Este artículo se publicó hace 9 años.
Un escándalo por acoso sexual apaga la estrella del más famoso 'cazador de planetas'
Geoffrey Marcy dimite tras las denuncias de varias alumnas que lo señalan como autor de delitos de acoso sexual desde hace al menos 10 años. Su Universidad trató de ocultarlo.
"Es una práctica habitual", dice la presidenta de la Sociedad Americana de Astronomía.
Malen Ruiz de Elvira
-Actualizado a
MADRID.- Geoffrey Marcy es un famoso buscador de planetas que orbitan otras estrellas diferentes del Sol, los llamados exoplanetas, cuyo hallazgo supuso hace justo 20 años un cambio de paradigma en la astronomía. Marcy era catedrático de la respetada Universidad de California en Berkeley. Hace unos días, el 14 de octubre, presentó su dimisión tras una investigación interna iniciada el año pasado que confirmó las acusaciones presentadas por varias antiguas alumnas suyas de practicar el acoso sexual desde al menos hace 10 años.
La dimisión fue aceptada por la universidad, cuyos máximos responsables han calificado la conducta de Marcy de “despreciable e inaceptable”. Sin embargo, cuando la investigación llegó a su fin hace tres meses, la universidad quiso evitar la salida de Marcy con un “acuerdo” para que se portase bien en el futuro, y mantuvo todo en secreto hasta que una web lo reveló a principios de este mes. El revuelo ha sido enorme desde entonces en la comunidad universitaria.
Se puede pensar que se trata de un caso aislado que se ha convertido en un escándalo dada la fama de Marcy, pero al parecer el acoso sexual es un fenómeno bastante habitual en la astronomía
Se puede pensar que se trata de un caso aislado que se ha convertido en un escándalo dada la fama de Marcy, pero al parecer el acoso sexual es un fenómeno bastante habitual en la astronomía, como han reconocido tanto la directora como el comité ejecutivo de la Sociedad Americana de Astronomía (AAS), la comunidad astronómica más numerosa del mundo.
El caso de Marcy ha derivado ya, en muy pocos días, en un franco examen de conciencia en el seno de esta asociación centenaria sobre las perversas consecuencias personales y profesionales del acoso para las estudiantes y astrónomas que tienen la desgracia de sufrirlo, y sobre cómo evitarlo. Y ello tanto en la astronomía profesional como entre los muy numerosos astrónomos aficionados que en este área científica cumplen un importante papel.
En un artículo publicado en la revista Scientific American el 14 de octubre, Meg Urry, presidenta de la AAS, comenta que ha sido testigo de cómo el acoso sexual ha echado a mujeres de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas cuando estaban en las primeras etapas de su carrera. “Me enoja que tantas mujeres brillantes, ambiciosas y entusiastas hayan visto cómo se desvanecían sus sueños y me entristece que el mundo no se beneficie de los descubrimientos e innovaciones que nos podrían haber dado”, afirma.
“Mujeres brillantes, ambiciosas y entusiastas han visto cómo se desvanecían sus sueños. Me entristece que el mundo no se beneficie de los descubrimientos e innovaciones que nos podrían haber dado”
Urry es tajante sobre los casos más comunes, en los que el desequilibrio de poder entre profesor masculino y estudiante femenina es obvio: “Los profesores no pueden ligar con estudiantes, punto”. En todo caso, afirma, cualquier relación debe ser pública, para evitar que si las cosas se tuercen la consecuencia sea que el profesor minusvalore el trabajo de la estudiante y provoque su fracaso profesional.
El comité ejecutivo de la AAS se pronunció sobre el caso un día después, con algunas precisiones. Al parecer ha habido cuatro denuncias, de las cuales dos son de “respetadas socias nuestras”, afirma, aunque otras fuentes señalan que el comportamiento de Marcy era un secreto a voces desde hace muchos años. La asociación recuerda sus códigos ético y antiacoso y manifiesta su apoyo a las denunciantes, que “arriesgan su estatus profesional para proteger a otras de abusos similares”. También asegura que se tomarán medidas contra los miembros que violen las normas.
Por su parte, el director del departamento de astronomía de la Universidad de Yale, Pieter van Dokkum, mandó un mensaje sobre el caso Marcy en el que admitía: “Tenemos que reconocer la realidad, que el comportamiento predador está extendido, y debemos estar alerta para detectar los síntomas”.
Algunas fuentes señalan que el comportamiento de
Marcy era un secreto a voces desde hace muchos años
Antes de su dimisión, el 7 de octubre, Marcy emitió un comunicado en el que pedía perdón por sus “errores” y a las mujeres afectadas. Reconocía un comportamiento no apropiado y aseguraba que había cambiado en los últimos tiempos, pero eso fue antes de que se viera obligado a dimitir.
Cuando los astrónomos europeos Michel Mayor y Didier Queloz anunciaron en un congreso hace 20 años el descubrimiento del primer exoplaneta, Marcy y su entonces colega, el australiano Paul Butler, fueron los primeros en confirmarlo y se llevaron un gran disgusto, porque pretendían pasar a la historia como los pioneros en un área en la que se sucedían los anuncios que no se confirmaban después. Desde entonces, en parte por la competencia con Europa, Marcy obtuvo los medios necesarios —materiales y humanos— para pisar el acelerador en su trabajo y se preocupó mucho también de divulgar sus logros, hasta hacerse muy famoso entre el público en general.
Con sus colegas Marcy estuvo implicado en el descubrimiento de 70 de los primeros 100 exoplanetas descubiertos. Actualmente es coinvestigador del satélite Kepler, que ha detectado ya 4.500 cuerpos celestes candidatos a ser planetas extrasolares. También participaba en un nuevo proyecto para detectar vida extraterrestre financiado por un millonario ruso. Su comportamiento ha puesto fin a todos los efectos a una carrera científica de éxito pero también ha servido de aldabonazo para intentar acabar con la indiferencia y la falta de atención hacia un problema grave en la ciencia.
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