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Amazon Prime Video'Buenos presagios', el Apocalipsis más divertido jamás contado hecho serie
Amazon estrena este viernes 'Buenos presagios', la adaptación de la novela publicada por Neil Gaiman y Terry Pratchett en 1990, con un resultado tan satisfactorio como divertido. Michael Sheen y David Tennant protagonizan esta miniserie.
María José Arias
Madrid-
No podía haber habido mejor Azirafel y mejor Crowley que Michael Sheen y David Tennant para la conversión de Buenos presagios en una miniserie que cuenta con uno de los autores de la novela en la que se basa, Neil Gaiman, como guionista. Vistos los tres primeros episodios, la mitad de la temporada, cada escena juntos y en solitario dan fe de que es cierto.
Buenos presagios, Good Omens en el original, fue publicada en 1990 con la firma de dos de los mejores escritores de fantasía que ha dado el género en las últimas décadas. A un lado, Terry Pratchett, cráneo privilegiado, que diría Valle-Inclán, del cual nació el Mundodisco. De pluma ágil y divertida, se alió con Neil Gaiman, un autor versátil capaz de llenar de fantasía territorios cotidianos como Inglaterra y Estados Unidos y que se mueve del cómic a la novela pasando por las historias infantiles con soltura. Al segundo los fans del género le deben obras como American Gods -convertida también en serie por Amazon-, Neverwhere, Stardust, Sandman, Los mundos de Coraline…
La idea de adaptar Buenos presagios ha sido recurrente sin que ninguno de los posibles intentos llegase a cuajar. No era fácil. Una novela como esta, con un universo de personajes tan singular y un fin del mundo por evitar, no podía hacerse de cualquier manera. Y menos con el culto que la obra ha generado con el paso de los años. Entonces llegó BBC Studios, se alió con Amazon Prime Video y surgió la oportunidad. Después de todo, Amazon ya había probado suerte antes con una novela de Gaiman y la jugada le había salido bien, así que no pisaban terreno desconocido.
Pero que nadie se engañe, American Gods y Buenos presagios no se parecen en nada más allá del alto nivel de producción que comparten y de incluir el nombre de Neil Gaiman en sus títulos de crédito. La segunda, la que estrena hoy la plataforma de VOD y que podrá verse después en Reino Unido en BBC Two, es todo lo contrario a la primera. De ritmo ágil y acelerado, como los diálogos de sus dos protagonistas, atrapa desde el primer momento gracias al carisma que desprenden tanto los personajes como los actores que les interpretan ayudados de un universo propio creado para el libro que ha sido trasladado a la perfección a un nuevo lenguaje.
Adaptar no significa copiar línea por línea lo que se dice y cuenta en en el papel impreso y rodarlo. La adaptación implica cambio, adecuar una historia narrada originalmente en un lenguaje (el escrito) a otro (el audiovisual). Y eso es lo que se ha hecho tan bien en Buenos presagios. No importa si el resultado se parece más o menos a la novela en cuanto al contenido, lo importante es que consigue provocar esas mismas sensaciones que el texto original la primera vez que se lee. A saber, un cariño inmenso por ese ángel, ese demonio y esas monjas, brujas, cazadores de brujas, niños endemoniados y demás suerte de seres y personas que les rodean. Eso y una profunda diversión basada en una historia loca de dos amigos.
Porque la historia que cuenta Buenos presagios tiene mucho del bien contra el mal, del Cielo contra el Infierno, del libre albedrío contra el destino, de deber contra placer… pero sobre todo trata de la amistad. La forjada a través de los siglos entre Azirafel, un ángel, y Crowley, un demonio. Uno es inocente, convencido de que el Bien triunfará, algo apocado y de carácter afable que se consuela a sí mismo cuando los designios de Dios no le cuadran con que todo responde a un plan inefable. El otro es un vividor, deslenguado, divertido y cínico fan de Queen y de la velocidad que pese a todo no duda en acudir al rescate de Azirafel cuando este se mete en un lío, cosa que ocurre más a menudo de lo que les gustaría reconocer a manos. Uno tiene acento galés. El otro, escocés.
No deberían entenderse tan bien, pero han pasado tantas cosas juntos… Además, hay una última para la que no les queda más remedio que unir medios y fuerzas: evitar el Apocalipsis. El fin del mundo está cerca y solo ellos pueden, o más bien quieren, impedirlo. Eso pasa por encontrar al Anticristo, encarnado en un niño de 11 años al que supuestamente llevaban vigilando de cerca toda su vida. Hasta que descubren, a solo unos días del Armagedon, que tutelaban al infante equivocado. Y es que los equívocos son continuos en Buenos presagios. Ahí reside buena parte de su humor disparatado. Ese tan característico de Pratchett y que tan bien manejaba.
Quienes hayan leído la novela antes de ver la serie tendrán su propia imagen mental de cómo son Azirafel y Crowley, pero lo cierto es que ni Sheen y Tennat decepcionan. Hacen suyos a los personajes y les dotan de vida de una manera magistral. Desprenden química y derrochan encanto. No están solos en esa labor, el trabajo de casting con los secundarios pero igualmente importantes es excepcional. Adria Arjona como la bruja Anathema Device; Michael McKean y Jack Whitehall como los cazabrujas Shadwell y Newton Pulsifer; Miranda Richardson como la pluriempleada Madame Tracy; Jon Hamm como Gabriel (personaje no incluido en la novela pero que sí tenían en mente los autores de la misma)…
Frances McDormand y Benedict Cumberbatch
Mención especial en cuanto al reparto se merece la participación de Frances McDormand, que le presta su voz nada más y nada menos que a Dios y que hace de narradora de la historia cuando esta lo requiere. En ocasiones se abusa de la voz en off como elemento narrativo. Este no es uno de esos casos. Aquí contribuye a contextualizar una mitología compleja, aportando agilidad, información y, además, al ser Buenos presagios un cuento, una fábula, no podría estar más justificada su presencia. La voz que no se escucha en los tres primeros episodios ya vistos es la de Satán, del que se espera que se una a la fiesta más avanzado el Apocalipsis y que en su versión original sonará como el inconfundible Benedict Cumberbatch.
Ha sido un proceso largo de producción desde que recibiese luz verde en enero de 2017 y Gaiman, que ejerce además de como guionista como showrunner, confesase que habiendo escrito la novela hace más de 30 años le resultaba “chocante ver cómo ahora es más importante que nunca. Solo deseo que Terry pudiera estar aquí para ver cómo se lleva a la pantalla y el gran equipo que lo hará posible”. Pratchett falleció en 2015 poco antes de cumplir 67 años. Tras la cámara, Douglas Mackinnon, que dirige los seis episodios que componen la serie dotándole de la unidad que una historia tan compleja necesita.
Todos juntos consiguen lo que ya estaba en la novela, que Londres y sus alrededores resulten un lugar misterioso y mágico en el que pueden convivir demonios, ángeles, brujas y hasta el Anticristo sin que los humanos se percaten de la existencia de estos seres de otro mundo. Algo en lo que está especializado Gaiman y que la serie ha podido reflejar gracias al vestuario, los escenarios que cobran vida y la música que acompaña algunas escenas. A su favor ha jugado el hecho de que la historia que cuenta Buenos presagios sea aplicable a cualquier tiempo. En los noventa, cuando fue publicada, o en pleno 2019. El Apocalipsis puede desencadenarse en cualquier momento. Solo hay que tocar las teclas adecuadas. El de Buenos presagios comienza este viernes.
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