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Ken Follett, cronista del siglo XX

El escritor presentó ayer 'La caída de los gigantes', el primero de una trilogía de libros que recorre los últimos cien años

PAULA CORROTO

Como si regresara de principios del siglo XX a través de un viaje en el tiempo en un tren de vapor. Así se presentó ayer el escritor Ken Follett (Cardiff, Gales, 1949) en la antigua estación de Delicias de Madrid, hoy convertida en el Museo del Ferrocarril. Enfundado en un traje gris, con su abundante pelo canoso, se plantó ante una nube de fotógrafos dispuestos a inmortalizar al escritor que más libros ha vendido en España en los últimos diez años.

Las cifras son incontestables. De su último gran proyecto, el novelón de mil páginas La caída de los gigantes (Plaza & Janés), que retrata la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa, ha vendido en el mundo hispanohablante 100.000 ejemplares en sólo dos semanas. Un empuje que ya venía de Los pilares de la tierra, novela de la cual ya se han despachado cinco millones de ejemplares en España desde 1989. Con estos datos, el show del británico estaba servido.

'La caída de los gigantes es una novela, no un libro de historia', afirmó tras sentarse en una silla también de principios del siglo XX en un escenario preparado para la ocasión. Sin embargo no ocultó la ambición que esconde la monumental obra: 'Quería escribir sobre el siglo XX porque es un periodo de violencia, pero también en él nació la democracia. Y nadie se había enfrentado hasta ahora a este reto. Además, quería que el lector entendiera cómo se llegó a la I Guerra Mundial cuando nadie la quería o por qué la Revolución Rusa fue una llama de esperanza'. En cuanto a las diferencias de tratar la Edad Media o el pasado siglo, Follett manifestó que 'en esta ocasión tuve que ser más cauteloso y documentarme más. En los otros libros podía imaginar más cosas'.

La caída de los gigantes es el primer volumen de una trilogía titulada The century. Próximamente llegará la segunda parte, El invierno del mundo, sobre la II Guerra Mundial, y la tercera, sobre la Guerra Fría. En este primer tomo, ambientado entre 1911 y 1924, el escritor presenta a las cinco familias que canalizarán los tres libros: los aristócratas ingleses que defienden sus privilegios, los mineros galeses que luchan por sus derechos, los diplomáticos alemanes que preservan la imagen su país, dos hermanos rusos influidos por el discurso revolucionario y los estadounidenses que miran a la Europa que se desmorona.

Todos ellos se entrecruzan mediante relaciones amorosas y de conflicto laboral y bélico, creando un melodrama mastodóntico. 'No he podido cortar páginas. Una novela como esta tenía que ser así de larga. Y, de hecho, he dejado muchas cosas fuera', aseguró.

Además del relato de algunos de los grandes sucesos como la toma del Palacio de Invierno o la batalla de Somme, el énfasis de La caída de los gigantes el título alude al fin de los grandes imperios está en la defensa de las ideas progresistas que comenzaron a brotar en aquella época, como el sufragio universal y los derechos de los trabajadores. El escritor, que en los años setenta participó en las actividades del Partido Laborista, donde conoció a su mujer, la diputada Barbara Follett, señaló, sin embargo, que la novela no tiene un único punto de vista político. 'Uno no puede escribir una buena novela si esta tiene la ideología del escritor. Por tanto, mi ideología no afecta a lo que escribo, aunque los valores que yo defiendo sí están de manera subyacente', reconoció.

'Si la historia toca el corazón de las personas puede ser un best seller'

Follett, que afirma twittear dos o tres veces por semana, tiene su propia fórmula para ser un best seller: 'No importa cuan bien esté escrito o lo inteligente que sea. Si la historia toca el corazón de las personas puede ser un best seller'.

Pero él no sólo ha tenido éxito con los libros. La miniserie sobre Los pilares de la tierra ha roto las audiencias y habrá otra sobre Un mundo sin fin. De la última novela no se lo plantea. 'Tiene tantos exteriores que sería muy cara', finalizó entre flashes y autógrafos.

 

 

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