Luca Guadagnino se empapa en 'Queer' de la suciedad, el sudor y la desesperación de William Burroughs
La película, que se estrenó en Venecia, revela a un extraordinario Daniel Craig en una historia de amor y sexo homosexual, adaptada por el guionista Justin Kuritzkes.
Madrid-
"Miro el manuscrito de Marica y siento que sencillamente no puedo leerlo. Doloroso hasta el punto en que leerlo me resulta difícil, y no digamos escribir sobre él. Cada palabra y cada gesto ponen los pelos de punta". William Burroughs escribió esto en la introducción a su novela Marica (Anagrama) cuando se publicó en 1985, muchos años después de escribirla. El escritor vivía todavía atormentado por el día que mató de un disparo a Joan Vollmer, su mujer.
A principios de los cincuenta, cuando escribió el libro, estaba a la espera del juicio y se hundió en una espiral de autodestrucción. Alcohol, heroína, días y noches sin rumbo y apenas ni una línea, con la excepción de Yonqui y este libro. Hasta 1959 no aparecería su gran obra, El almuerzo desnudo. Todo el veneno y la inmundicia en los que se sintió ahogado entonces estallaron en Marica, inspirada en la relación que tuvo con un exmarine en México D.F. en esa época. Un relato que ahora reescribe Luca Guadagnino en el cine, en Queer, y que revela a un Daniel Craig espléndido.
"Yo era homosexual"
Estrenada en el Festival de Venecia, la película confirma al italiano como uno de los cineastas del deseo. Pero todo lo que en Call Me by Your Name era luz, alegría y vitalidad, aquí es suciedad, sudor, desesperación. "Nunca olvidaré el indecible horror que me congeló la linfa de las glándulas, de las glándulas linfáticas, se entiende, cuando la nefasta palabra me quemó el tambaleante cerebro: yo era homosexual", suelta Lee, el protagonista, en un recitado agitado y expectante ante el joven y pulcro Eugene Allerton en la barra de un bar.
Es 1950 y William Lee, expatriado estadounidense afincado en México, no se relaciona casi con nadie más que con otros miembros allí de la comunidad de EEUU, hasta que conoce al joven Eugene. Es tan intenso el deseo que siente por él que todo a partir de ese momento será una obsesión. William Lee suplicante, torturado, ansioso por conquistar a ese hombre, que le observa indiferente e insolente.
Una historia de amor
"Lo que sé de Burroughs es que era muy tímido y que la novela Queer no se publicó hasta pasados 35 años de su fallecimiento, en parte porque era demasiado cercana a él, y porque se ve que él también iba en busca del amor, algo que no suele asociarse con sus escritos. Por eso Justin (Kuritzkes, guionista), Daniel (Craig), Drew (Starkey, coprotagonista) y yo estábamos convencidos de que debía ser una historia de amor. Habría sido demasiado fácil optar por un tono seco, irónico, sarcástico y distante", explicó el director en el estreno en Venecia.
Y lo es, una historia de amor ofuscado, venenoso y de una sola dirección. Tan paranoico llegó a estar Lee (alter ego de Burroughs) que planeó un viaje a la jungla para consumir ayahusca, convencido de que con la experiencia podría leer telepáticamente la mente del joven Eugene. Y ésta es una aportación del guionista y de Guadagnino que varían el final de la novela original, en la que los personajes hacen ese viaje, pero no prueban la ayahuasca.
Daniel Craig
El aspecto visual de la película y la extraordinaria interpretación de Daniel Craig consiguen construir una atmósfera pegajosa y densa, pero el cineasta se deja seducir demasiado por su admiración hacia Burroughs, tanto que la película se pierde en su afán de sensualidad y autocomplacencia despreciando la crudeza y la sinceridad de la novela. Ello y las dos horas y cuarto de metraje la ponen al borde del abismo del aburrimiento.
Un peligro que el cineasta sorteó magníficamente en Venecia, en la rueda de prensa de presentación de la película, en la que reconoció su pasión por el escritor y donde contestó sonriendo, pero evidentemente cabreado, a la pregunta de si no pensó nunca en contratar a un actor gay para que hiciera el personaje.
"Sinceramente, es bastante insultante, y hablo como homosexual, que se considere la posibilidad de que dar el papel de Lee a un homosexual haría que fuese más realista, como si a las personas se las pudiera definir totalmente por su identidad de género o su sexualidad. Más bien se trata de lo que uno es capaz de entregar como intérprete, como artista ante un trabajo, y Daniel Craig aporta al personaje una profundidad inequívoca".
Sin duda, Daniel Craig, perdido, dominado por el deseo, heroinómano, alcoholizado, siempre nervioso, inquieto… es lo mejor de esta historia de amor no correspondido, retrato de la sexualidad masculina, a veces casi brutal, espejo de un alma desorientada que lee atento el cuento de autodestrucción y suicidio de John O'Hara (Cita en Samarra) o se pasea con Malcolm Lowry en el Día de los Muertos (Bajo el volcán).
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