicó hace 6 años.
La genuina Christa Päffgen, ni musa de Warhol ni amante de las estrellas del rock
La cineasta Susanna Nicchiarelli rinde tributo en ‘Nico 1988’ a Christan Päffgen, ‘Nico’, y a su arte, y da la vuelta al estereotipo machista que la había convertido en la musa de Andy Warhol, cantante de The Velvet Underground y amante de las estrellas de rock.
Madrid-
“Aquí estamos, con la femme fatale de Lou Reed”. “No me llames eso. No me gusta”. La cineasta Susanna Nicchiarelli se niega a retratar a Christa Päffgen, ‘Nico’, desde la identidad que construyeron para ella los hombres. Ni musa de Andy Warhol ni cantante ocasional con The Velvet Underground, la persona que emerge en este biopic, ‘Nico 1988’, es una artista poderosa, mujer y madre, muy punki, auténtica, de voz oscura y una implacable aniquiladora de estereotipos machistas.
La belleza rubia, la modelo, la amante de las estrellas del rock no existe en esta historia, relato de los dos últimos años de su vida, con el que Nicchiarelli ganó el Premio a la Mejor Película en la Sección Orizzonti del Festival de Venecia. La actriz Trine Dyrholm –impresionante, enérgica- se funde con la cantante y la reinventa con su propia voz. Cuando Nico murió todo el mundo escribía de ella como la musa de los artistas underground. Con este filme ha nacido la genuina Christa Päffgen.
"Mi vida empieza después de la Velvet"
“Se convirtió en una adicta gorda y desapareció”. Fueron las palabras de Andy Warhol cuando Nico se apartó de su mundo. “Tenía 34 años y era una mujer acabada”, dijo Iggy Pop. Ninguno de ellos pensaba en esta rebelde alemana como en la artista que realmente era. Ya no era tan sexy, había engordado, se tiñó la melena rubia y empezó su carrera en solitario. “Mi vida empieza después de la Velvet”. “¿Soy fea?", pregunta en una escena de la película a su promotor Richard Witts (interpretado por John Gordon Sinclair). “Sí”, responde él. “Genial. No era feliz cuando era guapa”.
Christan Päffgen se convierte en ‘Nico 1988’ en espejo de la determinación feminista. Le importaba un carajo lo que otros pensaran de ella, no era amable ni complaciente, despreciaba el éxito comercial. Su obsesión, también su constante arrepentimiento, era su hijo Ari. Nacido cuando ella era muy joven de una única relación con Alain Delon, la abuela paterna del niño - el actor jamás le reconoció a pesar del innegable parecido físico- se quedó con él. En los dos últimos años de vida, Nico recuperó a Ari, que la acompañó en sus conciertos. “Su hijo me dijo una vez que ella parecía indestructible”, confesó la directora en una entrevista en Venecia.
"Nico después de Nico"
"Esta es la historia de Nico después de Nico”, afirmó en el festival italiano Susanna Nicchiarelli, que escribió el guion de la película después de hacer una larguísima entrevista en París al hijo de la cantante, Ari, y de hablar con Alan Wise (Factory Records), algunos organizadores de sus conciertos y al músico italiano Domenico Petrosino, que aparece como personaje en la película. Las canciones y las entrevistas que ella concedió hicieron el resto.
La película, que huye de los momentos más conocidos de la vida de Päffgen, narra la gira de bajo presupuesto que Nico hizo con Witts y su banda en una camioneta por algunos tristes escenarios de Europa. Desde Manchester, donde entonces vivía, el grupo partió hacia Checoslovaquia y Polonia entre otros países. Con material del legendario Joan Meka y su cine experimental, la cineasta recupera algunos momentos de la época dorada del pop-art y el underground.
Las sombras de Christa Päfffgen
Sin embargo, Nicchiarelli ha apostado, en su intento de no imitar a la artista sino reinventarla, por adaptar su música, y la ha dejado en manos del grupo de rock progresivo italiano Gatto Ciliegia contro el Grande Freddo. El trabajo de la actriz y cantante Trine Dyrholm, con una voz tan oscura y grave como la de Nico, interpretando sus temas es magnético. La intérprete reproduce la atmósfera que Christa Päffgen conseguía en sus conciertos, concentrada, dolorosa, parecida a nada.
‘Nico 1988’, sin duda un tributo a la mujer y a la artista, no huye de las sombras que cubrieron esos últimos años de vida de la cantante. Adicta a la heroína, que se pinchaba en el tobillo con naturalidad, sin esconderse, la mujer de esta historia sufre por haberse separado de su hijo, se cabrea porque no todos los músicos de la banda tienen el nivel que ella desea, se deja dominar por su instinto creativo en situaciones que pedían de ella otras urgencias… Nico grababa sonidos en cualquier parte, incluso en el hospital después de un intento de suicidio de su hijo. Buscaba “el sonido de la derrota” que escuchó de pequeña, en la primera imagen de la película, cuando de la mano de su madre vio a lo lejos cómo ardía Berlín al final de la guerra.
"He estado en lo más alto. He estado en lo más bajo. Y los dos sitios están vacíos". ‘Nico 1988’, no es, pues, el reflejo de la mujer perfecta, es el retrato de la mujer real. Un trabajo hecho a conciencia por la cineasta Susanna Nicchiarelli, que domina perfectamente el juego narrativo visual, y que de entre brumas que recuerdan a creadores tan dispares como Frears, Kaurismaki o Kieslowski hace aparecer una voz propia, extraordinaria por lo poco común.
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