Este artículo se publicó hace 16 años.
Victorio y Lucchino más VyL que nunca
Victorio & Lucchino entró en el mundo de las novias convulsionando al sector con líneas rompedoras de sirena, volantes de caracola y su modelo Esencia, que años después sigue siendo el más pedido por sus clientes y al que hoy han rendido un homenaje con una colección de alta costura sobresaliente en líneas, tejidos, hechuras y puesta en escena.
Convertidos en el principal reclamo de la Pasarela Gaudí Novias, que este año usa una de sus creaciones como cartel anunciador del evento, los sevillanos José Víctor Rodríguez y José Luís Medina (V&L), los únicos que han tenido que añadir casi un centenar de asientos en la sala de desfiles, han ofrecido una colección riquísima a base de crepes, organizas, gasas, encajes y brocados, todo en tonos vainilla, porque opinan que favorece más a las novias que el blanco nieve, que resulta hiriente.
Los trajes sirena, magistrales y con un sello muy andaluz, se han intercalado con vestidos de escotes balconet, y con bajos abullonados, espaldas muy cuidadas, colas transparentes con volantes escondidos en tul, y primorosos abrigos de organza, todo lleno de laboriosos detalles como puntos de nido de abeja, vainicas, fruncidos y aplicaciones.
Confiesan que la importancia internacional de la Barcelona Bridal Week, a la que este año asisten más de 400 medios de comunicación de 20 países, ha hecho que casi la mitad de su producción salga al extranjero y que en estos momentos de crisis vendan más vestidos de novia que nunca.
Muy esperado también Antonio Miró, que por primera vez ha presentado en pasarela una colección de trajes de ceremonia para hombre tras la buena acogida que el año pasado tuvo una primera que sólo se vio en tiendas y que ha definido como "muy mía porque es para hombres que no quieren ir disfrazados".
La colección, casi como de calle pero hecha con telas más ricas y buscadas, se basa en cuatro conceptos de color, granates, azul, gris y en dorados, tonos que también ha empleado la firma Javier Arnaiz, que ha marcado más los hombros y la cintura de las americanas y que también ha utilizado el blanco y detalles de cristales en botones, cinturones y en las camisas.
En esta 18 edición casi todos los diseñadores han coincidido en utilizar cuentas de cristal para adornar y enriquecer los vestidos de novia, que ya no son blancos, recatados, ni pomposos, sino que se conciben como si fueran trajes de noche para deslumbrar.
"Ahora son las novias y no las madres las que escogen", dice José María Peiró, alma de White Day, y esto se nota porque quieren sentirse muy cómodas y ellas mismas.
La firma, que ha calzado a las modelos con alpargatas de telas nobles, propone vestidos tipo túnica sin costura y cortados al bies, forros de raso de seda y capas de distintos tejidos para dar profundidad al conjunto.
Josep María Peiró también cose detalles de cristal propios de la casa, y vestidos con escote balconet y hombros al descubierto, pero apuesta básicamente por faldas evasé de mucha caída.
Mucha palabra de honor, cuerpos de sirena con faldas vaporosas, superposiciones de texturas y un buen trabajo artesanal en los trajes ha sido lo más destacado de Hanníbal Laguna, que ha tenido que vestir modelos muy delgadas que resultaban poco creíbles como novias.
Jesús del Pozo, el primero en salir hoy, ha presentado una aburrida colección en tonos marfil con toques tostado en la que ha destacado un vestido con falda de volantes en vertical y un cuerpo drapeado, y que ha cerrado con un inoportuno vestido de fiesta granate.
La mayor frescura ha llegado de la mano de YolanCris, una firma catalana que se ha estrenado en solitario en la pasarela, que tiene detrás a Mercedes Álvarez y a sus dos hijas, Yolanda y Cristina, que han mostrado vestidos de aires años 30 con reminiscencia de Ibiza y toques estilosos.
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