Este artículo se publicó hace 7 años.
FEMINISMOChocolate Remix: "El reguetón es machista, como todos los estilos de música"
Sexo, feminismo, política, mujeres y reguetón. Esta es la mezcla que forma Chocolate Remix, un canto de denuncia de la discriminación, censura y violencias de las mujeres y colectivo LGTB.
Beatriz Asuar Gallego
Madrid--Actualizado a
Romina Bernardo, la adolescente guitarrista que tocaba rock en un grupo de una pequeña ciudad de Argentina ahora produce y canta ‘lesbian reggaetón’ alrededor de medio mundo. Hace 4 años comenzó Chocolate Remixx como todo un reto personal para llegar a ser un canto político y de liberación sexual.
Eligió este estilo porque quiere transformar la idea del macho reguetonero por la lesbiana feminista que rompe con los roles de género y los tabúes de la sexualidad femenina. Romina hace del ritmo del reguetón y de sus letras la combinación perfecta para romper los esquemas mostrando el disfrute sexual y proclamar el feminismo. Se apropia de los contenidos del reguetón clásico para subvertirlo y denunciar la discriminación, censura y violencias de las mujeres y del colectivo LGTB.
Está en España con motivo de su segunda gira por Europa. Ya ha dado conciertos en Madrid, Barcelona, Francia, Alemania e Inglaterra. Esta noche, 8 de julio, es su cierre de gira con un concierto en la capital que le ha costado mucho trabajo pero que ha conseguido que sea de forma gratuita.
Últimamente se habla mucho del reguetón. Parece que desde hace años hay una corriente que está denunciando este estilo musical como machista, sin embargo, otra corriente dice que son prejuicios y que todos los estilos de música son machistas. ¿Cómo has visto esa evolución? ¿El reguetón es machista y el rock no?
El reguetón es machista, como todos los estilos de música. El rock también lo es, y el pop, y toda nuestra cultura, porque el mundo desde que es mundo es machista. Lo podemos ver en las baladas románticas que hablan de amor romántico y dicen “yo me muero sino estas” y eso es muy machista, sin embargo, no hace tanto ruido como que una canción diga “te agarro contra la pared” que en realidad es una situación sexual y que no tiene por qué ser nada machista. Pero como está el sexo de por medio, a la gente se le tilda de machista cuando es mucho más machista decir “me muero sino estás”
Dentro del feminismo también hay un rechazo hacia las cuestiones sexuales y es que siempre ha estado muy presente la objetivización del cuerpo. Todo lo que tenía que ver con el reguetón que es tan corporal y sexual choca mucho. Pero hay que ver desde donde choca, porque hay muchas cuestiones que molestan e interpelan y lo primero que piensa una es que molesta porque es machista, pero en el fondo si se empieza a analizar lo que choca es mucho más profundo y son cuestiones mucho más interiorizadas, cuestiones morales y cuestiones del sexo explícito.
Muchas mujeres nos hemos criado y socializado en un contexto en el que nos dicen que el sexo es algo prohibido, un tabú del que no se debe hablar, e incluso que es malo... Tus canciones dicen todo lo contrario, el sexo es una parte natural de nuestras vidas y es bueno que hablemos de ello, y seamos conscientes de nuestro derecho de disfrutarlo. ¿Te has encontrado con un choque con estas ideas?
Cuando comenzaron los análisis feministas comenzaron a reconocerse las limitaciones que vienen de un legado cultural donde nos habían prohibido un montón de aspectos a las mujeres, así que entender este espacio como un espacio por ocupar y entender que el sexo y las guarrerías también son para nosotras ha llevado mucho tiempo. Pero hoy se empieza a ver de otras maneras y se empieza a ver el potencial de un ritmo como el reguetón que invita a desinhibirse, al disfrute y al roce de los cuerpos.
"Entender que el sexo y las guarrerías también son para nosotras ha llevado mucho tiempo"
Ahora sigue pasando, pero antes aún más. Se optaba siempre por análisis europeos. Venía una chica europea y hacía análisis de lo que ocurre en Latinoamérica. Ahora esto se ha frenado un poco y hay una conciencia de decir “bueno, piensa desde que lugar estás hablando” de un tema tan lejano. Antes había un gran estigma a las reguetoneras y se les veía como víctimas, y yo pensaba “eh bueno, que estas chicas tienen otras formas de empoderamiento”, y desde un feminismo académico esto no se entendía y se juzgaba si estaba bien o estaba mal.
¿Quieres decir que estas críticas también tienen un componente clasista?
Total. Por un lado están estas cuestiones de género tan obvias, pero por otro lado no es casual que las críticas siempre se sañen con géneros populares o latinos. Yo acá lo escucho un montón “el problema del machismo en América Latina” y yo pienso “joder, ¿será que acá no tienen machismo?” Yo no te voy a decir que sí, pero fíjate vos si hay situaciones de machismo o no de las que hablar antes de analizar las de otro lugar.
Con este panorama, ¿cómo fue el principio?
Muy difícil. Siempre ha habido una parte a la que le gustaba la propuesta, pero claramente el mundo machista se opuso de una forma muy fuerte. Y dentro del mundo del feminismo también había una resistencia muy fuerte. Decían que yo hacía lo mismo que un hombre pero al revés, pero yo respondía que era imposible porque el mundo es así, y no es al revés, y yo no tengo los privilegios que tiene un varón y cuando yo estoy con otra mujer no tengo los privilegios sobre ella. La situación es totalmente distinta.
Desde que somos pequeñas tenemos un montón de tabúes y limitaciones relacionadas con la sexualidad y el sexo, sobre todo en las mujeres. ¿Cómo ha sido tu proceso para romper con esto?
Particularmente, en mi persona siempre estuvo muy presente, y debía quedar por fuera de la situación familiar. En mi casa el sexo era un tema que incomodaba y del que no se hablaba. Esto creo que era un punto que me pareció, primero un peso, y después algo muy absurdo. Yo pensaba, ¿por qué esta parte tan potente de las personas genera esta incomodidad?
"La mayoría de las personas que conozco tienen sexo, ¿Por qué es tan problemático hablar de ello, enunciarlo o decirlo?"
Además, ha esto le sumo que mi manera de relacionarme era mucho más diversa de lo esperado. Siempre ha sido algo que me ha movido, el tema del sexo y la concepción que había de algo como que no se debe hablar. Todos sabemos de que se trata pero nadie habla. La mayoría de las personas que conozco tienen sexo, ¿Por qué es tan problemático hablar de ello, enunciarlo o decirlo?
Tienes un canción, Lo que las mujeres quieren, en la que dices “eh reguetonero macho/ escucha lo que digo/ que de mujeres no sabes/ ahora aprenderás conmigo”, ¿Hablas del placer femenino?
Sí, y es que hay una cuestión histórica con respecto al placer feminismo y es que este es muy reciente. Por esto que hay que hablar del placer de las mujeres. Y además, hay que romper con el esquema heteronormativo porque yo soy lesbiana así que hablo de lo que le gusta a las mujeres siendo mujer. Quería acabar con esta imagen del macho hablando de lo que le gusta a las mujeres siendo hombre ¿cómo sabe él lo que nos gusta?
En el videoclip Como me gusta a mí… cantas “Me gusta mujerona y no los cuentos de hadas” o “Me gustas empoderada” mientras vemos varias chicas en escenas sexuales (no hay ningún hombre). Al final de la canción dices “esta es la verdadera revolución”, ¿a qué te refieres con esto?
Cuando hablo de la verdadera revolución es lo que se muestra en el video. Mujeres y un movimiento que puede prescindir totalmente de los hombres. Lo potente de eso es que como no está esa necesidad de aprobación ni desde lo sexual ni desde lo social, eso genera una gran autonomía… Por esto hablo de la verdadera revolución que viene de la mano de las mujeres y del potencial de relacionarnos entre nosotras.
Hablando con otras mujeres de las distintas situaciones de vida que hemos tenido yo hablaba con otras mujeres lesbianas, y no nos importa conquistar chicos o rompemos roles y estereotipos y nos hemos criado fuera de eso, y hemos visto que hemos crecido con una libertad muy grande, nos daba igual, no nos interpelaba ni nos limitaba. Nos vinculamos con los hombres con otra situación, y eso nos da un poder enorme. Sobre todo lo he visto cuando he hablado con otras chicas con otras condiciones en las que han sufrido violencia machista. Ahí pienso ¡qué potencial tiene ser lesbiana! También pueden ejercer esto mujeres hetero, pero es mucho más fácil dentro del movimiento lésbico.
Ni una menos es el videoclip más duro de ver. Denuncias la violencia patriarcal mientras que tú misma, tú mismo rostro, va apareciendo más y más golpeado. A la vez también tienes cantos empoderantes “vamos mujer baila hasta abajo” o “ni una menos”. Ese contraste de ideas me interesa que lo expliques…
El mensaje de la canción musicalmente pretende ser empoderante… pero aun así vivimos una situación muy cruda que nos parecía que había que denunciar. Lo que sentíamos es que hablamos de feminicidio como si se hablara de una cartera, como si no hubiese una dimensión de lo que implica un feminicidio. Queríamos mostrar, esto es el feminicidio. Hay mucha gente que no tiene conciencia de lo que implica, de lo que pasa. Queremos hablar de esto en serio, poner la imagen, trabajar desde la crudeza y decir lo que es.
Además, en Argentina han pasado muchas manifestaciones que se han intentado criminalizar y dar una connotación negativa, “son feminazis, pintamos paredes, etc”. ¿La sociedad se indigna porque pintemos una pared y no por los asesinatos? La canción es un mensaje empoderante, pero a la vez una muestra de la realidad. Queríamos ponerle un cuerpo al feminicidio, porque al final parece un asunto volátil.
Acaba de pasar la fecha del Orgullo Internacional, ha habido mucho orgullo, muchas celebración, muchas reivindicaciones pero también muchas críticas y una de las palabras más sonadas ha sido ‘gaypitalismo’, ¿qué me dices sobre ella?
Tanto en lo macro como en lo micro, en las sociedades capitalistas las identidades se convierten en una mercancía. Yo lo veo, y en espacios pequeños también me doy cuenta que la identidad funciona casi como un combo que te compraste en el McDonald. El capitalismo intenta y va intentar siempre absorber todo y convertir todo en mercancía. De todo lo que pueda hacer un producto lo va a hacer, y hay que posicionarse ante eso. Lo hace con la identidad, vendemos la identidad. Por esto tenemos que ver cómo nos paramos políticamente, si somos anticapitalistas tenemos que ver cómo nos articulamos con esta coyuntura y ver cuáles son nuestros fines: ¿solo la visibilidad y que la sociedad acepte esta identidad como una más y ya o queremos hacer caer este sistema? En argentina hay una frase que dice “lo gay no quita lo facho” por lo que hay que ver cómo nos paramos políticamente también.
Estamos hablando de feminismo, de lucha LGTB, de anticapitalismo… ¿Y cómo te paras políticamente?
Yo me considero peronista en tanto que me parece posible y abarcativo. Si bien coincido con muchas ideas del anarquismo y me parece que a veces van a poner la delantera en un montón de cosas, también me interpela mucho lo que socialmente es abarcativo. Porque con el anarquismo veo que queda muy reducido, y por esto me interesa el cruzamiento de estas dos ideologías.
¿Cómo valoras la situación política de Argentina?
Muy dura con la ultraderecha gobernando en este momento. Es el capitalismo total. Hemos tenido doce años de gobierno de Néstor y Cristina, de una orientación peronista. Si bien hay muchas cosas de las que me paro totalmente en contra y que no he estado de acuerdo como la cuestión antiabortista, también entiendo que a veces lo de mediar sobre todo cuando trabajas con grandes masas tiene sus cuestiones…
"Después de doce años de gobierno populista, tener gobierno de ultraderecha preocupa mucho"
Después de doce años de gobierno populista, tener gobierno de ultraderecha donde además se comienza a sentir fuertemente su presencia y la presencia de la policía y su validación armada, preocupa mucho.
Por darte un ejemplo, a mí nunca en la vida, hasta ahora, me había pasado que me pidan documentación por la calle sin estar haciendo nada. Desde el año pasado, se ha aprobado una ley que permite que la policía pueda pararte en cualquier lado y pedir que te identifiques. Esto antes no sucedía. Ahora pasa sin existir ni un por qué. A mí me lo contaban mis amigas pero no les hacía mucho caso hasta que me paso a mí. Estaba una noche en un parque con una amiga de lo más a gusto hasta que llego un policía muy invasivo, con intención de molestar y nos pidió los documentos. Tuvimos que enseñarles las mochilas… Él quería mostrar el poder: vengo a molestar porque puedo. Cosas como estas que antes no pasaban ahora si pasan. Y así a todos los niveles. Y a nivel mundial es igual. El surgimiento de la derecha es alarmante.
Ahora vuelves a Argentina y se cierra la gira… ¿Qué vas a hacer?
Quiero seguir produciendo. Espero seguir generando material y de interpelar, o al menos generar que la gente se pregunte cosas… Yo me tomo la posición de artista no como una figura desde la que decirle a la gente lo que tiene que pensar o no, sino que la artista tiene que crear ficciones, crear performance, conflictos… presentar cosas con lo que la gente se sienta interpelada, y a partir de ahí la gente ya construye sus ideas desde su subjetividad. Lo interesante de esto es que lo que se construye ahí en el otro lado, en la cabeza de las personas que me escuchan. Así que trato de seguir presentando este tipo de situaciones y ver que pasa en esos otros lados.
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