Silvio Berlusconi va de traspiés en traspiés. Este lunes fracasó en Italia un referéndum que el primer ministro italiano veía como un primer paso para ganar más poder en el país. La fiscalía de Bari, además, investiga cinco de sus fiestas por presunta presencia de prostitutas y consumo de cocaína. Y arrecia también el debate sobre los problemas de seguridad que ocasionan sus juergas.

Al menos 30 chicas se infiltraron en el palacio oficial Grazioli, en Roma, sin pasar los controles adecuados, igual que en su mansión de Villa Certosa. En ambas residencias el primer ministro recibe también a mandatarios de otros países.

Las chicas grabaron conversaciones y se hicieron fotos, algunas de las cuales han acabado en la prensa. La pregunta que recorre Italia es si Berlusconi no sólo se ha convertido en blanco de posibles chantajes, sino si también ha puesto en riesgo la seguridad de otros gobernantes.

El referéndum de este lunes declarado inválido porque la participación no llegó al mínimo exigido del 50% preveía derogar una disposición de la ley electoral que hubiera mejorado las posibilidades electorales de partidos grandes como el suyo, el Pueblo de la Libertad, a la vez que hubiera reducido el poder de los pequeños y medianos, entre ellos su incómodo socio en el Gobierno, la Liga Norte.

Hace un mes, en pleno auge de su popularidad tras el terremoto en los Abruzos, Berlusconi defendió el referéndum a capa y espada. Pero en las elecciones del 7 de junio Il Cavaliere cedió dos puntos respecto a la última cita electoral y se encontró a su lado una Liga crecida con los votos que a él le faltaron. Con el nuevo equilibrio de poder, a Berlusconi no le quedó más remedio que plegar velas y aparcar la campaña.