La "arena en los ojos" que oculta la memoria colonial de España en Marruecos y el Sáhara Occidental
La periodista, poeta e investigadora Laura Casielles publica un libro que propone un viaje por las historias que rodean a los lugares que fueron colonias españolas en el S.XX.
Madrid-
Tetuán, Alhucemas, Larache, Tánger, Sidi Ifni, Esmara, El Aaiún o Tinduf. Son lugares que forman parte de la memoria de España. Territorios cubiertos por la arena del desierto y por el silencio. Que "duelen" por todo lo que supone en la historia española y el poco conocimiento general que existe sobre la etapa colonial española.
La periodista, poeta e investigadora, Laura Casielles, propone un viaje por todas esas ciudades. Lo hace en un libro recientemente publicado, Arena en los ojos: Memoria y silencio de la colonización española de Marruecos y el Sáhara Occidental (Libros del K.O, 2024). La metáfora del título sintetiza el objetivo.
"Un viaje a contrapelo de la arena para tratar de recordar el qué. Un viaje por algunos de los lugares que fueron colonias de España hasta entrado el siglo XX para ir levantando por el camino el polvo que se ha ido acumulando sobre muchas ideas e historias durante todo este tiempo", apunta la autora en la introducción. La "arena en los ojos", una metáfora en parte desagradable, está escogida de forma consciente. "Es algo de lo que no queremos hacernos cargo, que tenemos ahí pero que está modificando la manera que vemos lo que nos rodea", señala.
Casielles ha visitado las mencionadas ciudades. Ha conversado con sus habitantes, ha recordado, ha investigado en los documentos históricos y se ha planteado preguntas, muchas de ellas sin respuesta clara. Su ruta comienza en Tetuán, donde "empezó todo". Recorre las zonas más relevantes del llamado Protectorado Español de Marruecos que se alargó durante más de 40 años entre 1912 y 1958.
Para la autora, la historia colonial "está contada con eufemismos". Solo el propio nombre de "protectorado" lo refleja. "En España ha pervivido una especie de idea legitimadora o exculpabilizadora del colonialismo que vendría a decir que no fue tan malo como en otras partes. Que en realidad lo que hizo España no fue tan violento, no expolió tanto", apunta Casielles en conversación con Público.
"En España ha pervivido una especie de idea legitimadora o exculpabilizadora del colonialismo"
"Había mucha gente que se iba a ese Marruecos colonizado en una migración económica. Se iban a Tánger, Tetuán o Alhucemas a trabajar. Como eso ocurría y había convivencia entre clases populares españolas y marroquíes, se pudo de algún modo decir que era una convivencia entre iguales. Pero eso no es verdad. Porque mientras eso pasaba, la riqueza sí que se seguía moviendo por los círculos habituales", explica la autora.
Habla Casielles del "franquismo colonial". Operaba de la misma manera que en la península, "con todos sus mecanismos de silencio, de manipulación y de una enorme capacidad de mantener una imagen muy limpia de algo que era muy oscuro".
Franco, la "hermandad" y la actual extrema derecha
"Franco no era tan malo". "Con Franco vivíamos mejor". Aunque parezca sorprendente, ese tipo de frases son algo recurrentes tanto en el antiguo Protectorado marroquí como en territorio saharaui. "Fue uno de los grandes retos y desafíos del pensamiento en toda esta investigación. Llegamos allí con unas ideas y teorías y se ponen patas arriba. En contraste con lo que puede ocurrir en otros contextos poscoloniales, en el Norte de Marruecos y en el Sáhara no encontramos un pensamiento anticolonial beligerante en la población. Nos encontramos algo más ambivalente y complejo, incluso nostálgico", señala la escritora.
Para Casielles, esto tiene que ver con la descolonización mal hecha o no hecha. En el Sáhara, por ejemplo, lo que vino después fue el éxodo y la ocupación. "No hubo un momento mejor que llegara tras España". En el caso del Sáhara lo han convertido en una herramienta política porque hablar de colonización española es una herramienta de diferenciación identitaria. "En el caso de Marruecos, la manera en que España colonizó los territorios fue muy subsidiaria y dependiente de Francia. Lo mismo ocurrió con el momento de descolonizar", señala.
Esa primacía de la identidad francesa provoca una sensación en muchos habitantes del Norte de Marruecos de que cuando llega su independencia "se da casi una segunda colonización" y se produce una "imposición cultural". ¿El resultado a medio plazo? Un desarrollo económico desigual respecto a otras partes del país y un "castigo" a algunas zonas contestatarias, la zona del Rif especialmente durante la etapa del rey Hassan II. "No han podido alcanzar nunca la soberanía", señala Casielles.
Tras la salida de España de su protectorado en Marruecos, "se da casi una segunda colonización"
La autora, durante el libro, también detalla la relación simbólica del franquismo con Marruecos. El llamado "africanismo" que fue clave para el triunfo en la Guerra Civil. "Si no les hubiera permitido crecer ahí, nuestra historia no habría sido la que es. Me resulta interesante por cómo abre un montón de contradicciones y fisuras en la imagen que tenemos del franquismo", señala. En cierto modo, con sus matices, el franquismo permitió la convivencia con el Islam o el judaísmo en los territorios africanos.
Aparece una propuesta con la llamada "hermandad". "El franquismo usa ese supuesto pasado común para legitimar la misión colonial. Lo venden como que quién mejor que ellos para ocupar ese territorio porque nos iban a recibir mejor y nos iban a dejar que estemos allí", apunta. Sobre Franco, además, se llega a decir que se podía convertir al Islam, que tenía baraka, que amaba a África por encima de todas las cosas o que había perdido un "hijo" cuando se independiza Marruecos. "Era un discurso ambivalente, basado en esos lazos, aunque fueran tramposos e intencionados", señala la escritora.
No deja de llamar la atención, también para Casielles, el inmenso "contraste con la relación de desprecio y odio hacia todo lo musulmán que tiene ahora los herederos ideológicos directos del franquismo". "Por lo menos es algo en lo que apetece meter el dedo en la llaga", apunta.
La memoria democrática y la situación actual del Sáhara
La Ley de Memoria Democrática aprobada por el Gobierno en 2022 no incluye ninguna referencia a las colonias. Un hecho que recuerda Casielles. "Es muy llamativo en un país que sigue teniendo mandatadas por la ONU y La Haya obligaciones de descolonización", afirma respecto a la situación del Sáhara Occidental, última parada de su viaje.
La escritora recuerda que en las excolonias africanas (también en Guinea Ecuatorial) hay gente que sigue viva y que podría ser reparada y otra gente encausada. "Tenemos personas responsables de atrocidades cometidas en relación con lo colonial que siguen beneficiándose de ello. Hay personas que tienen responsabilidad sobre el uso de armas químicas en el tiempo de la Marcha Verde o implicadas en desapariciones como la de Bassiri", destaca.
"Tenemos personas responsables de atrocidades cometidas en relación con lo colonial que siguen beneficiándose"
Antes de llegar al actual territorio saharaui ocupado por Marruecos, Casielles paró en la zona sur del Protectorado español en Marruecos. Un lugar bastante más olvidado, Sidi Ifni. "Es un sitio rarísimo, que sorprende mucho cuya historia está enganchada al Sáhara. Ves águilas franquistas todo el rato por las calles, que tienen nombres como General Mola, Oviedo o Santander. Es como si se hubiera detenido el tiempo. Es un lugar que también ha sido abandonado por Marruecos", señala.
Antes de este libro, Casielles dirigió un documental sobre el Sáhara Occidental llamado "Provincia 53". Porque en una maniobra del franquismo, este territorio se convirtió en una provincia "igual que Albacete". Su viaje comienza con un extenso audio que envió a una amiga saharaui contando cómo era un territorio que la mayoría de saharauis no han podido conocer.
"Lo que más me impresionó fue ver el mar, ese mar que recuerdan tanto los saharauis y que no han podido ver nunca. Todo el territorio me pareció tan desierto y lejano a todo", explica. Estuvo en Esmara y en El Aaiún "oculta" en viaje turístico organizado por una agencia por el bloqueo que suele ejercer Marruecos a la libertad de movimientos. En El Aaiún lo comprobó con sus propios ojos al ser "invitada" a volver al hotel mientras daba un paseo por el barrio de Jatarrambla, con presencia mayoritaria de saharauis en una ciudad llena de colonos marroquíes.
"Me pareció una ciudad muy moderna, muy cuidada y en la que hay más inversiones que en otras ciudades. Es una ciudad pensada para todos esos funcionarios de la ONU y empresarios internacionales. Hay un centro de la ciudad en el que hay hoteles que podrían ser de una ciudad europea. Hay bancos, comercios, se puede andar con una aparente normalidad pero luego está ese barrio saharaui en el que hay mucha policía y por el que no se puede andar sin esa sensación de permanente control", relata.
Su sensación es que en esa ciudad lo que importa es "lo que no estás viendo y lo que no vas a poder ver o hablar". En su pensamiento, siempre presentes sus amigas saharauis, con una mezcla de "tristeza, vergüenza y desconcierto" por estar allí antes que ellas.
"La Marcha Verde fue el primer chantaje que España aceptó de Marruecos"
El viaje termina en Tinduf (Argelia), en los campamentos de población refugiada saharaui donde viven centenares de miles de personas desde la ocupación marroquí. Desde allí llegan los miles de niños y niñas a España en verano dentro del programa Vacaciones en Paz. Y de vuelta a Madrid se hace un repaso a los últimos acontecimientos que tienen como protagonista al Gobierno de Pedro Sánchez y la carta enviada en 2022 a Mohamed VI avalando sus planes de autonomía para el territorio saharaui.
Lo que ha pasado, para Casielles, "es muy nítido" y en la sucesión de acontecimientos (Brahim Gali, presión migratoria en Ceuta y la decisión política de Sánchez) "se ve de una manera innegable cómo es el mecanismo de acción y respuesta entre Marruecos y España". Toda esta historia tiene un eje, el "chantaje". "La Marcha Verde fue el primer chantaje que se aceptó. Lo que nos queda muy claro es que hay puertas enraizadas dentro de las relaciones bilaterales que no permiten que cambien las cosas", añade.
La autora reconoce que la situación del conflicto es "descorazonadora". Apunta a las conexiones empresariales del PSOE en Marruecos y considera que "la pequeña aldea gala del Sáhara, igual que ocurre con Palestina, está siendo el interruptor de algo mucho más grande". Para Casielles, el saharaui "es un pueblo que ha tenido la mala suerte de ser el botón que abrocha un montón de cosas que van mucho más allá". Pide que se cumpla la legalidad internacional y para ello solo queda apelar a la sociedad civil y la opinión pública. "¿Qué necesitamos para movilizarnos y exigir que se cumpla con una responsabilidad colectiva y que sigue siendo una vergüenza?", concluye.
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